La última vez que se vio a Ernest de Hannover fue un 13 de octubre de hace dos años. Desde entonces no se ha vuelto a saber nada de él. Ni siquiera se sabe si tendrá a bien acudir a la boda de su hijo Ernesto Augusto con una diseñadora rusa. Un enlace que se celebrará en el castillo familiar de Marienburg. El mismo que eligieron Ernest y Carolina para celebrar su matrimonio.
Ahora bien, estamos ante uno de los personajes más controvertidos de la realeza. Una fama que se acrecentó cuando decidió ausentarse de la boda del ahora Rey Felipe VI. La excusa “no se encuentra bien”, aunque parece que más bien iba midiendo las calles. Algo que no extrañó a nadie, dado que sus problemas de alcoholismo le precedían.
De hecho, nada más casarse con Carolina de Mónaco, sufrió una pancreatitis que –a punto estuvo- de costarle la vida. Un anticipo de lo que estaba por venir, según informa Cotilleo.es, dado que años más tarde Carolina y Ernst decidieron separarse en medio de unos enfrentamientos que llenaron horas y horas de programas de televisión. Nunca se conocieron los detalles del acuerdo, probablemente para que Carolina no perdiera su título de Princesa de Hannover, un reconocimiento más que considerado entre las Casas Reales.
Sabemos que el príncipe pasa el tiempo entre la Isla de Lamu, en Kenia, e Ibiza. Que organiza partidas de caza en su castillo de Grünau en Austria. Lleva una vida de reyes, pero sin los compromisos que ello conlleva. Pero la última vez que supimos de él fue durante su última aventura: Simona, una bailarina salida de un prostíbulo vienés, que lo abandonó cuando se percató de que nunca llegaría a ser Princesa.