A sus 72 años José Luis Moreno ha decidido jugársela a una carta con sus estudios de Moraleja de Enmedio. El veterano productor arrastra dos años de negociaciones con su sobrino, Alberto Caballero, que ha dado por imposible el acuerdo.
Este divorcio familiar puede apuntillar a ‘La que se avecina’, que podría quedarse sin vecindario a partir de otoño. Para entonces está previsto que se ruede la duodécima temporada de la exitosa sitcom y a Mediaset se le bifurca el camino: seguir estirando una negociación imposible o buscar otros caminos.
La alternativa de Paolo Vasile pasa por llevarse la serie a unos nuevos estudios, hecho que implicaría un coste brutal porque conllevaría la construcción de unos nuevos decorados; o lanzar un spin-off con algunos personajes de esta comedia.
JOSÉ LUIS MORENO ESTÁ QUE TRINA CON MEDIASET
José Luis Moreno, y sus muñecos, se hicieron un hueco en las galas de Televisión Española en los setenta. La popularidad de Rockefeller, Monchito y Macario convirtió al ventrílocuo en una celebridad en nuestro país y en Italia, donde alcanzó un éxito brutal en la RAI.
Y el cómico se transformó en director, presentador y productor con ‘Entre amigos’, una evolución de las galas musicales que habían arrancado en nuestro país a mediados de los cincuenta con ‘Festival Marconi’.
Moreno, pese al cliché de «casposo» que le persigue, innovó en este tipo de formatos: apostó por incluir números de ópera, reivindicó la música clásica, creyó en el flamenco o la danza y dio una pátina cultural en un género diseñado para las clases populares.
También tuvo buen ojo y en los ochenta se convirtió en productor privado cuando el 90% de los productos de la única televisión, TVE, eran producidos por la Corporación Pública. Y le salió bien: Moreno se convirtió en la estrella de dos de las tres primeras autonómicas, ETB y TVG. En TV3 nunca fue bien recibido.
Sí que consiguió un hueco en las tres autonómicas ‘socialistas’ de finales de los ochenta: Telemadrid, Canal Sur y Canal 9. Y Moreno, con gran ojo, creyó en la España autonómica y situó a presentadores regionales de ‘Entre amigos’ para conectar con Galicia o la Comunidad Valenciana.
También probó las mieles de la primera experiencia privada en nuestro país, Canal 10; fichó por una recién nacida Telecinco para presentar ‘VIP’, que posteriormente lanzaría al estrellato a Emilio Aragón; y retornó a la TVE socialista de la mano de Jordi García Candau, que también se acordó del ventrílocuo cuando le pusieron al frente de la Castilla-La Mancha Televisión de José Bono. En la TVE felipista apostó por los textos clásicos con ‘La revista’, creyó en la zarzuela y fichó a Bárbara Rey en pleno lío con Juan Carlos I.
Moreno se hizo de oro también durante el ‘aznarismo’ y consiguió facturaciones superiores a los 12 millones de euros anuales gracias a ‘Noche de fiesta’, formato en el que el productor tomó una decisión de importancia: dejaba de aparecer ante las cámaras; jubilaba a Rockefeller; aparcaba las histriónicas presentaciones de artistas, todos «maravillosos y estupendos»; y se entregaba a ponerse detrás de las cámaras de un negocio fastuoso.
‘Noche de fiesta’ tenía un target comercial brutal, conseguía ingresos millonarios gracias a los concursos telefónicos, recortaba gastos gracias a artistas en promoción que actuaban gratis o a pases de modelos en calzoncillos. Moreno por aquel entonces ligaba parte de su suerte a la clase política (aparece en los papeles de Bárcenas y estuvo imputado por el Caso Palma Arena por un supuesto soborno a Matas).
Gracias a su cercanía con Génova, Telefónica lo fichó para Antena 3, donde produjo ‘Verano 3’ o ‘Doble y más’. Pero su sintonía con la cadena privada era escasa y con ellos tenía un contrato colgando de un hilo por unas galas que no se llevaron a cabo.
Y Antena 3, harta de unos formatos cada vez menos populares, le encargó como premio de consolación una serie, ‘Aquí no hay quien viva’, en la que nadie creía a excepción del sobrino del productor, Alberto Caballero, que se había fogueado escribiendo en su adolescencia ‘matrimoniadas’ para ‘Noche de fiesta’.
Y el éxito le llegó cuando Moreno veía cerrarse la puerta de TVE tras el triunfo de Zapatero: ‘Aquí no hay quien viva’ arrasaba con picos del 40% de share y ocho millones de espectadores. El talento de unos guionistas en estado de gracia y de un cuadro actoral coral muy bien diseñado (no hubo hueco para los habituales amigos del ventrílocuo), tuvo premio.
Moreno, consciente de la necesidad de Antena 3 de estrenar cada semana un capítulo, hecho que implicaba unas jornadas maratonianas y un montaje contrarreloj, les vendió productos averiados tutelados por él mismo: ‘La sopa boba’ o ‘A tortas con la vida’.
Paolo Vasile, que intentaba derribar a su rival con ‘Los Serrano’, tuvo una idea: metió diez millones de euros en el bolsillo de Moreno, le hizo socio preferente y se llevó al equipo de la comedia vecinal para enfado de Antena 3, que denunció sin suerte el plagio de su niña bonita. Era el mejor momento del ventrílocuo. Pero su éxito tornó en pesadilla.
PESADILLA EN CASA DE MORENO
José Luis Moreno infundía terror en la profesión y prácticamente nadie se atrevía a denunciar sus excesos laborales. El ventrílocuo llegó frío a Mediaset con ‘La que se avecina’, que aterrizó con decepción, pero a cambio nacía ‘Escenas de matrimonio’, que se convirtió en el producto estrella de Telecinco.
Antena 3 se vengó con el fichaje de sus dos actores estrella e incluso invitó a ‘DEC’ al actor Joel Angelino, que había denunciado haber sufrido acoso sexual por parte del magnate. Pero unos minutos antes de la entrevista se cayó de la escaleta.
Moreno, que sufrió el asalto de una banda de malhechores en su mansión, creyó que tenía a Telecinco a sus pies y Vasile le encargó ‘A ver si llego’. Pero el fracaso de esta nueva sitcom, el rápido desgaste de las ‘matrimoniadas’ y el tímido arranque de ‘La que se avecina’ contribuyeron al alejamiento entre ambos capos.
Los problemas técnicos y humanos de ‘La que se avecina’ preocupaban a Vasile, que forzó que una persona de su máxima confianza tutelase el día a día de la serie. Era el principio del fin y en 2013 Mediaset decidía encargarle la producción de la serie a Alberto Caballero, que creó Contubernio.
El ‘sobrinísmo’ se mantuvo en los «Estudios Moreno», pero su tío estaba muy enfadado con Telecinco, que le pidió resucitar a Rockefeller en ‘Tú sí que vales’. El productor aceptó el mal trago a cambio de seguir facturando mediante sus galas navideñas, donde se volvieron a acumular los retrasos e impagos.
Pero la relación entre productor y cadena estaba muy tocada, tal y como se evidenció en las dos visitas de Moreno a ‘Hable con ellas’: en la primera se levantó del plató cuando Yolanda Ramos le recriminó que le debía dinero desde hace quince años y en la segunda lo echaron tras sus amenazas a Sandra Barneda.
Moreno se veía sin escapatoria y anunció el lanzamiento de varias series de fuste y hasta el nacimiento de un canal de televisión que iba a competir con Mediaset. Nada de esto sucedió y bajo la presidencia de José Antonio Sánchez en TVE consiguió vender algunas galas fallidas y una serie, ‘Reinas’, que pasará a la historia como una de las menos vistas en el prime-time de la cadena pública.
Con Atresmedia echando pestes de él, con Mediaset quitándole hasta los especiales navideños, con la FORTA no queriéndole coger el teléfono y con la nueva dirección de RTVE tirando sus propuestas a la papelera, Moreno se ha atrincherado con su última vía de ingresos regulares, los platós de ‘La que se avecina’.
Moreno, que ha visto como Vasile ‘le levantaba’ a Isabel Pantoja, tampoco tiene buen predicamento en el teatro tras ser apartado por el PP del Teatre El Musical, donde estuvo trabajando durante unos meses a sus órdenes la sobrina de Rita Barberá.
Por eso se mantiene entretenido con Youmore, un canal de Youtube donde se dedica a promocionar a cantantes que no salen en Los 40 Principales, a producir espacios de vida saludable, a rescatar el caudaloso archivo de sus programas pretéritos y a promocionar a una de sus sobrina, que echa las cartas. Quizás le pueda proporcionar un truco para quitarse el mal de ojo…