El deseo de la ciudadanía de disfrutar del ocio tras las sucesivas conquistas del Movimiento Obrero después de la Revolución Industrial conllevaron el surgimiento en las grandes urbes de teatros, jardines, plazas de toros o instalaciones deportivas.
El deporte, primero como práctica y más adelante como espectáculo de masas, se consolidó entre la ciudadanía española, que demandó a la prensa información sobre ciclismo, atletismo, pelota vasca y el football o balompié, posteriormente popularizado como fútbol.
La gente asistía atónita a la práctica y seguimiento del deporte, tal y como se evidencia en una crónica en 1920 del extinto diario El Sport sobre una carrera de atletismo: «En el vecino y pintoresco pueblo de Esplugues la animación era general ante la presencia de nuestros corredores. Toda la población se echó a la calle y comentaba con irónica sonrisa el porqué del correr».
Esta cabecera y otras cubrían la vida deportiva en el Hipódromo de la Castellana, donde corrían caballos o se disputó la primera final de la hoy conocida como Copa del Rey; en frontones madrileños; o en improvisados circuitos de carreras automovilísticas.
DEL MUNDO DEPORTIVO A GARCÍA
En 1899 nació la segunda cabecera deportiva más antigua de Europa, el semanario barcelonés Mundo Deportivo, que en 1929 se convertiría en diario; mientras que el «semanario gráfico de los deportes» Marca surgió en las postrimerías de la Guerra Civil en Donosti, allá por 1938, convirtiéndose en diario en 1942 tras el traslado de su sede a Madrid.
La prensa deportiva hizo un minucioso seguimiento a inicios del siglo pasado de los Ricardo Zamora o Lilí Álvarez en régimen de cuasi monopolio informativo hasta que la radio se popularizó en los años 30 para recelo del papel, que pensaba que las ondas iban a acabar con su existencia (al igual que el teatro creyó morir con el nacimiento del cine, la radio con la televisión o la televisión tradicional con el streaming).
En la radio surgieron los espacios dominicales que se las ingeniaban para informar desde el teléfono del bar más cercano al estadio sobre la jornada futbolera. En 1954 nacía el decano de la radio deportiva española, el ‘Carrusel Deportivo’ que ideó Bobby Deglané y dirigió Vicente Marco.
Este último se había aficionado al deporte radiado por admiración del pionero en las retransmisiones deportivas en España a través de las ondas, el gallego Carlos Fuertes, célebre desde que narró la mussoliniana Copa del Mundo de 1934.
Al calor del éxito del ‘Carrusel Deportivo’ nacieron inmediatamente otros competidores: ‘Tablero Deportivo’ en RNE o ‘Domingo Deportivo Español’ en la Red de Emisoras del Movimiento. La castiza Radio Inter, por su parte, se haría célebre por su resumen de los lunes, ‘Alirón’, que incluía un diálogo cómico entre dos personajes, ‘Doña Merenguitos y Don Tremebundo’, que representaban a aficionados de los equipos que disputaban el derbi más caliente del momento, el Real Madrid-Atlético de Madrid.
SUPERGARCÍA (1972-1982)
El imaginativo Manolo Martín Ferrand ideó en 1972 un «programa de cuestiones actuales» con la intención de informar sobre aquella España sin depender del ‘parte’ de Radio Nacional de España. Así nacía ‘Hora 25’, que triunfó en la Cadena SER con el panorama político… y todavía más con el deportivo.
Martín Ferrand había reclutado para la segunda tarea a José María García, que convirtió diez minutos de sección en una hora de tan obligado seguimiento que medio siglo después España es el único país europeo con deportes a medianoche, tanto en radio como en televisión.
García, quizá el mejor olfato periodístico de la segunda mitad del siglo XX, tal y como había demostrado en el diario Pueblo y también exhibió en el pionero ‘Estudio Estadio’ de TVE, se convirtió en uno de los españoles más famosos del momento con un lenguaje combativo y contestatario mediante el cual zahería, por primera vez en medio siglo, a prebostes franquistas que habían hecho carrera al calor del golpe de Estado de 1936.
El locutor inventó decenas de muletillas, creó ‘El partido de la jornada’, contribuyó a higienizar el deporte español, revolucionó las retransmisiones de la Vuelta ciclista a España y, finalmente, se convirtió en omnipresente estrella de una cadena de emisoras que nacía con escaso presupuesto y postes, Antena 3 de Radio.
Este proyecto, también dirigido por Martín Ferrand, se convirtió líder en apenas diez años del brazo de García, que confeccionó un dream team (Javier Ares, Gaspar Rosety, Siro López o Andrés Montes) y alcanzó el estatutos de estrella del rock tras haber conseguido que los plumillas deportivos dejasen de ser los últimos de la redacción para convertirse en los mejor pagados de la misma.
García, cegado por el poder, posteriormente acabó adquiriendo los vicios que reprochaba a los demás mientras sus amigos Jesús Gil o Ángel María Villar hacían y deshacían sin el castigo verbal del primer rey de las medianoches deportivas.
Su caótico final, sin apenas oyentes, manchó un dulcificado recuerdo que tuvo demasiados excesos, escuchen el podcast ‘Saludos cordiales’ de Radio Marca, y que por desgracia se extendió al campo político ya que la derecha mediática española imitó sus peores tics de la mano de Antonio Herrero o, peor incluso, Federico Jiménez Losantos.
ALFREDO RELAÑO (1982-1992)
Poco se ha escrito sobre la mejor pluma del periodismo español del último medio siglo. Pero a Alfredo Relaño hay que reconocerle cuatro méritos que contribuyeron a revolucionar la prensa escrita, la radio, la televisión y la prensa digital.
Relaño ejerció de redactor jefe de Deportes en El País, que a punto estuvo de nacer sin hablar de fútbol. Pero este periodista, con su cargo y firma, demostró que se podía informar de deportes sin esa mezcla de populismo y nacionalismo español que invadía la prensa deportiva.
Posteriormente, Relaño se convertiría en jefe de Deportes de la SER, cansada de caer ante García. El Grupo Prisa le invitó a sumarse a la radio para encauzar los deportes de la casa tras el fracaso de José Joaquín Brotons o Julio César Iglesias.
El periodista madrileño aprobó con nota: apostó por José Ramón de la Morena, promocionó a un joven equipo entre los que destacaban Manolo Lama, Roberto Gómez o Paco González y todo ello fructificó en ‘El Larguero’.
Posteriormente, Relaño se convirtió en primer jefe de Deportes de Canal+, que dio un giro de 180 a las pacatas retransmisiones futboleras de TVE gracias al talento del realizador Víctor Santamaría, el narrador Carlos Martínez o un joven equipo que inventaría un divertido resumen futbolero, ‘El día después’, apto incluso para los alérgicos al deporte rey.
Prisa compró en 1996 una desangelada cabecera deportiva madrileña, As, que había perdido pegada hasta que él como director se la imprimió. Lo hizo tejiendo sinergias con el multimedia y combinando grandes firmas con contenidos populares.
Con todo ello, marcó agenda, atreviéndose incluso con el ‘Ser superior’, sorpassó con menos medios a Marca en Madrid y convirtió a As.com en vanguardia online mientras sus competidores, o las cabeceras hermanas de grupo, estaban a verlas venir en internet.
JOSÉ RAMÓN DE LA MORENA (1992-2002)
José Ramón de la Morena combatió a García con sus mismas armas y consiguió sacar de quicio a su rival desde que le encomendaron en 1989 ‘La Ventana al Deporte’, renombrado posteriormente como ‘El Larguero’.
De la Morena bajó de la peana; tiró de costumbrismo, contando anécdotas personajes de Brunete o preguntándole a Perico Delgado sobre qué había cenado; y apostó por la coralidad frente a los mesiánicos y eternos monólogos de su rival. En 1995 acabaría arrebatándole el liderazgo a García y, las vueltas que da la vida, posteriormente acabaría copiándole muchos de sus malos vicios.
PACO GONZÁLEZ (2002-2012)
Paco González fue en 1992 una solución que buscó en casa la Cadena SER, para reanimar un ‘Carrusel Deportivo’ que ya no podía contra el equipo de García. Con el paso del tiempo, González fue afianzándose en el cargo mientras su nombre ganaba peso a nivel deportivo, en tándem con Manolo Lama, y a nivel publicitario, junto a Pepe Domingo Castaño.
La expansión de los horarios futboleros, que durante varios lustros habían ocupado solamente cuatro horas los sábados y seis los domingos, contribuyó a que González se erigiese en estrella ‘buenrollera’ en comparación con De la Morena, endiosado para recelo del equipo del ‘Carrusel Deportivo’.
Este contraste de ánimos y poder, que se evidenció cuando la SER intentó recortar en deportes echando a un miembro del equipo de ‘Carrusel Deportivo’ a pesar de que superaba en audiencia y facturación a De la Morena, ayudan a entender por qué casi el 90% del equipo de la SER siguió hacia COPE a su líder moral, González, que se había ganado el cargo honorífico al recortarse el sueldo a cambio de que no tocasen a uno de los suyos.
Esta situación, mientras De la Morena daba que hablar por sus excesos inmobiliarios o sus cenas con los capos de Prisa, posiblemente pesaron más en el éxodo masivo que el exceso de Jorge Hevía contra un anunciante o la coz verbal que recibió Daniel Anido por parte propio González, que narró el ‘Iniestazo’ en Telecinco antes de sumarse a COPE.
González, con el paso del tiempo y al igual que todos los tótems a excepción de Relaño, al que no le ha cambiado el poder, se acabó ensimismando hasta tal punto que su delicioso sentido común ha perdido varias veces aceite, véanse sus ataques a Xavi Hernández, sus sobrados excesos contra Luis Enrique o su incapacidad para dejar de alimentar un periodismo machirulo que provoca discursos propios de masculinidades tóxicas.
Es el caso del de Juanma Castaño sobre los deportistas padres o sobre las clases a las que van sus hijos, o los del florentinista Juan Antonio Alcalá, que todavía no ha engrosado las filas del paro a pesar de soltar sin pruebas que el Barça se dopa o que el Espanyol amaña partidos.
Pero lo único que se ha demostrado amañado son las palabras que modificó sobre el seleccionador español con la intención de seguir cultivando una figura de irónico antimoderno con la que intentaba hacerse perdonar.
JOSEP PEDREROL (2012-2022)
La imposibilidad de radios y televisiones a la hora de conseguir entrevistas a estrellas de renombre, tras los cambios de hábitos comunicativos de las mismas, modificó un ápice radio ni prensa deportiva, impertérrita y adormilada mientras en una minúscula televisión surgía casi sin presupuesto un programa que, para bien o para mal, ha marcado época, ‘Punto pelota’.
Josep Pedrerol, acertadísimo a la hora de elegir temas, calentar debates, escoger tertulianos o innovar, apostó por el salseo ‘tombolero’, en primer lugar de una forma muy saludable: información privilegiada del Real Madrid gracias a su relación con Florentino Pérez (que lo colocó en TVE e Intereconomía TV), un debate más o menos plural y amplias dosis de humor.
Con este denostado cóctel Pedrerol demostró una insólita capacidad para conectar con el público más joven a través de las redes sociales. Y ha logrado que su mensaje cruce el charco, ya que ‘El Chiringuito de Jugones’ se emite en varios países latinoamericanos.
El éxito de Pedrerol conllevó la ‘chiringuitización’ de la radio deportiva, que al principio ninguneó el fenómeno hasta que finalmente las tertulias kilométricas han invadido las noches de COPE, SER y Onda Cero tras el entierro de los modelos García y De la Morena.
De ‘Punto Pelota’ a ‘El Chiringuito de Jugones’ se acrecentaron varias dinámicas peligrosas que han convertido al presentador no solo en un outsider, que es una figura que él estimula, sino en un comunicador con muy mala fama en el mundillo por su labor como empleador.
Este hecho, unido a la creciente sectarización del programa hacia posiciones florentinistas, que no madridistas, y su progresiva teatralización, tertulianos como Cristóbal Soria o Jota Jordi parecen anteponer la actuación sobre la opinión, provocan que ‘El Chiringuito de Jugones’ puede acabar perdiendo pegada entre los más jóvenes en favor de recetas audiovisuales más saludables como los Twitch de Ibai Llanos, dotado de una gran capacidad para la comunicación.
El streamer vasco entrevista y entretiene mientras algunos periodistas que no han dado ni una noticia en su vida dicen que no es periodista, y que lo que hace no es periodismo. Los que no hacen periodismo son los periodistas que miran para otro lado con los errores del equipo X y del dirigente Y, incógnitas que en la capital del reino casi siempre representan lo mismo.