Llega el fin de semana y toca almuerzo en casa de tus padres. Llegas y tu madre te recibe con un abrazo interminable y un plato de lentejas con chorizo que podías oler desde el aparcamiento. La famosa dieta mediterránea es conocida en el mundo entero por lo completa que resulta. Aunque su íntima relación con los embutidos hace que sus platos tradicionales contengan más grasa de lo deseado.
Como todo, en exceso, puede ser contraproducente para la salud. Sin duda, los embutidos son un producto tradicional muy recomendable. Su contenido en fósforo, zinc y hierro, además de en Vitaminas B1, B3 y B12, lo convierten en un alimento muy completo. Sin embargo, por su contenido en grasas saturadas, se recomienda consumirlo de manera responsable.
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1Los embutidos y su contenido graso
La Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE), considera que los embutidos han mejorado mucho en los últimos años a nivel de contenido graso. Gracias a la genética y a una alimentación más cuidada de los animales, el material de relleno tiene menos grasa dañina. Además, hoy en día se incluye en la mezcla grasa vegetal.
En la actualidad los embutidos tienen una mayor cantidad de grasas insaturadas, un tipo de grasas que evitan la acumulación del colesterol “malo” -lipoproteínas de baja intensidad LDL-. Sin embargo, no es recomendable su consumo habitual para personas que sufren de problemas cardiovasculares, ya que el porcentaje de grasa saturada sigue siendo elevado.
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