Los zapatos y los bolsos no son solo productos para presumir o invertir. Las nuevas generaciones son una de las patas de crecimiento en el mundo del lujo. Y si las marcas quieren persuadir a los más jóvenes, deben arriesgar por la sostenibilidad. Esta es la idea que se saca en claro al leer el informe “Sostenibilidad como el máximo lujo:¿Cómo de realista?”, que ha llevado a cabo Deutsche Bank. En él, la empresa analiza qué pasaría en el sector de la moda si las distintas firmas invierten de forma socialmente responsable.
Dentro de unos años, se prevé que la mitad de la demanda del mundo del lujo sean personas de 45 años o menos. Según el informe “el medio ambiente es el tema definitorio de nuestro tiempo y los consumidores más jóvenes están seriamente preocupados por él. Respaldan cada vez más sus creencias con sus hábitos de compra, favoreciendo marcas que estén alineadas con sus valores y evitando aquellas que no lo estén”.
Otro de los puntos a tener en cuenta que aparece en el informe es la democratización de esta industria. En los últimos 30 años, el lujo ha pasado de ser un sector que maneja 50.000 millones de euros a uno que controla 280.000 millones, aumentando a una tasa anual del 6,1%. Durante el mismo tiempo, el número de consumidores creció también a una tasa del 3%. ¿El motivo? Para Deutsche Bank, tiene que ver con una evolución de la industria del lujo que ha cerrado ya la puerta a un posicionamiento selectivo y demográfico. “Al reducir el umbral de entrada al mundo del lujo, la base de consumidores objetivos se ha expandido y, al mismo tiempo, el interés por un consumidor más global ha ampliado las fronteras geográficas. Este proceso encontró su apogeo cuando los consumidores chinos comenzaron a participar en la demanda de lujo a finales de la década de los 2000”, sostiene en su informe.
MENOS ES MÁS
Es necesario alargar la vida útil de cada producto. Para que podamos llegar a cruzar la línea de una industria sostenible, este crecimiento en la cantidad de consumidores tendrá que combinarse con el hecho de que cada cliente compre menos unidades de cada producto.
Sin embargo, hay un pero. Las nuevas generaciones juegan en contra ya que vivimos un momento en el que existe un uso de la moda exacerbado. “El deseo de ser instagrameables gira en torno a la idea de la novedad, la innovación, el cambio…Esto está impulsando a las marcas a hacer colecciones cápsula y colaboraciones, así como a espacios de fabricación más limitados y a unas fases de fabricación y compra más rápidas, lo que deriva en un ciclo de vida del producto más corto”.
No obstante, aunque el desarrollo no sea progresivo, el documento prevé que las empresas del sector del lujo se transformarán para ajustarse a unas dimensiones más bajas de producción, pero con una pauta de negocio de precios más altos.
Según el informe, si esto se logra, se rebajaría el volumen un 25% y habría un incremento de precios del 20%. En consecuencia, cuando el problema de la sostenibilidad cobre mayor urgencia, estas firmas tendrán además que utilizar modelos de economía circular, como la reventa y el alquiler.
el lujo ha pasado de ser un sector que maneja 50.000 millones de euros a uno que controla 280.000 millones
MARCAS DE LUJO
Balmain, Gucci, Prada,…La pandemia del Covid-19 ha sido un impulso en todas las escalas para la moda. De un día para otro, los conceptos que algunos diseñadores habían intentado promover durante años se hicieron obvios para la mayoría de la gente, tal como el desarrollo sostenible. Olivier Rousteing, director artístico de Balmain, también está avanzando en este camino al mostrar con orgullo los “primeros pasos concretos hacia el objetivo a largo plazo de crear colecciones verdaderamente sostenibles”. Esta marca, fundada en 2003, cotiza en la bolsa de Zurich y tiene un valor de 460 millones de euros.
Con su colección «Crucero» para este verano 2021, la marca ha lanzado una cápsula para mujeres compuesta por una selección de camisetas de algodón orgánico. Una vez más, el alcance responsable se limita principalmente a los artículos básicos.
El resultado es beneficioso para todos. Para empezar, se prolonga la vida útil de los productos y se reduce el desperdicio. Esto proporciona un atractivo a la marca porque, al escasear el producto, se amplía su deseabilidad. Y, por último, ayuda a entender el ciclo a través de un canal de reventa, generando así una economía que se retroalimenta.