España se ha situado con la mayor tasa de morosidad, del 6,19%, entre todas las áreas económicas en las que opera la entidad que preside Ana Botín con más de 14.700 millones de saldos dudosos. Hasta hace poco, esa situación de farolillo rojo la mantenía Portugal, pero su sprint final (ha pasado del 8,29% al 5,77%) en el último año le ha hecho salir del pozo.
Además, España no solo ocupa el dudoso honor de ser el mercado más moroso para Banco Santander, sino también el que más lento lo está reduciendo. Así, en el último año natural, de marzo a marzo, se redujo en un 1,27%, muy por debajo de otras geografías como Polonia (-7,9%), Brasil (-5,26%), Chile (-6,6%) o Estados Unidos (-15,7%). Tan solo los latinoamericanos, Argentina (+39,3%) y Brasil que se mantiene en el mismo nivel, más expuestos a la crisis cambiaria que se ha reproducido a principios de año (como ha ocurrido en Turquía) lo han hecho peor que el mercado español en el último año.
Aunque los saldos dudosos españoles son los que proporcionalmente menos se han reducido, la entidad ha decidido reducir las provisiones de cobertura de pérdidas por deterioro en España, justo el colchón que debe actuar en caso de impagos, en un 13,7%. La anterior cifra es la más alta respecto de todas las áreas en las que trabaja el banco que van desde la reducción, también, en Reino Unido del 10,7% a la caída del 5,9% en Portugal (aunque la morosidad se ha desplomado más de un 30% en el país luso).
Obviamente, lo anterior también está muy relacionado con el volumen de negocio que tiene en cada país el banco. Así, los 15.839 millones de saldos dudosos en España que mantenía en marzo de 2018, que ha rebajado a 14.729 millones, supone la suma de Polonia, Portugal, Reino Unido, Brasil, México, Chile y Argentina. Por lo que al final, las variaciones sobre volúmenes tan grandes en porcentajes son más pequeños, aunque su efecto es mayor sobre el total del grupo.
Pese a que la morosidad en el mercado con mayor volumen, el español, se ha reducido de manera tímida, el banco si ha logrado mejorar en el último año su cifra. En concreto, Banco Santander ha cerrado el primer trimestre con una tasa de morosidad del 3,62% desde el 3,73% con la que acabo el año y el 4,02% de hace un año. La firma cántabra explica que «la calidad crediticia ha seguido mejorando” y eso le ha permitido reducir las dotaciones por insolvencias un 5%, hasta los 2.172 millones. Asimismo, señaló que «el coste del crédito, es decir, lo que el banco provisiona cuando concede un crédito, cayó siete puntos básicos en el año, hasta el 0,97%, el nivel más bajo desde 2008″.
PRIMER TRIMESTRE DIFÍCIL PARA BANCO SANTANDER
Santander registró un beneficio neto atribuido de 1.840 millones de euros en el primer trimestre de este año, lo que supone un descenso del 10% con respecto al mismo periodo del año anterior, al haberse contabilizado un cargo neto de 108 millones de euros por la venta de activos y reestructuraciones. Un cargo que incluye 150 millones de euros de plusvalías por la venta de la participación del 51% de Prisma en Argentina y 180 millones de euros de pérdidas derivadas de la venta de una cartera de inmuebles residenciales en España, más un cargo de 78 millones de euros por los costes de reestructuración en Reino Unido y Polonia.
Los 14.729 millones de créditos dudosos en España es igual a la suma de Polonia, Portugal, Reino Unido, Brasil, México, Chile y Argentina
Estos resultados se han logrado en un contexto operativo difícil, sobre todo en Reino Unido y Europa«, señaló Botín en la nota de prensa emitida por la entidad. La presidenta ha destacado que, de cara al futuro, la entidad continuará invirtiendo en su transformación digital, lo que unido a su presencia geográfica ofrece oportunidades para obtener un crecimiento rentable. «Confiamos en alcanzar nuestros objetivos a medio plazo, entre ellos, el RoTE del 13-15%», afirmó.
Los mayores problemas vinieron de Reino Unido, donde el beneficio atribuido cayó un 36%, hasta 205 millones (-37% en euros constantes), tras dotar 66 millones de euros por costes de reestructuración. Sin este impacto, el beneficio ordinario cayó un 15% (-16% en euros constantes) afectado por un entorno de alta competitividad que presionó a la baja los ingresos.