Este lunes el mercado del uranio se levantaba movido. La producción mundial de este material proviene de Canadá, Australia y Kazajstán principalmente. Es suministrado y demandado por un número limitado de actores, y la alta regulación, los fuertes costes, y la demanda cíclica lo alejan para nuevas entradas. Sin embargo, hay una compañía, Sprott Physical Uranium Trust (SPUT), que ha empezado a comercializar con uranio físico. Ha aumentado sus compras en alrededor de 1.000 millones de dólares. Su misión es poder dar a los inversores la opción de conseguir exposición a este producto de forma económica y, hasta ahora, ha tenido un gran éxito. El sentimiento de los inversores se ha desbordado y en conseucencia las acciones relacionadas con el uranio se están disparando. Según el Financial Times, los precios del uranio crudo han subido a los niveles más altos que hemos visto desde 2014.
EL MÁS ODIADO
En 1983 Otto Hahn dividió un átomo de uranio, descubriendo al mundo una increíble cantidad de energía. A pesar de que es un elemento que suele recibir mala prensa, puede combinarse muy bien con las energías renovables del futuro.
Como inversión, este mineral ha sido muy odiado en Wall Street desde el desastre de Fukushima porque además de proporcionar una fuente de electricidad potencialmente ilimitada, también proporcionó la bomba atómica. Pero este odio está cambiando. Ahora existen nuevas perspectivas sobre el mineral que indican que podríamos estar ante un cambio de tendencia a largo plazo.
Los precios del uranio crudo han subido a los niveles más altos que hemos visto desde 2014
Fuente: Financial Times
Cuando hablamos de uranio estamos haciendo referencia a la actividad minera. Es el principal combustible que se utiliza en los reactores nucleares que generan el 10% de toda la energía del planeta. Después de una larga tendencia bajista, las acciones de las mineras de uranio han vuelto a la carga. Atrás queda lo que sucedió en Japon en 2011 cuando el precio del uranio entró en un prolongado letargo de descenso que provocó el cierre y recortes de producción de grandes compañías como Cameco o Kazatomprom. Ahora el panorama se revierte para pasar de un ciclo con exceso de oferta a otro con exceso de demanda.
UN BUEN MOMENTO
Las mineras de uranio no fueron una excepción en lo que supuso el desastre de la pandemia a causa del coronavirus para las compañías. Cameco y Kazatomptom tuvieron que cerrar sus puertas durante meses en más de una ocasión. Esto derivó en la limitación de la oferta de uranio.
Además, la economía verde y la apuesta de cuidar el planeta es un punto a favor. El uranio es la energía más segura, eficiente y limpia con la que contamos. Los inversores han apostado de manera significativa a que la energía nuclear está preparada para ser un elemento clave en la desinversión de las empresas en combustibles fósiles. Y la cuestión es que su precio ha espabilado pero aún no ha explotado, pero podría ocurrir dentro de poco.
En definitiva, el mercado está dando pistas claras de que es un buen momento para invertir en uranio, frente a las pocas oportunidades y posibilidades atractivas para invertir.