Que IAG, el consorcio británico español de aerolíneas que tiene el control de Iberia, está atravesando turbulencias ya se conocía (en lo que va de año se desploma un 18%), aunque lo que no se tenía tan presente es que el futuro a corto y medio plazo de la compañía pinta mucho peor de lo que se pensaba. Sirva como aviso para navegantes que su máximo dirigente, Willie Walsh, ha ordenado vender hasta un tercio de sus títulos. Aunque eso sí reconoció ante los inversores (durante la Conference Call) que se debe a «una obligación financiera pendiente con mi ex esposa».
Los problemas maritales de Walsh le han obligado a ejecutar la venta de un tercio de su posición, que ascendía a más de dos millones de títulos, en la compañía en tres grandes bloques: el primero, compuesto por 350.000 títulos, se realizó el pasado 10 de mayo a un precio de 5,84 euros, se trata del mismo día (viernes) que la firma hacía públicas sus cuentas del primer trimestre y que el propio consejero explicó a los analistas. El segundo, que contenía 300.000 acciones, lo ejecutó en la siguiente sesión al mismo precio que el primero, mientras que al día siguiente puso en el mercado el tercer y último bloque con otros 50.000 derechos y por los que recibió 5,83 euros por cada uno.
Una parte importante de las acciones que ha puesto en el mercado el consejero delegado de la aerolína, todavía conserva una participación de 1,3 millones de acciones que supone algo más de 7,4 millones de euros, proceden de pagos de la propia compañía como remuneración a sus consejeros ejecutivos y directivos de la sociedad. En concreto, se trata del Plan de Diferimiento de Incentivos de 2019 y del Plan de Acciones por Desempeño también de 2019, por el que Walsh percibió recientemente hasta 392.544 acciones (valoradas en aquel momento en más de 2,22 millones de euros).
Aunque no fue el único, ya que hasta 12 consejeros y directivos se han beneficiado de esta modalidad de pago, entre los que destacan: Enrique Dupuy, consejero ejecutivo, con 191.266 acciones; Luis Gallego, presidente ejecutivo de Iberia, que se embolsó 211.997 acciones o Javier Sánchez Prieto, presidente y consejero delegado de Vueling, que se embolsó 170.741 acciones.
WALSH ES UNA VOZ MUY AUTORIZADA EN EL SECTOR
El movimiento de Walsh, obligado por su especial situación, tiene especial repercusión por distintas razones: primero, porque es un momento muy delicado para la aerolínea británico española, tanto por la situación del sector como por la suya propia. En condiciones normales, la venta de acciones de una compañía se realiza porque la misma ha escalado con fuerza y su valor supera el denominado precio objetivo, pero la situación de IAG es totalmente la contraria. De hecho, se ha desplomado en lo que va de año un 18%, un porcentaje superior al de sus otros pares como Air France (-13,9%), Easyjet (-8,9%), Lufthansa (-8,96%) y Ryanair (-1,95%). Aunque el derrumbe supera el 28% si nos vamos 12 meses atrás, por lo que el máximo dirigente de la compañía podría estar pensando que la firma todavía no ha tocado suelo.
Willie Walsh es una de las voces más respetadas del sector y el que, probablemente, mejor conozca a la compañía por dentro. A lo largo de la última década, el ejecutivo ha pasado de ser el consejero delegado de BA a tomar el mando de uno de los mayores grupos aéreos del mundo, entre las que se encuentra Iberia. Además, en 2015 fue elegido mejor CEO de España por la revista Forbes. Por último, en 2016 fue nombrado presidente de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés).
Por último, también importa (y mucho) la estrategia de venta seguida, para la que el ejecutivo no ha dado detalles de porque se escogieron dichas fechas. Walsh aprovechó el rebote (de casi el 3%) que experimentó la aerolínea que incluye a la española Iberia tras el fuerte desplome que sufrió, del 8,4%, entre el martes 7 de mayo y el jueves 9 de mayo, apoyada especialmente porque los resultados no fueron tan malos como se esperaba. De hecho, el ejecutivo logró beneficiarse de las únicas tres subidas, que se produjeron seguidas a los resultados, que registró la compañía en lo que iba de mes para vender un tercio de sus acciones. Una vez en el mercado dichos títulos, la cotización ha seguido cayendo hasta tocar los 5,715 euros por acción, lo que supone un retroceso (respecto del precio de venta) del 2,1% en apenas cuatro sesiones.
IAG GOLPEADA POR EL BREXIT Y LA MALA MARCHA DEL SECTOR
El ejecutivo se valió de las cuentas presentadas relativas al primer trimestre para vender sus acciones gracias a que la firma mejoró en algunos aspectos claves para los inversores. De hecho, pese a ser débiles, batieron «expectativas en términos de ingresos y beneficio por acción» y destacó «positivamente» la reducción del endeudamiento, puso de relieve el equipo de análisis de Bankinter.
Pero los malos datos de IAG no son los únicos, ya que el resto de aerolíneas ha seguido su estela. El último en presentar malas cifras ha sido Easyjet que ha ganado un 29% menos en el primer trimestre del 2019. “En definitiva, resultados débiles que tendrán un impacto negativo (…) y que refuerzan nuestra visión de Vender Ryanair y el sector aerolíneas”, concluyen desde el departamento de Análisis de Bankinter.
Noticia actualizada por el autor a las 18:43.