jueves, 12 diciembre 2024

El S&P 500 asalta sus máximos históricos con fuerza para seguir subiendo

IG Markets

El Standard & Poor’s 500, conocido como S&P500, es supuestamente el índice que muestra el comportamiento más cercano a la realidad de lo que pasa en la economía de Estados Unidos. El selectivo incorpora las 500 empresas más importantes a nivel mundial, no sólo de mayor renombre sino también de mayor capitalización de mercado motivo por el cual ante cualquier fuerte retroceso, el mercado entra en pánico.

El año 2020 fue un año particular para los indicadores bursátiles. El S&P500 perdió cerca del 35% de su valoración entre los meses febrero y marzo de 2020. Situación que no se veía en los mercados desde el año 2007 y 2008 cuando sucedió la fatídica crisis inmobiliaria que resultó en una caída cercana al 55% de su valor.

Sin embargo, doce años después desde los mínimos alcanzados en enero de 2010 en niveles de 670 dólares, el precio del S&P500 comienza un camino alcista sin precedentes, directriz que se impulsa paradójicamente gracias a la pandemia.

Se incrementa la cantidad de inversionistas profesionales como de minoritarios quienes ya tenían la experiencia de ingresar en compras cuando se presentaban este tipo de debacles. Las acciones se ponen baratas, el mercado entra en pánico, los clientes inversionistas ven que todo se cae y en su afán de no perderlo cierran posiciones aceptando las pérdidas mientras por otro lado están todos los que ya vivieron una situación similar en 2008 e incluso en muchas otras crisis anteriores y aprovechan para salir de compras aumentando intrínsecamente el valor del S&P500 más de un 100%.

En el argot financiero de Wall Street se dice que estadísticamente lo que demora en subir cuatro veces un precio, demora en caer una vez. Pero parece que el S&P500 hace caso omiso a esta regla pues el impulso que lleva parece no tener techo.

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Una situación como la pandemia representa una pérdida importante al índice. Sin embargo, no fue suficiente para llevar el precio de este índice a niveles promedios los cuales según los analistas de Wall Street debería estar por niveles de 2.000 con una rentabilidad anual promedio del 8%. La codicia del mercado se ve reflejada en el S&P500 y lo cierto es que ese sentimiento, es de los que el mismo mercado más castiga.

Esta semana conocimos de parte de la FOMC el interés en comenzar la gradual retirada de los estímulos creados para apoyar la economía por la pandemia, razón que generó caídas en el índice de más de 800 pips. Adicional a esto encontramos una situación de tensión que viene de Afganistán por la invasión de los palestinos lo cual lleva a pensar en una posible intervención de los países aliados, lo que se traduce en una nueva guerra armamentista. Para terminar, se mantiene en vilo las posibles nuevas variantes que puedan desarrollarse del COVID 19 que sean más contagiosas y mortales que la variante Delta, afectando de manera irreparable el desarrollo económico mundial. Estos aspectos podrían repercutir en ese movimiento ascendente que trae el S&P500 y hacerlo retroceder, pero no lo llevaran a niveles de 2.000 dólares cercanos a los mínimos de la pandemia pues ya están descontados.

Técnicamente, podemos ver en gráfico de marco diario que el precio desarrolla un canal ascendente que respeta la directriz alcista creada desde marzo, en la cual se apoya para generar máximos y mínimos ascendentes respetando de manera sólida las medias móviles expuestas. Incluso de momento respeta la media móvil de 50 periodos que es la de corto plazo dándonos a pensar que el precio buscará nuevos máximos históricos en niveles cercanos a los 4.600 dólares.

Si el próximo lunes, el precio abre con vela semanal por encima del último soporte fijado para el 13 de julio en niveles de 4390, podría estar dando indicios de ese movimiento de continuación alcista. Desde el punto de vista técnico, la única forma en la que podríamos ingresar a las ventas se da por debajo de los 4.000 dólares una vez haya quebrado el canal, la directriz y las 3 medias móviles exponenciales.

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Como información de interés, en 1907 fue la primera crisis financiera mundial del siglo 20 donde justamente se crea la Reserva Federal de los Estados Unidos. En 1914, una nueva crisis golpea el mundo de la mano del comienzo de la primera guerra mundial, guerra que llevó al mundo a una recesión de cuatro años entre 1917 y 1921 para resultar en lo que se conoce como la Gran Depresión cuando colapsó la bolsa de Nueva York en 1930. Quince años después llegó una nueva recesión por conflictos bélicos la cual denominaron la Segunda Guerra Mundial. Luego, para 1975 conocimos la famosa estanflación, una combinación fatal entre recesión y una alta inflación, situación que podremos prever en los años próximos a menos que los gobiernos dejen de imprimir billetes. Para no hacerlo tan largo, en 2008 nos estrellamos con las hipotecas subprime, crisis inmobiliaria donde bancos y empresas famosas, en especial del sector financiero se quebraron y otros tuvieron que ser rescatados a manos de los gobiernos. Ahora, en 2020, de frente e inexpertos con un virus que acabaría no con grandes bancos sino con millones de vidas y cientos de miles de pequeñas y medianas empresas alrededor del mundo, mantenemos la esperanza en que una vacuna va a solucionar un problema que fue creado y apenas conocemos el inicio.

Lo cierto es que, en un lapso no muy largo veremos una recesión de tal magnitud que tumbará el precio de las acciones y, por ende, llevará los índices a los promedios que necesitan quienes mueven los hilos del dinero.

Ray Dalio habla de un nuevo orden mundial que causaría una gran crisis al igual que Peter Lynch y Michael Burry quienes ostentan de gran reconocimiento en los mercados gracias a sus predicciones y resultados históricos. Podemos ver en línea con estos expertos que el índice de miedo y codicia para corto plazo se encuentra con posibles compras al encontrarse negativo. Pero también vemos que en lo corrido del último año ya se encuentra en terreno positivo lo que indica que se acerca cada vez más a la extrema codicia creando el ambiente propicio para un verdadero crush.


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