Reunión de pastores, oveja muerta. El cartel petrolero ha decidido mantener los recortes de producción del preciado hidrocarburo. Una vez más las envenenadas filtraciones interesadas de la Casa Blanca al Wall Street Journal no se cumplen y la OPEP+ –que dirigen Arabia Saudí y Rusia– deciden no bombear más crudo para no alimentar la espiral bajista de los precios. Todo ello en el fin de semana en el que el G7, con la Unión Europea (UE) ejerciendo de monosabio, decide imponer un límite al precio del petróleo ruso (el famoso “tope”) para que lo cumplan los países asiáticos. Un sainete made in USA.
PETRÓLEO: EL FALSO «TOPE»
Era la cita más importante del domingo y el cartel no defraudó. La OPEP+ seguirá en 2023 la senda de recortes en el bombeo de crudo acordada hace apenas dos meses. En un comunicado los 23 países de la alianza constataron que la reducción de la oferta de petróleo de dos millones de barriles diarios, que entró en vigor el pasado 1 de noviembre, es la medida «necesaria» y «correcta». Ni rastro del supuesto acuerdo para aumentar la producción que apuntaba el principal periódico financiero norteamericano el pasado 21 de noviembre.
El Wall Street Journal comenzaba el artículo dejando claro que este supuesto aumento del bombeo de petrólero supondría sanar parcialmente la herida abierta entre Arabia Saudí y la Casa Blanca. Ahora confirmamos que se trataba más de un deseo que la realidad, ya que los saudíes se están acercando a los BRICS y alejándose de los aliados de la OTAN. El cartel petrolero se reunirá cada dos meses, pero advierte que su intención es mantener ajustada la producción para impulsar los precios del petróleo al alza.
EL LÍMITE DE 60 DÓLARES POR BARRIL de petróleo ruso ESTÁ DESTINADO A LAS COMPRAS DE CHINA, INDIA Y TURQUÍA
El único elemento que podría hacer a la OPEP+ replantearse su estrategia sería la retirada de la política del «cero covid» en China, pero por el momento toca ajustar el volumen para mantener el barril cerca de los 90 dólares. Y esta decisión se adopta un día antes de que entre en vigor el supuesto embargo de la Unión Europea (UE) al crudo ruso, salvo el que llega a Hungría por gasoducto. Poca gente sabe que el límite de 60 dólares acordado por el G7 (y respaldado por Bruselas) al precio del petróleo ruso afecta exclusivamente al que llega por mar.
Y es que el denominado «tope» al importe del crudo ruso es un paripé para que todo siga igual. Oficialmente medida destinada a China, India y Turquía porque en teoría tanto Estados Unidos (EE. UU.) como Europa y Reino Unido han prometido dejar de comprarlo. Lo cual es una gran mentira, ya que todos ellos lo adquieren de tapadillo, por la puerta de atrás, usando barcos griegos y chipriotas para dar el cambiazo en alta mar. La razón es simple, sin el petróleo siberiano se produciría un colapso en el mercado que Occidente no puede permitirse.
Por eso el petróleo importado vía oleoducto se libra del límite del precio, por la presión de los países europeos sin salida al mar, que le han dejado muy claro a Úrsula Von Der Leyen, cuales son las líneas rojas. Además de Hungría, Bulgaria y Croacia se beneficiarán de excepciones temporales relativas a la importación de petróleo crudo ruso transportado por mar.
EL KREMLIN DEJARÁ DE VENDER A EUROPA
El problema es que el Kremlin ha respondido con dureza asegurando que ni una gota del oro negro ruso llegará a los países europeos si se empeñan en continuar con sus sanciones. Veremos cual será la consecuencia, porque el Viejo Continente es el mejor cliente de su vecino. De hecho, la UE entrega cada día 260 millones de euros a Rusia para adquirir petróleo, lo cual implica un desembolso de más de 74.000 millones de euros por este concepto desde que Vladimir Putin decidió intervenir en la guerra civil de Ucrania.
Según señala la agencia Reuters, a partir de hoy lunes 5 de diciembre el Kremlin deberá buscar comprador para poco más de un millón de barriles de petróleo al día, que es el cálculo que hace Occidente del impacto real del «tope» establecido en el G7. Una cantidad que no es muy elevada y que, en realidad, puede ser inferior. Porque el coste marginal de producir un barril de crudo adicional por parte de Rusia ronda los 30 dólares. Como venimos desvelando aquí desde hace meses, todo esto de las sanciones es una obra de teatro en la que las víctimas en el último acto somos los ciudadanos europeos.
ALEMANIA PIDE CARBÓN A LOS REYES
Mientras, en el mundo real la «verde» Alemania está quemando carbón como nunca y la pasada semana hubo días en los que el 70% de la producción eléctrica dependió de esta fuente de energía, que es la más contaminante. La desesperación llega hasta tal punto que el Gobierno ha decidido priorizar el transporte de carbón por tren, estableciendo que los pasajeros deberán esperar para asegurar que el hidrocarburo llega a su destino.
Y a pesar de ello la eléctrica alemana LEAG, propietaria de centrales térmicas y varias minas, advierte de que no habrá suficiente carbón este invierno para la producción eléctrica. No descartemos que el canciller Olaf Sholz pida a los niños alemanes que se porten mal en lo que queda de año para que los Reyes Magos traigan carbón a sus hogares.
Mientras tanto, en EE. UU. uno de los principales objetivos es asegurarse la producción de chips, desviando parte de la actividad del gigante taiwanés TSMC (el rey del mercado) a territorio norteamericano. La compañía fabricará semiconductores de nueva generación en el país por encargo de Apple. Para algo los legisladores estadounidenses aprobaron una ley que ofrece 50.000 millones de dólares para las empresas que fabriquen los chips en su país.
El futuro de TSMC es determinante para Taiwán, cuyo principal atractivo es su industria de chips. Si el Gobierno de Estados Unidos logra deslocalizar la producción con atractivos subsidios es posible que la isla deje de tener un papel determinante en el ámbito geopolítico. No sería la primera vez que la Casa Blanca utiliza a un supuesto aliado como carne de cañón y seguramente tampoco sería la última.
LA REBELIÓN DE LOS «FOLIOS EN BLANCO»
China observa todo esto como el torero que se sitúa detrás de la barrera analizando los movimientos de la bestia para determinar por cuál de los pitones es mejor cargar la faena. La supuesta rebelión popular de los «folios en blanco» permite al PCCh trasladar una imagen de tolerancia, lo cual se está acompañando por una cierta relajación de las restricciones pandémicas.
No se engañen, en Occidente vemos lo que Xi Jin Ping nos permite atisbar. Lo cierto es que la distopía tecnocrática sigue creciendo en el país. El que no tenga su código QR en verde no tiene derechos. Algo que le gusta mucho al presidente del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, que en sus sueños húmedos aspira a exportar el modelo chino al resto del planeta con la excusa del «Great Reset».
En el plano monetario la banca central sigue adelante con su plan para implantar las CBDC aprovechando la llegada de un criptoinvierno que en buena medida ha sido provocado por sus agentes, los bancos de inversión y las entidades financieras minoristas, que bailan al son que le marcan desde la FED, el BCE y el Banco de Inglaterra. Hace pocos días la autoridad monetaria europea lanzó una diatriba contra bitcoin constatando que de todas las criptodivisas la creación de Satoshi Nakamoto es la única alternativa real al corrupto sistema fiat.
el bce ataca bitcoin: los bancos centrales quieren aprovechar el criptoinvierno para lanzar sus cbdc, base del crédito social
Soy consciente de que algunos somos muy pesados con este tema, pero es imprescindible que todos los mortales seamos conscientes de que estamos en los albores de una guerra por el control del dinero, una lucha monetaria en la que las víctimas –como siempre– somos los ciudadanos.
Los gobiernos, bancos centrales y gigantes financieros quieren usar las nuevas monedas digitales de banca central (CBDC) para implantar un sistema de crédito social y para ello deben destruir cualquier alternativa descentralizada. Algunos dirigentes, como Georgia Meloni, consideran que la clave de la resistencia es apostar por el dinero en efectivo, esperemos que no se trate de otra consigna lanzada desde el Aspen Institute, cuna del globalismo de suelos ajedrezados.
POWELL IMPULSA EL RALLY NAVIDEÑO
Todo esto sucede mientras los inversores aprovechan el rally bursátil de fin de año, alimentado por un presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, que ha decidido guardar su disfraz de halcón en el armario para vestirse de paloma.
Tanto el banco central de EEUU como el Tesoro, bajo el mando de Janet Yellen, saben que el mercado laboral está dando ya señales de agotamiento por las subidas de tipos de 2022, aunque el último dato (mejor de lo esperado) siga presionando a la FED para que aplace ese «pivot» que Wall Street espera el próximo año. Lo único que parece claro es que en la próxima reunión de mediados de diciembre la Reserva Federal subirá las tasas de referencia cincuenta puntos básicos. Y después Dios dirá.
A pesar del crecimiento del PIB del tercer trimestre, la economía de EEUU tiene problemas. Las exportaciones de hidrocarburos (gran paradoja) esconden una atonía de la demanda interna y la constatación de que el ciclo expansivo del ladrillo ha llegado a su fin. Tanto el S&P Case-Schiller como el Índice del Mercado de la Vivienda que elabora Asociación Nacional de Constructores de Viviendas de EE. UU. (NAHB, por sus siglas en inglés) certifican la crisis del mercado inmobiliario residencial. Los tipos hipotecarios por encima del 7% han terminado de dar la puntilla al sector.
EL CORRALITO DE BLACKSTONE
Los inversores occidentales llevan tanto tiempo viendo la paja en el ojo ajeno (ladrillo chino) que no son capaces de darse cuenta de que tienen una viga en el propio. El banco central del gigante asiático tiene capacidad para adoptar medidas de política monetaria que reduzcan el impacto del estallido de la burbuja pero en EEUU y en Europa, con una inflación galopante, no hay margen para solventar el problema.
Sirva como ejemplo el caso de Blackstone, uno de los bancos de inversión que más activos inmobiliarios gestionan y que ha establecido un corralito limitando las retiradas de uno de sus fondos estrella.
Y es que a pesar de la euforía que se está viviendo en las Bolsas hay muchas señales de que estamos ante un espejismo, un oasis ficticio en el que algunos creen que beben agua cuando en realidad están engullendo arena. El famoso gestor Michael Burry, cuyo personaje interpretó Christian Bale en la película «The Big Short«, asegura que estamos a las puertas de una recesión que durará varios años. Aunque esto no tiene por qué ser malo para los mercados: cuando hay caída del PIB los bancos centrales acuden al rescate. ¿O esta vez será distinto?
ESPEJISMO LABORAL EN ESPAÑA
En España el Gobierno sigue agarrándose a unas cifras macro que no terminan de reflejar el desastre económico nacional. Sirva como ejemplo los últimos datos de paro, que constatan que el mercado laboral español destruye empleo y que el aumento de la contratación indefinida se debe, casi exclusivamente, a las argucias de la última reforma que obliga a los empresarios a hacer indefinidos a empleados contratados para campañas estacionales.
Nadie habla de que hay 20.000 personas todavía en ERTE, cuyos empleos se han extinguido pero que permanecen dados de alta como fantasmas y que siguen en el limbo estadístico, mientras los registros revelan que más de 4,4 millones de personas están apuntadas al desempleo buscando un puesto de trabajo. El SEPE dice que aproximadamente un millón de ellos son trabajadores que buscan un empleo mejor apuntándose al paro en las oficinas del antiguo INEM. Deben ser personas con mucha fe, ya que el sistema de empleo estatal sólo consigue trabajo al 2% de los solicitantes.
AGENDA SEMANAL
Con este panorama afrontamos una agenda semanal en la que hay varios días festivos en España. El foco de los inversores en Europa se situará en los datos de ventas minoristas, confianza del inversor y resultados finales de los PMI de servicios y compuesto de noviembre. Además, se darán a conocer las cifras definitivas de PIB del 3T de la Eurozona.
En EEUU el punto de mira se dirigirá al dato preliminar de diciembre de la confianza de la Universidad de Michigan y, al igual que en Europa, a los datos finales de los PMIs compuesto y de servicios, así como del ISM no manufacturero. Y en Asia la atención se centrará en la evolución del IPC, del Índice de Precios de Producción y de la balanza comercial de China. Además, Japón publicará en el dato final de PIB del tercer trimestre.