Las enormes turbinas de los aerogeneradores se han convertido en uno de los nuevos peligros de la energía renovable. Estas torres de acero, provistas de palas de más de 80 metros que giran en una góndola de más de 200 metros de largo, colapsan, como ha ocurrido en EE UU.
El problema se centra en las enormes hojas, un fallo que está tratando de arreglar General Electric para evitar futuros errores. En Europa, estos mismos fallos también se han repetido, así como la caída total de la torre, como ha ocurrido recientemente en un parque eólico gallego. El fabricante en este caso era Vestas.
Estamos viendo que estos fallos ocurren en un período de tiempo más corto en las nuevas turbinas y es bastante preocupante
Los fallos, además, no son hechos aislados y se producen con mayor frecuencia de la deseada, según han asegurado veteranos de esta industria a Bloomberg. Hasta ahora, los problemas de los aerogeneradores se centraban en los cuellos de botella y problemas de suministro. De hecho, fue el argumento esgrimido para dar rienda a la oleada de despidos en el sector tras el tirón de los últimos años, donde las cotizadas como Vestas y Siemens Gamesa alcanzaron máximos históricos.
LOS COSTES DEL SEGURO PONEN EN RIESGO LOS AEROGENERADORES
Y es que, tras un 2021 de ensueño, los pedidos de aerogeneradores se desplomaron. La razón que dieron estos fabricantes era que el mercado pedía turbinas más grandes para poder amortizar lo antes posible la inversión. No obstante, estas gigantescas torres tienen graves fallos y cuestan no sólo a los compradores, sino también a aseguradoras y bancos, cientos de millones de euros en costes, así como también unos elevados costes y pérdidas para los fabricantes. En resumen, un negocio ruinoso.
En este sentido, los fabricantes han invertido cientos de millones para agrandar las líneas y dar cabida a las palas, así como una mayor rapidez en la producción. Una carrera que se ha convertido en la principal culpable de esta situación, según apuntan fuentes de la industria a la citada agencia. «Estamos viendo que estos fallos ocurren en un período de tiempo más corto en las nuevas turbinas y es bastante preocupante», según ha asegurado Fraser McLachlan, consejero delegado de GCube Underwriting. Se trata de una aseguradora con sede en Londres con 3.500 millones en este tipo de activos repartidos por 38 países.
Por este motivo se han incrementado el precio de las pólizas de seguro de los aerogeneradores, un contratiempo que daña las cuentas de los fabricantes y un revés en el impulso de este tipo de energía para luchar contra el cambio climático y poder eliminar el combustible fósil. Asimismo, cuánto más tiempo pase sin arreglar estos errores, peores serán las consecuencias. En concreto, mayores primas de seguro o bien límites en las coberturas, que sería la puntilla al sector.
GRAVES FALLOS EN PALAS Y NUEVAS TURBINAS
Los fabricantes aseguran que estas turbinas más potentes son todo un reto, así como la mejora de la operativa para poder fabricarlas. De hecho, pondrán freno a los nuevos diseños para contener costes. «La rápida innovación pone a prueba la cadena de suministro y la fabricación», según asegura Larry Culp, consejero delegado de General Electric. «Lleva tiempo -continúa- estabilizar la nueva producción y la calidad de los nuevos productos», ha sostenido.
La industria mantiene en secreto el número de accidentes en este tipo de turbinas, pero tanto Vestas como General Electric han asegurado que hay un número significativo de aerogeneradores parados. Asimismo, Siemens ha revisado a la baja sus estimaciones de beneficio para 2023 debido a los sobrecostes causados por los fallos en las turbinas de Siemens Gamesa.
Como ejemplos de estos fallos, Bloomberg expone el colapso de una turbina de casi 240 metros en Alemania en septiembre de 2021. En marzo del pasado año, cayó una gran turbina en Lituania; y otra pala se desprendió en Suecia el pasado mes de julio. En ese mismo mes y en Medinilla de Dehesa (Burgos) ardía otra turbina, como ha ocurrido hace unos días en O Penedo do Galo (Lugo), provocando un incendio de monte bajo en la zona. Estos accidentes se producen desde hace años y aún está en la retina el abrazo final de dos operarios a más de 60 metros de altura en una turbina incendiada de Vestas.
Todos estos accidentes han ocurrido en tierra, pero la eólica marina tampoco se libra de los errores. Orsted, desarrollador de parques eólicos más grande del mundo, pidió detener el tráfico marítimo después de la caída de varias palas frente a las costas de Dinamarca. La noticia cayó como un jarro de agua fría para Siemens Gamesa, que registró un fuerte desplome al ser el fabricante.
LA EÓLICA MARINA DE SIEMENS GAMESA TAMBIÉN REGISTRA FALLOS
Con estos aerogeneradores, los fabricantes se lanzaban a proyectos más ambiciosos, con menos equipo, para generar la misma cantidad de energía. Los planes pasan por fabricar palas tan grandes como el largo de un campo de fútbol como el Camp Nou, instalar menos aerogeneradores y producir más energía. Todo con la finalidad de reducir los costes y una de las principales razones por la que es una energía tan barata.
Con la irrupción de la pandemia y los problemas de suministros, los fabricantes han registrado importantes impactos negativos en sus cuentas. Los proyectos de inversión se han ralentizado y la eólica marina en EE UU se ha visto afectada. Toda la atención se centra en los fabricantes de turbinas, que han modificado sus diseños y han registrado importantes retrasos mientras se incrementaba la eólica terrestre.
Entre 2020 y 2021, Vestas ha duplicado sus provisiones de garantía a 1.200 millones debido a la falta de preparación ante la gran cantidad de productos de los fabricantes. «Necesitamos una industria eólica rentable, escalable y madurar toda la cadena de valor para optimizar los procesos», según ha asegurado en un comunicado.
General Electric, por su parte, espera reducir los costes en unos 600 millones de dólares, prácticamente la mitad de los registrados en 2021 y mejorar significativamente la deuda, según señaló el pasado mes de enero en la presentación de resultados. Para ello, ha despedido a casi 200 personas en España.