El 2020 además de ser el año de la pandemia sin ninguna duda ha sido el año de la inversión sostenible. En 2020 según datos del 2020 Global Sustainable Investment Review, la inversión basada en criterios ESG (criterios ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo, por sus siglas en inglés) llego hasta los 35,3 billones de dólares en activos bajo gestión en 2020.
Una tendencia que en lo que llevamos de 2021 se ha seguido viendo. A principios de año la gestora de inversión Blackrock, anuncio un cambio en un estrategia para centrarse principalmente en inversiones sostenibles.
EX-BLACKROCK EN CONTRA
Pero a esta tendencia le han comenzado a salir sus primeros detractores, uno de ellos cantante sorprendente Y es que estamos hablando del ex director de la mayor gestora de inversión del mundo, la anteriormente mencionada Blackrock, Tariq Fancy.
Quien ha advertido de que se trata de «un peligroso placebo que perjudica el interés público». Ha sido en un ensayo donde ha cuestionado a la inversión sostenible y como es un intento de renovación del capitalismo para intentar mostrarse más ecológicos. Pone en duda el impacto que realmente tienen los bonos verdes, «no está del todo claro si ese gran impacto medioambiental positivo es el resultado de este tipo de inversiones o se habría producido igualmente de otro modo».
Su tamaño de mercado ya supero el billón de dólares, achaca lo malo de estas inversiones a que “la mayoría de las empresas cuentan con unas pocas iniciativas verdes que cumplen los requisitos (ESG) que pueden financiar a través de bonos verdes, sin verse obligados a cambiar mínimamente su plan estratégico».
«Nada les impide llevar a cabo actividades claramente no sostenibles con sus otras fuentes de financiación»
Estas dudas sobre la inversión en realidad no son nuevas anteriormente ya se habían alzado voces criticas dentro del sector. Un ejemplo de ello es Sheila Patel, presidenta de Goldman Sachs Asset Management, que en declaraciones a la CNBC el año pasado, declaro que al fin y al cabo, la inversión sostenible no es más que otro vehículo creado para obtener una rentabilidad. Por tanto, se inclinará a favor de aquello que más beneficio de, lo que puede estar relacionado o no con los criterios ESG.
EL INTENTO DE CONTROL DE LA SEC
Todas estas voces pueden ser la razón por la que la Comisión de Mercados y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) tengan que informar de como y porque realmente lo son. Gary Gensler, el presidente de la comisión, relato a los miembros del Parlamento Europeo que su agencia se encuentra estudiando la posibilidad de exigir a los gestores de fondos información sobre el etiquetado de sus productos de inversión ambiental, social y de gobierno, o ESG.
Recientemente el Wall Street Journal informo sobre que en el negocio de gestión de activos de Deutsche Bank, DWS Group, se había exagerado el uso de criterios de inversión sostenibles. Para así gestionar sus activos. La SEC y los fiscales federales están actualmente investigando este asunto.
ESPAÑA
Dentro de nuestras fronteras es la banca quien esta acaparando este tipo de gestiones, en concreto poseen el 51% del total de la inversión. Este septiembre han destaca las operaciones de Abanca y de BBVA.
Con estas dos operaciones, las entidades españolas han conseguido del mercado en lo que llevamos de año unos 6.578 millones de euros en bonos verdes, sociales y sostenibles. Los mencionados de Abanca y BBVA, pertenecen a la combinación de características de los dos anteriores. Esa cifra representa el 50,8% de la cantidad emitida por empresas de este país, que asciende ya a 12.952 millones.