¿»Un azar desafortunado» o factores externos para dar una explicación del cáncer? Un poco de ambos…
¿Cuántos tipos de cáncer son el resultado de un azar desafortunado? ¿Y cuántos son causados por factores conocidos (estilo de vida, medio ambiente), que potencialmente podrían haberse evitado? Detrás de estas preguntas que agitan el mundo de la investigación médica desde hace ya muchos años, se está convirtiendo en el espacio para la responsabilidad individual y el lugar para el estudio de la prevención. Un debate muy actual – El cáncer es la principal causa de muerte en España.
El año pasado dos estudios muy serios sobre el tema que llegaron a dos conclusiones diametralmente opuestas.
La primera, publicada en la revista Science, por Cristian Tomasetti y Bert Vogeistein, de la Johnd Hopkins University en Baltimore (EEUU), causó un gran revuelo al declarar que dos tercios de los cánceres se producen debido a errores genéticos espontáneos e impredecibles después de repetidas divisiones celulares y, por tanto, son atribuibles a la única «mala suerte». Una opinión en contra de la corriente que dice que la mayoría de las veces los cánceres están relacionados con el medio ambiente o la herencia, provocando con ello una ola de comentarios apasionados y críticos.
Bombazo científico sobre el cáncer
Para lograr esto, los investigadores construyeron un modelo matemático relacionado con 31 diferentes tipos de tejidos humanos (hígado, corazón, pulmón, cerebro …), la tasa de división de las células madre, que trabajan en la renovación de estos tejidos, con la frecuencia de tumores observados en estos órganos. La hipótesis es que estas divisiones cuánto más éxito tienen en la rápida sucesión, mayor es el riesgo de que una de estas etapas de la vida celular «descarrile» y dé lugar a una célula tumoral con una replicación incontrolable.
Pero la semana pasada…, ¡bombazo! La revista Nature, rival histórico de Science, publicó el trabajo de otros investigadores que pone de relieve los datos utilizados por Tomasetti y Vogelstein, y mediante la aplicación de un modelo estadístico ligeramente diferente, logran conclusiones … exactamente contrarias. Según el profesor Yusuf Hannun y su equipo de la Universidad de Stony Brook en Nueva York, del 70% al 90% de los cánceres son predecibles porque están clasificados en factores externos: medio ambiente (aire contaminado que respiramos, el agua bebemos), nuestro estilo de vida (tabaquismo, el alcohol, la inactividad física, la obesidad, la exposición a los rayos UV y ciertos virus), los factores hereditarios.
Tomasetti y Vogelstein no tardaron en reaccionar. Desde el día siguiente, sorprendidos de la lógica de sus oponentes, empiezan a escribir en su blog diciendo que es «imposible» llegar a unos resultados tan «sólidos». Y hacer hincapié en los diferentes resultados de los epidemiólogos (que ponen en relación diversos datos de una población) según Hannun y sus colegas, el 99% de los cánceres de próstata, el 98% de los cánceres tiroides o 95% de los tumores cerebrales son causados por factores externos, mientras que los epidemiólogos los sitúan más bien en torno al 1% o incluso cero, denuncian Tomasetti y Vogelstein.
Los observadores externos acuerdan en hacer un debate de expertos que cautivará, en primer lugar… a los iniciados. «Ambos artículos son interesantes y desafiantes, pero presentan grandes problemas (los de método),» estima Catherine Hill, epidemióloga del Instituto Gustave-Roussy. Para ella, estos cálculos realizados por los expertos son «de la ciencia ficción.» «Todas estas consideraciones teóricas no deben olvidar que la prevención del cáncer debe centrarse en los dos factores más importantes: tabaco y alcohol.»
«Es un debate saludable, ¡es ciencia en vivo! Esto demuestra que no existe una verdad última, solo el conocimiento de un instante T», analiza por su parte el Prof. Patrick Gaudray, director de investigaciones en el CNRS. Sin embargo, es difícil trazar un claro mensaje al público en general. «Si llegamos a la conclusión de la superioridad de la casualidad, podrían debilitarse las campañas de prevención. Pero si insistimos en el impacto de la conducta y el medio ambiente, podemos sentirnos culpables. Podría incluso imaginarse que los comportamientos individuales se consideran para condicionar el reembolso del tratamiento del cáncer. Es probable que la verdad se encuentra entre los dos, y ambos equipos están equivocados«.
Thierry Philip, Presidente del Instituto Curie (París), «es innegable que hay maneras de evitar el cáncer, muchos artículos lo demuestran. ¿Hay un elemento de azar? No digo que no. Las personas que han fumado toda su vida sucumben al cáncer de pulmón, mientras que los no fumadores no lo padecen. La cuestión es si el azar es una explicación acertada, o si enmascara nuestra ignorancia«.