viernes, 22 noviembre 2024

La Supercopa de la vuelta provocadora al Camp Nou del Real Madrid de Luis Enrique

Los 90 fueron bestiales a todos los niveles, pero en el fútbol, la década de los 90 del siglo pasado (los famosos 90) se llevaron la palma del descaro, la chulería y la incorreción política y deportiva. Buena prueba de ello fue la Supercopa disputada a finales de 1993. Se la llevó el Madrid, pero lo de menos fue el título. Lo imborrable de la edición de la que trata este artículo es la vuelta de honor fallida del Real al Camp Nou. Una intentona fallida en la que Luis Enrique -gran antimadridista- vestía la camiseta del Madrid . Tras el triunfo merengue, los botes del que fuera presidente del Madrid, Ramón Mendoza- ya fallecido- en el aeropuerto de Barajas junto a jóvenes hicieran la semana a aficionados y periodistas. Impresentable la escena en la que Mendoza botaba y gritaba con los noveles aquello de “¡es polaco el que no bote!”. Teka era quien patrocinaba entonces al Real Madrid.

MENDOZA, BARAJAS Y «ES POLACO EL QUE NO BOTE»

Si Díaz Vega fue uno de los grandes protagonistas del duelo Madrid-Barça la temporada 92-93, con aquello de “Cruyff se mea en los pantalones cuando juega en el Bernabéu”, la campaña siguiente tuvo un momento estelar y lamentable: Mendoza gritando y botando en Barajas.  Esperaba Don Ramón a sus pupilos que venían de ganar el único trofeo que se llevaron a la boca esa temporada: la Supercopa.  Los aficionados, no muchos,  que esperaban a los jugadores eran jóvenes y entre las lindezas que cantaron estaba el clásico “es polaco el que no bote”, cántico despectivo relacionado con los aficionados del cuadro azulgrana.  

El Madrid hizo una temporada malísima, una campaña en la que lo mejor que hizo fue dejar atado a Michael laudrup

El bochorno se vio por televisión y, como era habitual en los 90, provocó ríos de tinta y horas de radio llevas de polémica. En realidad, fue un fallo de Mendoza, todo un caballero, muy irónico pero caballero, que solo sirvió como cortina de humo para dar carnaza a los medios y que olvidaran por unos días la temporada tan mala que estaban haciendo los blancos. Lo mejor que hicieron esa campaña fue dejar atado el fichaje de Jorge Valdano como entrenador y Michael Laudrup, el que fuera mediapunta de la selección danesa y del Dream Team de Johan Cruyff.

En la ida de la Supercopa el Madrid ganó 3-1 al Barcelona.

En lo futbolístico, el claro favorito para la Supercopa era el Barcelona, que venía de ser campeón, de nuevo, gracias al Tenerife, y que esa campaña se peleaba con el Súper Dépor por el título. El Madrid demostró en las primeras jornadas que la 93-94 iba a ser un desastre y así fue. De hecho, quedó eliminado en cuarto de final de la Copa del Rey, en octavos de la Recopa, ante el PSG en cuartos de final, y fueron cuartos en la Liga, un campeonato que se llevó el Barça en el último suspìro. Djukic, siempre el penalti fallado por Djukic ante el Valencia que aún tiene las calles de A Coruña mojadas de lágrimas por  los aficionados del Dépor.

LOS MERENGUES SE IMPUSIERON EN LA IDA POR 3-1 Y DEJARON ENCARRILLADO EL TÍTULO

Pero volvamos a la Súpercopa. El Madrid estaba siendo irregular en la Liga. Venía de perder en Gijón por 2-1 y recibía al Barcelona en el Bernabéu en la ida de la competición que entonces enfrentaba a los campeones de Liga y Copa del Rey.  Se adelantaron los catalanes por medio de Stoichkov, que marcó un golazo, pero los merengues se repusieron. Alfonso empató en la primera parte y en la segunda, Zamorano, de cabeza a pase de Míchel, y de nuevo Alfonso, en boca de gol, dejaron el marcador 3-1.

ZAMORANO, BAKERO Y LA VUELTA DE HONOR

En la vuelta, el Madrid sentenció rápido la competición. Un golazo de Zamorano, de nuevo de cabeza, a pase de Mikel Lasa enmudeció al Camp Nou, que no parecía confiar mucho en la remontada. Bakero empató en el segundo tiempo, pero el Barcelona no marcó más goles y la Supercopa se la llevó el Madrid.

La vuelta de la Supercopa terminó 1-1.

Después, llegaron los hechos que ensombrecieron el triunfo, meritorio, porque el Barcelona tenía mejores jugadores.  Alguien de la plantilla del Madrid no tuvo mejor idea que intentar la vuelta de honor al estadio del Barça. Llovieron toda clase de objetos desde la grada y se tuvo que echar marcha atrás para evitar males mayores. Luego, mientras las televisiones, los periódicos y las radio echaban humo hablando de la provocación o el derecho del campeón a dar la vuelta de honor,  el Madrid volaba hacia la capital. Le esperaba en el aeropuerto de Barajas el presidente del club, Ramón Mendoza, que estaba muy contento. Se dejó llevar por el entusiasmo de los jóvenes aficionados que esperaban al equipo y no tuvo mejor idea que acompañarles en los botes tradicionales al grito de “Es polaco el que no vote”.

EL BARÇA SE LLEVÓ LA LIGA EN EL ÚLTIMO PARTIDO

Fue la polémica de la semana y de lo poco destacado de una campaña para olvidar en el Real Madrid, que ni siquiera tuvo el premio de consolación de fastidiar la Liga al Barcelona en el penúltimo partido de la competición. Ganó el Barcelona, que logró llegar vivo a la última jornada. Y consiguió el cuarto título consecutivo.


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