Solo con acercarse al pabellón de Vueling en el Fitur una de sus prioridades para este año se hace evidente: La sostenibilidad. Es que más que compartir nuevos destinos o incluso presumir de su nivel de puntualidad la empresa Low Cost ha entendido que debe presentarse no solo como una opción de costo bajo, sino que también es necesario demostrar emisiones bajas.
Por eso, como bien lo cuenta, Franc Sanmartí director de sostenibilidad y asuntos gubernamentales para la aerolínea, han apostado por el uso de los combustibles SAF. Fabricados a través de materiales naturales, desde desechos reciclables hasta huesos de aceitunas. Su uso produce considerablemente menos carbono por vuelo que los combustibles tradicionales, y puede cuidar la posición del avión frente a otras formas de transporte que siguen creciendo.
«El SAF una de nuestras iniciativas estrellas», asegura Sanmartí dejando bastante claro que la diferencia que pueden marcar este tipo de tecnologías, incluso con el objetivo de reemplazar ‘solo’ el 10% del combustible usado por los aviones, el objetivo que tienen para 2030, significaría eliminar al año el mismo CO2 que generarían unos «100 viajes entra la tierra y la luna». Este dato lo señala con bastante orgullo.
UNA TRANSICIÓN QUE YA ESTÁ EN CAMINO EN VUELING
Otro punto que se presume desde la aerolínea es que ya tienen aviones volando con combustible SAF, antes de la fecha en la que desde Bruselas les exigen (2025). Es cierto que aún es un porcentaje pequeño, pero ya han tenido un par de experimentos reales para probar el efecto que tienen carburantes sustentables en el CO2. Desde vuelos alimentados con huesos de aceituna hasta un viaje a Lyon donde consiguieron disminuir las emisiones en un 72%.
El objetivo para 2030, significaría eliminar al año el mismo CO2 que generarían unos «100 viajes entra la tierra y la luna».
Sin embargo, el ejecutivo prefiere no quedarse únicamente con estos dos ejemplos, aunque admite que son buenos para generar titulares, sino en el trabajo del día a día se hace para transformar la aviación. Es un esfuerzo que desde Vueling, y desde IAG su casa matriz, se hace, aunque admiten que además es importante educar a los posibles pasajeros.
Aunque según repite Sanmartí la aviación solo genera el «2% de las emisiones de Carbono» causadas por el hombre sabe que para muchos de sus posibles clientes han ganado mala fama. Por tanto, señala la importancia de esta iniciativa no solo con respecto a sustentabilidad, claramente la prioridad, sino que es parte importante de los esfuerzos necesarios para que las aerolíneas puedan cuidar su cuota de mercado.
Además, el ir avanzando en la transición, y trabajar para aumentar la producción del SAF. Esto no solo le permitiría cubrir un mayor porcentaje de su necesidad de combustible, sino que esperan que también sirva para bajar el precio del mismo, de modo que este mayor costo de producción no se traduzca en un aumento demasiado alto del costo de pasajes para los pasajeros.
LA NECESIDAD DE UN CAMBIO DE TODO EL SECTOR
Para la empresa esta transformación no puede ser únicamente de ellos, sino que debe pasar por todo el sector aeronáutico. Un compromiso que según Sanmartí está en pie y avanzando, aunque acepta que no sabe el paso a paso de los proyectos más allá de IAG. De cualquier modo asume que tienen que pasar por estrategias de combustibles parecidas dado que la electrificación no es viable para elevar los aviones, «no hay batería que permita volar», comenta.
La meta es 2050, para cuando esperan que las emisiones totales de Vueling sean cero. Es ambicioso según el ejecutivo. Sin embargo, esperan que mucho antes ya haya una marca importante en él estas metas de sostenibilidad y en los efectos de los gases fósiles en la crisis climática que se sigue alargando día a día.
EL «CIELO EUROPEO», UN CAMBIO MENOS POTENTE PERO MÁS INMEDIATO
El otro punto que defienden desde la empresa es la necesidad de digitalizar los procesos de comunicación entre aviones y aeropuertos para poder crear rutas de vuelo más eficientes. Según explica si los aviones en Europa no tuviesen que diseñar sus rutas con base en las torres de radio en el continente. Estas rutas más directas podrían, según cálculos de la empresa, cortar las emisiones en un 10% de un día para otro.
Este es un punto que, al menos en teoría, debería ser mucho más fácil de realizar que cambiar el combustible de todos los aviones del continente, aun si el SAF no requiere cambios en los vehículos. De ser posible cerrar estos acuerdos sería un paso clave, que además empezaría a generar un efecto en el total de las emisiones que salen del continente.
Son otras estrategias necesarias. Desconecta el mundo no es una opción, por lo que la aviación debe ser capaz de adaptarse a esta nueva realidad. Los proyectos que presenta Vueling son un buen ejemplo de como lo está haciendo.