Francisco Reynés continua su plan de desmantelamiento de Naturgy para contentar a los fondos de inversión y asegurarles la rentabilidad prometida. El presidente ejecutivo ha decidido poner a la venta el edificio que alberga la majestuosa sede de la compañía en Cataluña desde que en 2003 la entonces Gas Natural decidió volver a la Barceloneta tras un siglo de ausencia. El presidente quiere buscar otro edificio que sea más barato y más pequeño, lo que obligará a una parte de los empleados que trabajan en la sede actual a hacer las maletas y trasladarse a Madrid.
Según ha podido saber MERCA2 por fuentes internas de Naturgy, Reynés quiere vender la sede diseñada por los arquitectos Enric Miralles y Benedetta Tagliabue y negocia la venta con sociedades que quieren convertir el edificio en un hotel, lo que le permitirá hacer caja con la que asegurar que los dividendos seguirán llegando a las arcas de La Caixa, GIP y CVC Partners, sus principales accionistas.
Aunque los trabajadores que realizan sus labores diarias en la torre Mare Nostrum no han sido debidamente informados, Reynés tiene claro que este símbolo identitario de la compañía será víctima del plan de ajustes implantado desde su llegada. Un programa de desinversiones que sobrevuela sobre las principales áreas de negocio y que amenaza con descapitalizar el grupo. En el seno de la plantilla se califica al presidente de “Capitán Recortes”.
La decisión de Reynés se produce meses después de que sugiriera en la rueda de prensa previa a la junta general de accionistas de Naturgy de 2018 que tarde o temprano el grupo volvería a su sede central tras el éxodo madrileño, una salida forzosa que fue decidida por Isidro Fainé, el anterior presidente de Gas Natural Fenosa y timonel de las empresas del entorno Caixa. “Nada es para siempre”, dijo Reynés ante los periodistas, que no se imaginaban que lo que pensaba el directivo era en vender el cuartel general del grupo en Barcelona.
La todavía sede social de Naturgy en la ciudad condal se levanta junto a la antigua torre de aguas de las primeras instalaciones que ocupó la Sociedad Catalana para el Alumbrado de Gas en el siglo XIX, compañía que fue el embrión del actual grupo energético. La construcción destaca por disponer de varias estructuras con tres frentes, en el que todos los pisos están acristalados.
La mítica sede de Naturgy en Barcelona acabaría convirtiéndose en un hotel
La parte más alta del edificio tiene 86 metros con 20 plantas y el conjunto arquitectónico ocupa 30.000 metros cuadrados en una de las zonas residenciales más caras de Barcelona, con un precio de más de 4.200 euros el metro cuadrado. Su valor de mercado, por lo tanto, superaría ampliamente los 126 millones de euros.
El proyecto del edificio fue presentado en el año 2000 con la fecha de inauguración prevista para tres años después. Sin embargo, las obras comenzaron con retraso porque uno de los principales accionistas de la compañía –la petrolera Repsol– presionaba para que la sede se trasladara a Madrid. En aquella época el presidente de Gas Natural era Antonio Brufau, que en 2004 cogió precisamente el mando de la petrolera.
ABANDONO DEFINITIVO DE LA IDENTIDAD CATALANA
Tras superar las reticencias de Repsol, Brufau logró su objetivo e Inmobiliaria Colonial fue la encargada de realizar los trabajos. La mudanza oficial se produjo en 2005 tras una inversión de 60 millones de euros. El entonces alcalde de Barcelona, Joan Clos, aplaudió el traslado y la inauguración del complejo por “suponer una clara apuesta por Barcelona” por parte de Gas Natural.
Los empleados contemplan con preocupación la deriva de Reynés y temen que sus puestos de trabajo estén en peligro
Colgar el cartel de ‘se vende’ en este edificio tan emblemático para la compañía es una muestra más de la misión que tiene Reynés: adelgazar Naturgy con la mirada puesta en la cotización bursátil y olvidando el plan industrial, lo que está generando muchos recelos en el seno de Criteria, el holding de participadas de la Fundación Bancaria La Caixa. Fuentes financieras confirman a este diario que cada día crece más la desconfianza en este directivo en los despachos del principal accionista aunque, de momento, sigue contando con el respaldo de Fainé.
Los empleados contemplan con preocupación la deriva de Reynés y temen que sus puestos de trabajo estén en peligro una vez que concluya el programa de desvinculaciones voluntarias, que es como se denomina al plan de ajuste laboral pactado con los sindicatos. La amenaza de ERE y la externalización societaria amenazan al menos 800 puestos de trabajo en España, tal como adelantó MERCA2, y ahora los trabajadores de la sede catalana del grupo tienen un elemento extra de incertidumbre.
LOS SINDICATOS TEMEN AJUSTES TRAUMÁTICOS DE PERSONAL
Todas estas cuestiones se tratarán en la reunión que mantendrán los representantes de los trabajadores con directivos de Naturgy el próximo 16 de abril. Un encuentro al que podría asistir Reynés y al que los sindicatos llegan divididos, ya que CCOO y UGT han rechazado las movilizaciones planteadas por USO, que es la organización sindical mayoritaria en la compañía y que convocó a los delegados de toda España a concentrarse en la sede madrileña el pasado miércoles. USO no se fía de Reynés y le exige que se comprometa por escrito a no aprobar medidas que provoquen salidas laborales traumáticas en Naturgy.
Uno de los elementos que más critican los sindicatos es que Reynés ha creado un bonus millonario para los 26 primeros ejecutivos del grupo ligado a la promesa de conseguir unos beneficios que permitan entregar unos 11.000 millones en dividendos a los accionistas (incluyendo el programa de recompra de títulos). Es decir, que existe un poderoso incentivo para seguir rebajando costes (reduciendo personal y vendiendo activos), cambiando músculo financiero por capacidad industrial.
Además de los empleados, otro colectivo que no ve con buenos ojos este plan de retribuciones es el de los directivos de Criteria, que tiene la mayoría del capital de Naturgy y que no coincide con los fondos de inversión GIP y CVC en la focalización excesiva del Plan Estratégico 2018-2022 en medidas destinadas a adelgazar el grupo. Reynés ha pedido a los máximos accionistas que el consejo de administración nombre un CEO con labores ejecutivas que se encargue de hacer todo lo necesario para repartir los dividendos prometidos, quitándole así responsabilidad en el desmantelamiento de Naturgy, pero por el momento no ha logrado su objetivo.