La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico del Gobierno, Teresa Ribera, ha defendido que el acuerdo para construir una conexión submarina para hidrógeno verde entre Barcelona y Marsella, el gasoducto BarMar, anticipa «una decisión estratégica sobre las redes de hidrógeno, que serán una realidad dentro de quince años».
En una entrevista en el diario ‘La Vanguardia’ recogida este domingo, ha reivindicado el espíritu europeísta del pacto, que según ella tiene solidez y va más allá del interés doméstico: «Nos anticipamos. Empezamos a construir el futuro y entrelazamos Europa, es decir, construimos más Europa».
Preguntada por los plazos, ha respondido que «tras unas primeras conversaciones con Enagás esta última semana» se podría realizar en un plazo de entre cuatro y cinco años, y ha dicho que España tiene la ventaja de haber construido ya otras conducciones submarinas, en referencia al gasoducto Magreb-Europa a través del estrecho de Gibraltar y gasoducto Medgaz por el mar de Alborán.
En cuanto a los costes del proyecto, Ribera ha dicho que prefiere ser prudente con esta cuestión y esperar a los resultados de los estudios técnicos.
Ha explicado que ahora empieza una segunda etapa de diseño y concreción de la infraestructura, para la que el Gobierno ya ha contactado con «transportistas, con la industria y con los reguladores para poder tener listo un primer proyecto a principios de diciembre.
«SOLIDARIDAD» ANTE LA GUERRA DE UCRANIA
Ha recalcado que el proyecto responde a un periodo complicado durante el cual el Gobierno «creyó que era importante dar respuesta a la petición de solidaridad de Alemania y otros países europeos» ante las consecuencia de la guerra de Ucrania.
Ha dicho que la propuesta del Gobierno se encontró inicialmente con muchas limitaciones, sobretodo por la situación energética complicada en la que se encuentra Francia, que «no tenía como prioridad un esquema como el que proponía España» pero que finalmente aceptó la propuesta alternativa consistente en la conexión por Marsella.
Al preguntársele si el pacto de Bruselas deja fuera de juego la propuesta italiana de construir un gasoducto entre Barcelona y Livorno, ha respondido: «No tiene mucho sentido hacer otra conducción submarina. La conexión con Marsella es más corta y más barata».