sábado, 23 noviembre 2024

La dolarización de Argentina, la esperanza para Santander, BBVA y Telefónica

Argentina vuelve a las andadas en este 2022 tras reducir su deuda de forma drástica en 2021. El deterioro económico se produce en pleno incremento de la deuda externa y la nueva ola de desconfianza que generan sus políticas económicas. El país está consumido por una inflación del 64% y la preocupación se centra en los organismos locales, incapaces de contener el gasto y demasiado capaces de despilfarrar un dinero en pesos argentinos que apenas tiene valor entre sus ciudadanos. Ante esta situación, Javier Milei, un político liberal y con la oportunidad de alcanzar cotas de poder en las próximas elecciones de 2023, ha enarbolado una batalla inusual en Latinoamérica.

El diputado, electo en los pasados comicios, quiere acabar con la economía argentina tal y como se conoce hasta ahora. Eliminar el Banco Central de Argentina y destruir completamente el peso argentino con el fin de dolarizar la economía, tal y como hizo Ecuador en el 2000. Por delante, una tarea titánica. Y es que, sin poder emitir papel ni tampoco fijar las tasas de interés, la economía de Argentina estaría a merced de los designios de la Reserva Federal.

ARGENTINA, UNA DEUDA INSOSTENIBLE

Con los datos en la mano, una deuda externa que no para de crecer, hasta los 274.355 millones de dólares, un nivel no visto desde el 2020, en plena pandemia, y una inflación galopante, la economía argentina es del todo insostenible. El peso de la deuda sobre el PIB vuelve a rondar el 100% y el escenario de una posible insolvencia, o impago, que se está produciendo hace temer lo peor. El Gobierno de Alberto Fernández pidió en marzo otros 45.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI) para tratar de paliar la situación.

La dolarización pondría blanco sobre negro la eficacia del sector público argentino

Sin embargo, los políticos y dirigentes de Argentina no ayudan a poner freno a esta destructiva espiral, situación por la que empresas españolas comienzan a refugiar sus propios intereses. Recientemente, Telefónica ha incluido la filial argentina en una compañía con sede en España, mientras que Banco Santander decidió el pasado año la salida de la Bolsa de su filial argentina. Para la entidad financiera, se esperaba un 2022 bueno y sin sobresaltos, pero los acontecimientos, como la invasión de Rusia a Ucrania, las alzas de tipos en Estados Unidos y numerosos países, así como la última subida del Banco Central Europeo.

SIN LA CONFIANZA Y UNA PRIMA DE RIESGO DESBOCADA

Argentina en este momento es uno de los países con mayor riesgo de impago en todo el mundo, en el grupo de Egipto, con una prima de riesgo de 2.508 puntos básicos, el nivel más alto desde julio de 2020. Con estos intereses, el país no tiene la menor oportunidad de poder buscar financiación de inversores extranjeros, mientras tiene dificultades para refinanciar la deuda. Y es que, los repetidos acuerdos con el FMI exigen una disciplina fiscal que la política no es capaz de cumplir.

Los sindicatos exigen subidas de salario en Argentina
Los sindicatos exigen subidas de salario en Argentina

Por esta razón, la solución pasaría por dolarizar la economía doméstica. Algunos economistas cercanos al Gobierno de Fernández aseguran que esta medida ya se adoptó en Argentina y no funcionó. Pero no hacen referencia a la dolarización que pide Milei, sino al cambio peso argentino-dólar. En 1990, el Gobierno estableció el tipo de cambio en la paridad, una medida que hubiera servido si se llevara a cabo un verdadero reajuste en el mastodóntico sector público del país, así como un disciplina fiscal y una apertura total al mundo. Sin embargo, las medidas adoptadas fueron encaminadas, durante las décadas siguientes, a lo contrario, con la nacionalización de empresas.

LOS ARGENTINOS ABORRECEN EL PESO

Con esta medida, la implantación del dólar sería oficial, si bien numerosos ciudadanos lo utilizan como moneda oficial para pagar facturas corrientes, como fontaneros, electricistas y carpinteros. «El peso ha perdido toda confianza», ha afirmado Guillem, un ciudadano afincado en Buenos Aires. La situación es un «completo desastre, una ruina», ha asegurado. «Los precios están desbocados», ha asegurado.

La dolarización pondría blanco sobre negro la eficacia del sector público argentino. Y es que, sin capacidad de emitir moneda ni devaluarla a su antojo, las exigencias para los políticos serían máximas. «Se miraría con lupa cada centavo que se gasta, se guardaría disciplina y se evitaría el derroche», afirman los economistas consultados por este medio. Por contra, otros afincados en el país, aseguran que es un despropósito, un delirio. La destrucción del Estado sin poder construir nada nuevo.

Si bien, todos ellos identifican el problema, algunos lo justifican. Argentina gasta mal, un sistema de gastos sin orientación ni objetivos. Argentina gasta mucho y gasta mal. Tiene un sistema de gastos poco cuidado y sin orientación ni objetivos. Si bien, la medida producirá un shock económico, que obligará a la banca argentina tener dólares en los cajeros para mantener la actividad. Asimismo, la moneda estará a merced de la situación mundial, al ser el principal medio de pago en todo el mundo.

MILEI, UNA PROPUESTA POR LA LIBERACIÓN ECONÓMICA

Si el plan de Milei funcionara, la economía argentina recuperaría la confianza, siempre y cuando se mantenga una férrea disciplina del gasto. El diputado liberal tiene claro que el sector público debe cubrir muy pocos costes, y daría entrada a un mercado dinamizador con la mano del sector público. Y es que, en apenas un siglo la inflación de Argentina tan sólo ha registrado poco más de seis años con inflaciones de un sólo dígito. En el último medio siglo, los precios se han desbocado en el país, pese a las continuas devaluaciones y tipos de cambio.

La industria argentina está prácticamente paralizada, mientras la sociedad pierde dinero por cada día que pasa. La situación de estanflación, con caídas constantes del PIB y unos precios desbocados, el fracaso económico es un hecho a largo plazo. No hay voluntad política de arreglar el problema, mientras en la poltrona continúan engrosando los bolsillos. Para Milei es completamente injusto que un político cobre en esta situación y por esta razón sortea cada mes su salario.

Ni siquiera las exportaciones funcionan con una moneda tan devaluada. El motivo es que apenas hay productos que exportar. Por esta razón, volver a recuperar la industria y esperar un resurgir empresarial con un cambio completo hacia una economía abierta y globalizada permitiría volver a Argentina a los mercados. Y ese debería ser el principal punto de inflexión al recuperarse también la confianza. Hasta entonces, habrá que esperar si los argentinos prefieren seguir como están o darle una oportunidad a la economía de Milei.


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