lunes, 25 noviembre 2024

Ticketmaster suma otro desastre Europeo en plena audiencia del Senado de EE.UU

Ya hemos mencionado la incómoda situación a la que se enfrenta Ticketmaster en el senado de Estados Unidos en el que, tanto demócratas como republicanos, consideran que su fusión mantenida con Live Nation puede romper con las leyes antimonopolios del país. Una sentencia que de confirmarse cambiaría como funciona su negocio no solo allí sino en el resto del planeta, incluyendo a Europa y, por supuesto, a España. Pero además la gira de Beyoncé ha sumado otra controversia al servicio, y otra larga lista de quejas de fanáticos.

Al parecer la falta de competencia ha hecho que se descuiden en el funcionamiento de sus páginas web durante la venta de entradas de la intérprete de ‘Break My Soul’. Tanto en los procesos de venta como de reventa de entradas se ha visto como esta fallaba, dejando a los usuarios fuera de la cola virtual en la que en ocasiones tenían horas y que cuando finalmente lograban volver a la misma los precios habían subido, gracias al controversial «precio dinámico» que estiró las entradas de Bruce Springsteen por encima de los 1000 dólares en USA, o directamente se había agotado.

Lo cierto es que es un problema repetitivo. Casos como este se leyeron también en la gira estadounidense de Taylor Swift o la europea de los Arctic Monkeys. Es un problema que se suma a la cada vez más larga lista de dificultades que afronta la empresa, pero que parece ignorar dado que en la práctica no hay ningún competidor que pueda siquiera rasguñar su exorbitante cuota de mercado, entre 50% y 70% dependiendo del país. 

EL PROBLEMA TICKETMASTER

Lo cierto es que cuando una empresa funciona como el conglomerado Live Nation Entertainment, el conglomerado que incluye no solo a Live Nation, sino también a Ticketmaster, es normal que este tipo de fallas empiecen a ser comunes. Es que es difícil que la empresa se preocupe por mejorar su servicio cuando no existe otra página a la que poder recurrir cuando pasan por España, o buena parte de Europa, los artistas internacionales.

Pero su tamaño sigue siendo un tema costernante. Lo peor es que además de ya ocupar los grandes estadios con acuerdos previos, espacios necesarios para empresas que quieran poder competir eventualmente con el gigante de lo contrario es como lidiar con la estrella de la muerte con un tirachinas, empiezan a meter conciertos en salas. Ya en su web se pueden ver eventos en los próximos meses para locales como La Riviera o Razzmatazz y aunque aún se mantienen en salas grandes al menos en Madrid no parecen lejanos espacios icónicos como la Eslava o la sala el Sol.

Es que el modelo de la empresa poco a poco ha convertido la música en vivo en un negocio de hiperlujo. Lo que antes era un lugar de encuentro se ha transformado en un lugar para influencers privilegiados, perfectos para el modelo de la empresa que cuenta con poder vender cervezas por encima de los 10 euros y mercancía de los artistas por encima de los 100. Por eso es que tanto músicos como promotores han seguido tan de cerca el caso de Estados Unidos, que en el fondo podría darle oxígeno a toda la industria. 

DE TODOS MODOS SE AGOTAN

No deja de ser importante señalar que a pesar de los problemas en su web, las criticas por los precios o los señalamientos de fanáticos y artistas es la empresa puede mantener este monopolio porque se agotan las entradas. Es facil notarlo al ver casos como el Beyoncé o Madonna que han vendido casi todo el aforo y las pocas entradas que quedan son aquellas cuyo precio supera los 500 euros, y que aún tienen varios meses para vender. 

Tampoco es que haya muchas más opciones que lidiar con todos estos problemas si se quiere ver a los artistas en tarima. Si bien algunos fanáticos le han dado la espalda a la situación, como se nota con la desaparición de la revista del club de seguidores de Springsteen que asumieron que sus lectores históricos simplemente no podría pagar por su nueva gira. Es un drama que pasa desapercibido por no parecer tan importante frente a problemas ciertamente de mayor envergadura.

Toca esperar para saber si en efecto el congreso de Estados Unidos se atreverá a romper la fusión de ambas empresas, o si alguna de las controversias de este lado del charco los ponen frente a Bruselas. Pero de momento no hay más opciones que lidiar con Live Nation y Ticketmaster o ignorar los grandes conciertos.


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