sábado, 23 noviembre 2024

La transición energética hace aguas: España quema petróleo y compra más gas ruso

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La transición energética hace aguas en una España que quema petróleo para producir energía. La medida para depender de energías limpias la están pagando consumidores y empresas, sin que haya realmente un cambio en el sistema. La estrategia pasaba por cambiar el combustible fósil por una energía limpia, sin contaminación. En las carreteras, la apuesta ha sido por un vehículo eléctrico, que obligaría a cambiar de coches a familias vulnerables y de clase media, a pesar de que algunos modelos llegan a durar con un buen mantenimiento décadas. Asimismo, se ha apostado por una hipotética sostenibilidad medioambiental que tan sólo ha provocado una subida vertical en los precios de la energía.

Sin embargo, esta crisis energética, profundizada por la invasión de Rusia a Ucrania, está dejando muestras de la poca fiabilidad y compromiso de Occidente y Asia sobre la sostenibilidad con el fin de calentarse en invierno. Y es que, mientras Alemania y otros países de la Unión Europea apagaban centrales térmicas y destruían infraestructuras de otras fuentes energéticas, sin sustituirlas por renovables. De esta forma, en España se han volado centrales térmicas, mientras no se ha apostado por la energía nuclear, considerada ahora verde y susceptible de recibir fondos europeos, como la fotovoltaica y eólica.

En plena descarbonización de la economía, el gas se ha convertido en el recurso más buscado, una muestra más de la falta de planificación en esta transformación. Y es que, en vez de realizar una sustitución ordenada, los Gobiernos han optado por la improvisación, responsabilizando incluso a familias y empresas de la situación.

EUROPA Y ORIENTE MEDIO QUEMAN PETRÓLEO PARA ENERGÍA

Sin embargo, la realidad es muy distinta. En Cataluña, por ejemplo, han rechazado los grandes parques fotovoltaicos y eólicos durante los últimos diez años. Tan sólo unos pocos proyectos han salido airosos de la criba, y aún teniendo la licencia se enfrentan ahora en los tribunales a las asociaciones y Ayuntamientos que han interpuesto recurso, como ha ocurrido con Naturgy.

Con todo, varios países están quemando petróleo y refino como fuente de energía. Además, Rusia está quemando sus excedentes de gas, que deberían inyectarse al Nord Stream I, el gaseoducto que cruza el centro de Europa. Según la Agencia Internacional de la Energía, la situación es crítica en estos momentos. Según sus últimos datos, la entidad ha confirmado una «mayor quema de petróleo» para producir energía, «especialmente en Europa y Oriente Medio, pero también en toda Asia». Y es que, la demanda del denominado oro negro está hundida, más con las abrasadoras olas de calor en varias regiones.

Estimamos que esto aumentará el consumo de petróleo en aproximadamente 300.000 barriles por día durante los próximos seis trimestres

La AIE recuerda las limitaciones de la demanda de gas en la Unión Europea, del 15% por norma general hasta marzo de 2023, mientras España solo la bajará en un 7%. «Estimamos que esto aumentará el consumo de petróleo en aproximadamente 300.000 barriles por día durante los próximos seis trimestres», ha apuntado en su informe. «Esta es una tendencia que ya comenzó en 2021, pero que se ha visto acentuada en las últimas semanas», ha sostenido, tumbando así el argumento de la guerra como causa de la crisis energética.

QUEMA DE CARBÓN, LA INDUSTRIA MÁS CONTAMINANTE

Asimismo, la institución considera que los hogares poco podrán hacer en este recorte de gas debido a que la mayoría de calderas son ahora eléctricas. «Será un pequeña parte», ha sostenido. No obstante, la industria, especialmente las refinerías, «pueden reemplazar una gran parte del uso de gas por el uso de petróleo«. De esta forma, se incrementará el uso del fuel oil y gasoil. «Esto ha sido más evidente en Arabia Saudí e Irak, con un aumento de 230.000 barriles en el fuel oil y la quema directa de crudo en mayo», ha sostenido. El uso de petróleo y fuel oil de Portugal se disparó en 30.000 barriles diarios, un aumento del 173% más entre abril y mayo, mientras que España, el Reino Unido y Japón experimentaron aumentos mensuales más moderados de entre 15% y el 55%.

Petróleo

Asimismo, la industria y los países han vuelto a la quema de carbón, una fuente prácticamente desaparecida en la última década en Europa y que ha cogido fuerza en estos últimos meses. La institución ha advertido, además, que no sólo se está produciendo este cambio en la industria, sino también en el refinado. De esta forma, cree que la demanda mundial de petróleo para el resto del año irá al alza, si bien será un crecimiento inferior. Para 2023, espera que la demanda se recupere a los niveles previos a la pandemia.

LA OPEP+ LLENA SUS RESERVAS DE PETRÓLEO

En cuanto al suministro, espera un incremento, pero con descensos más limitados en el suministro ruso de lo inicialmente previsto. Eso sí, cree que las exportaciones de crudo y productos derivados del petróleo a Europa irán al alza, mientras que la demanda interna en Estados Unidos, ha mitigado pérdidas. De hecho, uno de los proveedores clave continuará siendo Rusia, cuya producción tan sólo está 310.000 barriles diarios por debajo de los niveles previos a la invasión de Ucrania, mientras las exportaciones totales de petróleo se redujeron solo en 580.000. «Se espera que el embargo de la UE sobre las importaciones de crudo y productos rusos que entrará en vigor en febrero de 2023 provoque nuevas caídas«, ha sostenido.

Asimismo, cree que el grupo de la OPEP+ no incrementará la producción de petróleo en los próximos meses al tener las reservas casi completamente llenas. De hecho, la producción de estos países tan sólo se incrementará en unos 100.000 barriles diarios, un ritmo muy inferior al registrado antes del acuerdo de agosto, cuando se estableció un incremento de 648.000 barriles diarios.

La liberación de existencias de emergencia adicionales hasta al menos octubre brindará un mayor alivio. A fines de junio, alrededor de 150 millones de barriles están comprometidos. La entidad cree que «habrá un mayor riesgo de interrupciones en el suministro» y por tanto no excluye la posibilidad de una nueva subida de precios.


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