Ni Christine Lagarde es Mario Draghi ni la crisis que se avecina en los mercados financieros se parece a la de 2008. El Banco Central Europeo tiene un serio problema no sólo para atajar la inflación, sino para sostener el mercado de deuda y lo que es más importante al euro. Ya no quedan balas para paliar la grave situación a la que se enfrenta la economía. El debate se centra entre la recesión y la estanflación, y todo apunta al segundo y más peligroso escenario. La Reserva Federal ha disparado los tipos de interés para tratar de reducir la demanda y nombra la recesión.
Lagarde ha mandado el mensaje que se esperaba al mercado y la institución evitará que la prima de riesgo, el sobrecoste que pagan los países respecto a Alemania para financiarse, vuelva a ser motivo de preocupación. Sin embargo, ya no hay herramientas en esta tardía actuación. Por un lado, no puede desprenderse de los bonos soberanos a un ritmo más elevado porque sencillamente no hay compradores en el mercado y hacerlo dispara los intereses de las nuevas emisiones de deuda. Por otro lado, no hacerlo es debilitar aún más al euro. Y es que, la presidenta del BCE ha cometido un error tras otro, una actuación irresponsable que puede salir muy caro a la economía, a consumidores y empresas.
PORTUGAL, GRECIA, ITALIA Y ESPAÑA VUELVEN A ESTAR BAJO PRESIÓN
En 2021, Lagarde se negó a subir los tipos de interés tras la ingente cantidad del gasto público desmedido de países como Portugal, España, Italia y Grecia para afrontar la crisis sanitaria. Se negó a exigir las reformas e incumplió a sabiendas su propio mandato, que es mantener los precios en niveles cercanos al 2%.
Los tipos de interés debieron comenzar a subir con la recuperación de la pandemia. Pero se puso como excusa que las empresas habían cerrado y las fuertes restricciones en China para evitar tomar una decisión no sólo necesaria sino crucial para sostener al euro. Y es que, pese a que los organismos internacionales, Gobiernos y algunos economistas se empeñen en asegurar que los precios comenzaron a subir a raíz de la invasión de Rusia a Ucrania.
Mientras el BCE continúa con este inmovilismo y tan sólo apunta a una subida del precio del euro del 0,25% en julio, la Reserva Federal de Estados Unidos está incrementando el precio del dólar de forma abrupta. En concreto, Jerome Powell ha disparado los tipos en un 0,75%, la mayor subida en tres décadas, para hacer frente a la inflación galopante. Se trata del tercer movimiento en este sentido en los últimos meses, hasta situar el billete verde en una horquilla entre el 1,5% y el 1,75%. En los mercados, el movimiento se ha traducido en una subida en el S&P 500 y un euro-dólar en el 1,04, muy cerca de la paridad.
LAGARDE ABRIÓ EL MELÓN DE LA DEBILIDAD DE LA EUROZONA
Con todo esto encima de la mesa, los expertos de IG Markets muestran su visión a preguntas de INVERSIÓN. «Lagarde abrió un melón que hasta ese momento estaba pasando desapercibido o al menos los inversores no estaban teniendo en cuenta», ha indicado Sergio Ávila, analista de la firma de análisis. En este sentido, ha destacado que la presidenta del BCE mostró «las dificultades que pueden tener los países periféricos europeos, altamente endeudados, en un entorno de subidas de tipos de interés».
Las dificultades que pueden tener los países periféricos europeos, altamente endeudados, en un entorno de subidas de tipos de interés
Esto provocó que «las acciones del sector bancario se vieran penalizadas, ya que los inversores empezaron a anticipar que podrían venir curvas en las economías del sur de Europa con impacto negativo en el sector financiero. «Las acciones más cíclicas se vieron penalizadas ante la idea de que podemos estar cerca de un periodo de estanflación, que puede llevar a una crisis económica», ha sostenido.
A juicio de Ávila, «atar las primas de riesgo es una medida necesaria para evitar otra crisis de deuda, no hay muchas más opciones para el BCE y sobre todo, para que se sostenga el euro».
EL BCE TRANQUILIZA, PERO NO TIENE HERRAMIENTAS
El anuncio de una nueva reunión no planificada del BCE ha tranquilizado al mercado. «Los inversores están considerando que el BCE podría indicar ya cuales van a ser las medidas a tomar para evitar la fragmentación en Europa, después de que los bonos a 10 años en países como Italia y España se hayan situado ya por encima del 3%». Y es que, la prima de riesgo en España se ha situado cerca de los 120 puntos básicos, mientras que la italiana superaba con creces los 200 puntos.
La deuda pública sobre el PIB en Italia se sitúa en el 151%, en España en el 118%, la portuguesa en el 127% y la de Grecia en el 193%. En el año 2012, con la crisis de deuda, Grecia se situó en el 162%. «Es evidente que podemos tener serios problemas ante la subida de tipos de interés inminente», ha indicado. «Sí, podemos volver a una situación muy complicada para toda Europa«, ha afirmado.
ATENCIÓN A LA CUÁDRUPLE HORA BRUJA
Por ahora, estas decisiones se han digerido bien en los mercados, con fuertes alzas en compañías más cíclicas en detrimento de otras más defensivas, como las energéticas, en la jornada de este miércoles. Aun con todo esto, «puede que simplemente sea un rebote y estamos en un entorno en el que uno no se puede lanzar a comprar cualquier valor, hay que ser extremadamente cauteloso».
Estas decisiones de los bancos centrales se producen dos días antes del vencimiento trimestral de opciones y futuros sobre índices y acciones. Suele ser un día con un fuerte volumen de negociación, pero también con un extra de volatilidad. «Normalmente si la semana de vencimientos empieza al alza suele continuar hasta vencimientos para luego desvanecerse a posteriori; y si es al contrario que empieza con caídas, lo normal es que termine a la baja la semana y luego es probable ver un rebote, estamos ahora en este segundo escenario», ha zanjado Ávila.