La Guajira colombiana es uno de los principales centros de atracción para el desarrollo de mega parques eólicos y, por esta razón, un destino obligado de grandes empresas españolas que encuentran una oportunidad única para realizar inversiones y desarrollar un potencial del que son sin duda pioneras.
Para los próximos dos años, se estima un flujo de inversiones de alrededor US$ 3.500 millones con un claro objetivo de acelerar la transición energética de Colombia y, con ello, deben empezar a evaluarse los retos del desarrollo en zonas muchas veces marginadas y con poblaciones indígenas.
Un país rico en energía
Colombia es un país rico en energías, con un gran desarrollo hidroeléctrico; producción estable de petróleo y mayor de carbón, pero ante todo lleno de sol y viento especialmente en la Guajira, donde actualmente se desarrollan complejos eléctricos por parte de empresas muy reconocidas.
Sin embargo, la conjunción de esos ingredientes que harían la receta perfecta se ha estrellado con la incertidumbre que se despierta en las comunidades indígenas que no tienen claro sus impactos sociales, ambientales y paisajísticos.
Según Ismael Arciniegas Gómez quien durante los últimos 5 años estuvo al frente de las relaciones corporativas de la salina de Manaure con las comunidades wayuu “Es necesario que los inversionistas entiendan las particularidades de una cultura con una especial cosmogonía y que está cansada de las bonanzas de sal, gas y carbón en una de las zonas con mayores tasas de pobreza del país”.
¿Cómo conciliar expectativas?
El viento no se agota y la posibilidad de más de 16 parques eólicos que tendrían la capacidad de producir el 70% de las energías del país abre paso a las expectativas que se generan en todas las partes involucradas y que hoy están produciendo una gran cantidad de fricciones que han llevado a que las autoridades administrativas encargadas de la protección de los derechos humanos pidan incluso la suspensión de los proyectos.
Para Ismael Arciniegas Gómez, gerente de ALM Abogados, “los inversionistas deben conciliar una serie de intereses, pero sobre todo realizar las consultas a las comunidades que merecen la oportunidad de un desarrollo sostenible en territorios que, sin duda, se verán afectados por la producción “limpia” de energías en un proyecto en el que la Guajira merece ser protagonista”
La energía y la ruta de las relaciones hispano colombianas
El pasado mes de agosto el Presidente Pedro Sánchez señalo que en «Colombia existe un gran potencial en sectores como energías renovables”, en lo que sin duda es la hoja de ruta del nuevo gobierno colombiano del que las empresas españolas con la conciencia de los retos deben hacerse parte.