Christine Lagarde ha pasado de la inacción al descontrol total en el seno del Banco Central Europeo. La presidenta de la institución ha pasado en sólo seis meses de un mensaje moderado a una agresividad impropia, más cuando el problema de la inflación no se deriva únicamente de la ingente cantidad de billones de euros introducidos en la economía de forma gratuita, sino también del control absoluto que tiene el autócrata ruso Vladimir Putin. Y no, no hay remedios mágicos o soluciones imaginarias para poder frenar en seco la inflación galopante que asola al Viejo Continente.
Lagarde cambia el paso: del tenemos que movernos en la dirección correcta, obviamente, pero no tenemos que apresurarnos ni entrar en pánico a aventurar nuevas subidas de tipos de interés en 2023
Las continuas subidas de tipos de interés del Banco Central Europeo no están teniendo el efecto deseado, más cuando los precios, especialmente de los alimentos, se han disparado a un ritmo significativamente mayor desde que el BCE decidiera iniciar su agresiva política monetaria, situando los tipos de interés en el 2,5%, el nivel más elevado desde la Gran Recesión de 2008.
El nuevo discurso difiere completamente de las declaraciones de hace apenas siete meses. En el foro de Davos, celebrado el pasado mes de mayo, Lagarde mostró su lado más condescendiente con los inversores y hogares. «No creo que estemos en una situación de un aumento incontrolado de la demanda en este momento», aseguró entonces.
EL BCE DE LAGARDE Y EL ERROR SOBRE LA INFLACIÓN
«. Por aquellos días, Lagarde descartó por completo aplicar subidas de tipos de interés, pese a que la Reserva Federal de Estados Unidos ya había comenzado a aplicar la dura receta de subir el precio del dólar.
En la habitual rueda de prensa posterior a la decisión de situar el precio del euro en el nivel más elevado desde diciembre de 2008, Lagarde se ha enfundado el traje de los halcones, desatando una oleada de ventas en todos los valores europeos, con la excepción de IAG y Pharmamar en el caso del Ibex 35. El resto de cotizadas ha registrado caídas, algunas de ellas de magnitud considerable, como BBVA, Acciona, Inditex, Arcelor y Banco Santander, con descensos superiores al 2,4%.
LAGARDE JUSTIFICA LO INJUSTIFICABLE
«No estamos virando, estamos aquí para mantener una estricta política a largo plazo», ha afirmado la mandataria del BCE. Estas declaraciones se producen en la reunión más importante de la institución desde julio de 2012, cuando el entonces presidente Mario Draghi afirmó que hará lo que sea posible para evitar la quiebra del euro. Ahora, Lagarde sí explica la realidad de su política monetaria. «No esperen una única subida del 0,5%, habrá más», ha afirmado ante un atónito grupo de periodistas.
De esta forma, Lagarde continuará elevando los tipos de interés y ha advertido del riesgo de una recesión técnica en la Eurozona, con una inflación superior al 10%. Un cóctel mortífero para la banca, que verá mermado su concesión de crédito debido al endurecimiento de las condiciones para acceder al mismo. Ante esta situación, no son pocos los analistas y expertos en los mercados que han criticado duramente a la nueva deriva del BCE.
«Lagarde enviará a la Eurozona a una grave y profunda recesión», ha afirmado el fundador y consejero delegado The Macro Compass. Nadie dio crédito a estas declaraciones tras meses de laxitud y parsimonia, ni mucho menos a las puertas de Navidad. Los inversores apuntan ahora que no habrá rally de fin de año, no habrá pie para el maquillaje ante la que se espera de cara al primer trimestre del próximo 2023.
UN EX MIEMBRO DEL BCE ADVIERTE DE UNA RECESIÓN PROFUNDA
El propio ex vicepresidente del BCE, Vitor Constancio, deja clara su postura tras el discurso de Lagarde. «Son muy malas noticias para las perspectivas de la Eurozona», ha afirmado. «Las decisiones, el lenguaje y las previsiones apuntan a una política monetaria demasiado agresiva que agravará innecesariamente la recesión que se avecina», ha sostenido. Constancio sabe bien de lo que habla al estar en el cargo durante los rescates de España, Grecia, Italia, Portugal e Irlanda. El portugués fue sustituido en 2018 por el ex ministro de Economía Luis de Guindos.
Lagarde, además, se ha convertido en un ‘meme’, una parodia de la situación: «Seguiré subiendo los tipos de interés hasta que ustedes, idiotas, dejen de usar más gas del que tenemos». Y es que, la presidenta del BCE confunde las causas y consecuencias de la inflación. El elevado ritmo de los precios es consecuencia, en gran medida, a las sanciones europeas y estadounidenses al gas y petróleo de Rusia. Mientras Putin tenga la llave de estas materias primas, el BCE y la Eurozona estarán a su merced.
«La inflación europea depende de Putin y del efecto rebote derivado de las sanciones que imponga la UE», ha asegurado el inversor y gestor Víctor Alvargonzález. En este sentido, ha explicado que la inflación en la Eurozona se debe a la contracción de la oferta de energía, alimento y materias primas, tres factores determinantes que escapan al control de Lagarde y su BCE.
EL BCE SE OLVIDA DE LOS VULNERABLES
Con esta maniobra hiperagresiva, el Banco Central Europeo trata de contener artificialmente el elevado ritmo de los precios, pero no se asegura que éstos disminuyan. Estas subidas de tipos de interés tendrían que notarse directamente en el consumo, golpeando directamente sobre las clases medias y hogares vulnerables, que pagarán las consecuencias de la irresponsabilidad del BCE desde la crisis de 2010.
Lagarde no ha admitido culpa alguna ni tampoco ha mostrado un plan para salvaguardar a los más vulnerables, por contra ha incumplido durante los últimos tres años sus mandatos, como atenazar la inflación en niveles cercanos al 2% y exigir a los países una mayor contención en la deuda y el déficit. De esta forma, ha preferido abocar la economía a una recesión profunda, que implicará, entre otros, un mayor paro, impagos a la banca y más tensiones en los mercados de deuda.
No es la primera vez que el propio BCE cae en una trampa inflacionista. Con Jean-Claude Trichet al frente, el banco central activó una serie de subidas de tipos de interés durante la crisis de 2008. Por aquel entonces, el petróleo se había desbocado y el temor a la estanflación, más presente ahora que entonces, provocó una subida del precio del euro en plena recesión. Poco después, el precio del crudo se hundió.