Mientras que la Plataforma en Defensa del Transporte llamaba a una protesta en Madrid, desde los ministerios de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, y Transición Ecológica y Reto Demográfico han puesto más difícil una de sus grandes peticiones: Mantener el descuento del 20% en los combustibles. Mientras que desde el primero se aseguró que la huelga no está siendo seguida por la mayoría de los profesionales, en el segundo caso se señaló que el descuento en el precio de los carburantes durante 2023, no sería generalizado y se llevaría principalmente a las familias que lo necesiten.
Es un punto de contención, ya que, después de todo, sostener el descuento fue uno de los principales motivos para la llamada a huelga de este mes e imponerlo fue uno de los motivos para las protestas de principios de año. Si bien, originiamemte fue pensada como medida paliativa de cara a la crisis inflacionaria impulsada por los problemas de abastecimiento energético causados por la guerra en Ucrania.
Al mismo tiempo, es lógico que desde el Ministerio de Transición Ecológica se vea con recelo una medida que pueda aumentar el consumo de combustible fósil. Si bien, la ministra del ramo ha asegurado que hará excepciones con algunos profesionales, las señales desde el gobierno han sido de empujar los transportes de materiales y mercancías a los trenes, que mencionan como un medio más sostenible que los camiones.
UN PARO EN UN MOMENTO CLAVE
Parte del problema con la protesta de los transportistas es que ocurre en un momento clave para cerrar el año con buenos datos de consumo. El Black Friday la semana que viene, donde 8 de cada anticiparan sus compras decembrinas, y el resto de la temporada navideña pueden verse afectados si la situación se mantiene. A pesar de todo, hay que mencionar que varios sindicatos y asociaciones han ignorado el llamado de la plataforma justamente por eso, al considerar que en el momento las posibles perdidas podían ser demasiado dañinas para justificar el paro.
Sin embargo, el momento parece estar elegido apropósito. Lo cierto es que desde el ministerio saben que no hay un momento de tanta presión en estos temas como justo antes de las navidades. No solo por el transporte de materiales relacionados con el consumo, sino por la necesidad de mover alimentos clave durante los meses invernales.
Es un punto que se ha repetido desde el Gobierno una y otra vez desde que se realizó la llamada a huelga de transportistas. Según ha dicho la ministra de Transporte, Raquel Sánchez, «ninguna reivindicación puede plantearse al precio de dañar a otros sectores económicos y al conjunto de la sociedad». Y es que en un punto tan critico del año, no parece prudente permitir que fallen las líneas de abastecimiento en el país, pues los efectos pueden ser devastadores.
SIN UNA POSIBILIDAD DE BANDERA BLANCA A LA VISTA
A pesar de la situación crítica ninguna de las dos partes ha mostrado señales de ceder en este primer día de la protesta. En su convocatoria para la primera concentración del día lunes la Plataforma en Defensa del Transporte escribía: «Tenemos que alzar la voz y que sientan que la situación de los transportistas la tienen que terminar de arreglar, nos jugamos que finalmente se trabaje para siempre en condiciones, o que como ya está pasando volvamos al charco de toda la vida».
Por su lado, la ministra Sánchez ha restado importancia al poder de convocatoria de la plataforma. «Estamos comprobando que la mayoría de transportistas están trabajando y que sí ha habido algunas incidencias, aunque han sido muy pocas», aseguró el lunes. No obstante, aún queda por esperar unos días para ver si el tamaño de la convocatoria se ve realmente reflejado, o no, en las distintas líneas de suministro.
TRES CRISIS A LA VEZ
Lo cierto es que en este momento España enfrenta tres protestas de trabajadores que pueden tener efectos letales al juntarse en época decembrina. Por un lado, la CGT sigue amenazando con nuevas convocatorias de huelgas en la empresa Renfe, mientras está el paro de los transportistas y, finalmente, la capital afronta una huelga de los médicos de la sanidad pública. Más allá de las diferentes motivaciones políticas y laborales, no deja de ser un coctel preocupante.
En esta situación tan extrema, parece lógico pensar que se buscará llegar a soluciones antes de que la situación llegue a un punto demasiado crítico. Además, 2023 es año electoral y a sabiendas de lo complicado que puede ser el invierno, lo más probable es que la orden sea la de superar cada uno de estos casos de la forma más rápida posible. Por tanto, al menos en el caso de los transportistas, lo normal es que, tanto en la plataforma como en el Gobierno, se busque adelantar las negociaciones los próximos días. Mientras tanto, las empresas, y los españoles, seguramente temen por una situación similar a la de marzo.