Un redoblamiento de los esfuerzos globales de reducción de emisiones para lograr cero neto para 2050 parece materializarse en la COP 26. Esto generará un espectro de oportunidades y riesgos para las empresas europeas. El petróleo es uno de los contribuyentes clave para el calentamiento global. Los principales productores pueden verse amenazados por acelerar las estrategias de transición y remodelar las carteras a medida que se intensifica el riesgo de la política climática y la presión de los inversores. Sin embargo, la Conferencia sobre el Cambio Climático puede lograr que la reducción de emisiones destaque en las cinco grandes petroleras europeas para 2050.
Grandes petroleras, grandes emisiones
El creciente reconomiento de que se necesitan reducciones rápidas y sustanciales en las emisiones globales de gases de efecto invernadero para prevenir los peores efectos del cambio climático pone un foco de atención no deseado en Occidente. Las grandes petroleras europeas son Exxon Mobil, Chevron, Shell, BP y Total Energies. Entre las cinco producen alrededor de 9 millones de barriles por día de petróleo y se encuentran entre los 20 mayores contaminantes. Según un informe de Bloomberg Intelligence, el grupo de estas cinco genera el 9% de las emisiones globales anuales, excluidos los cambios en el uso de la tierra.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y la Agencia Internacional de Energía citan la combustión de combustibles fósiles como el principal contribuyente al aumento de las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero.
Los planes de Shell y Equinor, los más ambiciosos
Las grandes petroleras europeas han anunciado objetivos de emisiones cada vez más ambiciosos en los últimos 24 meses, acompañados de objetivos basados en la intensidad. Un enfoque divergente hacia la reducción de emisiones continúa ampliándose entre las grandes petroleras europeas y sus pares estadounidenses. Estos últimos han sido mucho más aprensivos al proporcionar objetivos específicos de emisiones a largo plazo. Sin embargo, observamos que Chevron anunció recientemente su primera ambición de intensidad de carbono de cartera: 5% para 2028. Según el informe de Bloomberg, los planes de Shell y Equinor son los más completos y ambiciosos, dado que ambos tienen una meta neta cero para 2050 y lideran los planes para la reducción de la intensidad de las emisiones, con inclusión de objetivos específicos a corto plazo vinculados a la compensación ejecutiva.
La reducción de la intensidad del carbono se acelera más allá de 2030
La intensidad de carbono unitaria de las grandes petroleras europeas está mejorando. No obstante, tienen un largo camino por recorrer para alcanzar el cero neto en 2050. Bloomberg anticipa un progreso en la reducción de la intensidad de carbono del 20% para el grupo para 2030, principalmente a través de la optimización operativa, la desinversión de la exposición de activos heredados, la minimización de la quema y la ventilación, la puesta en marcha de proyectos de nueva generación más eficientes y la evolución gradual en la mezcla de productos.
Exxon Mobil, Chevron, Shell, BP y Total Energies generan el 9% de las emisiones globales anuales
Más allá de 2030, prevén una aceleración en el progreso de la intensidad de carbono. Esto será a medida que las carteras y estrategias se vuelvan cada vez más dominadas por la provisión de fuentes de energía con bajas emisiones de carbono. Por ejemplo el gas natural, biocombustibles y electrones, y un menor énfasis en la inversión en el crecimiento del petróleo “upstream”.
El cero neto para 2050 limitaría los peores efectos climáticos
Un escenario de cero emisiones netas para 2050, el más ambicioso previsto por el IPCC, estabilizaría las temperaturas medias en la segunda mitad de este siglo a aproximadamente 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales, limitando los peores efectos del cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos, pero requiere un ritmo vertiginoso de descarbonización de la economía mundial y el sistema energético. Para Bloomberg, el ritmo de la transición a cero neto es más agresivo que el propuesto por las grandes petroleras mundiales.
Las grandes empresas estadounidenses se han negado a delinear planes para cero neto. Bloomberg espera un mayor riesgo de sostenibilidad, un escrutinio climático y divulgaciones más estrictas en medio de un impulso más amplio de los inversores para acelerar las estrategias de transición energética.