Vivimos tiempos complicados para el conocimiento financiero. La sobreinformación puebla las redes sociales e Internet y gracias al avance tecnológico la inversión es cada vez más accesible al común de la población. Sin embargo, la facilidad para apostar por este método para obtener rentabilidad viene acompañada de algunos peligros que pueden arruinar familias. La ignorancia o la imprudencia a la hora de invertir se debe en muchos casos a falta de educación y planificación financiera, algo que en España siempre se ha puesto en entredicho.
Casos como el de la caída de la criptomoneda Terra (Luna) y la pérdida de ahorros de numerosos inversores que apostaron por el potencial del activo digital son un buen ejemplo de la situación actual. Además, las consecuencias de la pandemia del Covid-19, las tensiones inflacionistas a nivel global y la guerra de Ucrania y las alertas de una posible recesión que se están dando desde diferentes entidades son motivos más que suficientes para que la población ponga el foco en la gestión patrimonial.
«Siempre habrá períodos de expansión y bonanza económica y momentos que provoquen crisis y esto es como las estaciones del año. Nada es estable, ni en la economía ni en la vida misma.
Es por ello que desde organizaciones como la Asociación de Educadores y Planificadores Financieros plantean estrategias para hacer frente a la coyuntura económica. «Veníamos de un acontecimiento como es el Covid, que nos hizo reflexionar a nivel económico y financiero a las familias. Hemos notado durante el Covid que muchas personas, tanto autónomos, como pequeños empresarios y particulares se pusieron en contacto con nosotros para pedir consejo por las dificultades económicas que estaban pasando. Esa circunstancia hizo que se fijaran más en la planificación de la economía» explica el presidente de la asociación, Dositeo Amodeo, a Inversión.es.
PLANIFICACIÓN FINANCIERA
Ahora con las presiones inflacionistas por los costes energéticos y los rebrotes en China, que han perjudicado al transporte marítimo provocando cuellos de botella en la cadena de suministro, los precios de bienes de consumo esenciales como los alimentos están subiendo. Las familias están perdiendo poder adquisitivo y el ahorro y la gestión es más necesario que nunca.
«Siempre habrá períodos de expansión y bonanza económica y momentos que provoquen crisis y esto es como las estaciones del año. Nada es estable, ni en la economía ni en la vida misma. En estos momentos las familias tienen que tomar conciencia desde un punto de vista económico y financiero y vigilar sus finanzas personales», señala Amodeo.
«Cuando se planifica el futuro, la prioridad es que cuando necesites el dinero lo tengas. Habrá que buscar activos financieros que den certezas, den más o menos rentabilidad. Con las criptomonedas no ocurre.»
En este sentido, el experto apuesta, no solo por el ahorro, sino por la planificación. «El ahorro en sí mismo está demostrado que no produce mayor bienestar ni mayor riqueza en las personas. Ahorrar por ahorrar no mejora la calidad de vida de las personas. Lo que sí mejora la calidad de vida es planificar», indica.
«Planificar significa tener unos objetivos a corto y medio plazo y unos recursos con los que decidir que hacer. Unos recursos presentes, el dinero que tenemos en el banco o en activos financieros, y unos recursos futuros para hacer frente a nuestros objetivos. El primer paso es ver lo que puedo ahorrar y el segundo paso es ver si con lo que estoy ahorrando puedo cumplir mis objetivos. Sentarse a reflexionar sobre las necesidades presentes y futuras y tomar decisiones sobre cual es la parte de los ingresos que se puede destinar al futuro y cual al presente». añade.
INVERSIÓN DIVERSIFICADA Y A LARGO PLAZO
Según Amodeo, es a partir de este punto cuando se puede hablar de inversión para cubrir objetivos a largo plazo, como destinar dinero a pagar la universidad de un hijo o comprar un coche. «Si tengo un objetivo a diez años, como los estudios de mis hijos por ejemplo, una buena opción es aprovechar el rendimiento del mercado para poder tener los recursos necesarios. Si yo eso lo planifico, a mí las crisis a corto plazo no me afectan. Las crisis también pueden ser una oportunidad en lugar de un problema para el ahorro».
En este sentido, aprovechar las caídas de mercados que siempre han dado buena rentabilidad y tienen altas probabilidades de recuperarse puede ser una opción a tener en cuenta. Asimismo, tener en cuenta la diversificación en los activos invertidos además del tiempo y la paciencia para empezar a obtener rentabilidad son factores determinantes a la hora de planificar el futuro.
«Hay que tener en cuenta los horizontes temporales para invertir en activos financieros. Pero tienen que tener cierta seguridad y estar diversificados a nivel mundial. La inversión debe permitir tener un rendimiento sabiendo que el capital está asegurado. Lo que me da seguridad es el tiempo, no el movimiento del mercado», argumenta el presidente de la asociación.
INVERSIÓN EN CRIPTOMONEDAS: POCA CERTEZA
En cuanto a la inversión en criptomonedas, su alta volatilidad y carácter especulativo hacen de ellas activos poco recomendados para una planificación financiera a largo plazo, según el experto. Este es un tema especialmente interesante en España, puesto que en estos últimos años hemos llegado a tener más de un 10% de población con capital invertido en criptomonedas.
«Cuando se planifica el futuro, la prioridad es que cuando necesites el dinero lo tengas. Habrá que buscar activos financieros que den certezas, den más o menos rentabilidad. Con las criptomonedas no ocurre. A lo mejor inviertes 10.000 euros en criptomonedas e igual tienes 100.000 euros en dos meses o igual lo pierdes todo», asegura.
«Si mi objetivo de inversión es primero cubrir los objetivos vitales de mi familia esa parte de los ahorros no se de bebe invertir en criptomonedas, es decir, no se debe invertir en nada en lo que no se tenga certeza de que cuando se necesite el dinero lo vayas a tener. Si tienes cubierto tu fondo de liquidez y fondo de reserva, entonces si puedes invertir en criptomonedas, en la lotería o en cualquier inversión especulativa», concluye.