Bárbara Rey ha confirmado en Atresmedia lo que lleva insinuando 25 años: que fue una de las íntimas de Juan Carlos de Borbón, exiliado en Emiratos Árabes con la reputación por los tobillos tras airearse sus negocios irregulares.
La vedette totanera ha hecho caja con Atresmedia, que ha dosificado con elegancia la relación entre el rey emérito y la Rey a través de una estupenda serie de Atresplayer Premium, ‘Cristo y Rey’, que solo yerra al haber aceptado el calculado guión de la susodicha.
Bárbara Rey se ha dejado ver por ‘Y ahora Sonsoles’ de Antena 3, ‘Más vale tarde’ de La Sexta y ‘Cuerpos especiales’ de Europa FM, cadena radiofónica en la que se prestó a parodiar el famoso ‘Deluxe’ en el que contó su «noche de amor» con Chelo García Cortés.
Mediaset, compuesta y sin munición tras décadas de espera, se ha quedado sin un culebrón que podría haber insuflado mucha fuerza al alicaído ‘Sálvame’, que esperaba paladear este scoop desde sus inicios, allá por 2009.
BÁRBARA Y EL REY
«Me hubiese gustado que no hubiese ocurrido nunca. No ha sido bueno para mí». Con estas palabras Bárbara intenta destrozar el relato que dice que ella no fue la víctima del emérito, sino que se benefició de sus relaciones con este para conseguir contratos en TVE y el extinto Canal Nou.
La artista, además, se embolsó generosas cantidades de los fondos reservados que le entregó el CNI (al menos 26 millones de pesetas en 1996 a través de Luxemburgo, tal y como desveló Manuel Cerdán, en unos pagos que se prolongaron hasta 2004, según José Bono).
La artista se embolsó generosas cantidades de los fondos reservados que le entregó el CNI
Estas verdades destrozarían la intentona de Barbara Rey de venderse como una víctima del amor que sintió hacia Ángel Cristo o Juan Carlos de Borbón, y la convertirían en una presunta chantajista que obtuvo dinero público con el fin de pagar sus múltiples deudas provocadas por el juego.
Así cambia el cuento que ha comprado Atresmedia, que produjo una inofensiva serie documental firmada por la productora de Ana Pastor, y que no desmonta Mediaset, que al menos alumbró un estupendo trabajo (‘Salvar al rey’) que se vio capado por HBO Max.
UN CUARTO DE SIGLO DESPUÉS
Bárbara Rey narra ahora lo que estuvo a punto de contar en 1997 tras perder su silla en TVE. Aquel verano insinuó que Manolo Prado y Colón de Carvajal habría ordenado el robo de cintas comprometedoras en su casa.
El 18 de julio de 1997 ‘El País’ informó sobre el escandaloso enfado de la vedette en los pasillos de Canal Nou porque no le dejaron participar en una edición de ‘Tómbola’ que iba a versar sobre su cercanía con el entonces monarca.
El 18 de julio de 1997 ‘El País’ informó sobre el escandaloso enfado de la vedette en los pasillos de Canal Nou
«Los responsables del programa de cotilleos Tómbola, que se emite en las televisiones autonómicas Canal 9, Telemadrid y Canal Sur, impidieron la participación de Bárbara Rey en la emisión del jueves, a pesar de haber sido anunciada su presencia. Responsables de la productora señalaron a la actriz que habían recibido ‘órdenes superiores’ que impedían su intervención, según explicó ayer la propia actriz a este periódico. Bárbara Rey se negó a abandonar las instalaciones en virtud del contrato que había firmado. La productora aseguró que cobraría los dos millones de pesetas estipulados, aun sin intervenir en el programa», añadió.
El diario de Prisa explicó que Bárbara Rey había denunciado ante la policía «el robo en su domicilio de documentos, carretes fotográficos y cintas de vídeo en las que se implica a personas importantes de este país por ser comprometedoras para ambos» según el texto de la denuncia, presentada el pasado día 6 en una comisaría de Madrid. La actriz afirma que el robo pudo ser ordenado por el aristócrata Manuel Prado y Colón de Carvajal, implicado en el caso De la Rosa, a quien acusa también de coacciones. Una fotocopia de la denuncia, junto a varios folios en los que se relatan las supuestas presiones sufridas por Bárbara Rey, llegó de forma anónima el pasado miércoles a las redacciones de varios medios de comunicación.
Tres años después de la polémica expulsión del plató, la vedette era contratada en el canal de la Comunidad Valenciana para conducir un espacio gastronómico que se mantuvo cinco años en antena pese a sus discretos números de audiencia y que tuvo coste total de cinco millones de euros.