El mes de enero llega con la primera gran borrasca del invierno, que traerá a la península una masa de aire polar que dejará a su paso temperaturas muy bajas, nevadas abundantes, lluvias intensas y vientos huracanados. Aunque durante esta temporada la movilidad en carretera es mucho más baja que en otras estaciones, el número de siniestros también es elevado porque las condiciones meteorológicas incrementan considerablemente los riesgos. La lluvia, el hielo, la nieve y el viento son fenómenos que hacen que la conducción es más peligrosa, y puede hacernos enfrentar situaciones complicadas con maniobras más difíciles de lo normal. Bien es cierto que no existe el riesgo cero cuando se está al volante, pero sí podemos reducir mucho la peligrosidad si seguimos algunos consejos.
1CONDUCIR CON VIENTO
Las rachas de viento pueden entorpecer mucho la conducción y hacerla verdaderamente incómoda. Uno de los consejos más importantes en este caso es prestar atención a la dirección del viento observando los árboles u otros detalles del paisaje. También podemos identificarlo por las sensaciones al conducir. Por ejemplo, si nos cuesta mantener la velocidad del coche es que sopla de frente y, por el contrario, si circula más ligero es que el aire empuja desde detrás. El viento lateral es el más peligroso porque provoca bandazos en cada ráfaga de tiempo. Saber por donde viene el viento nos ayuda a estar prevenidos y poder reaccionar con algo más de margen.