Con la llegada de competidores del exterior a España era de esperarse que Renfe pusiera el ojo fuera de las fronteras del país. La estatal ya ha dejado conocer sus intenciones de que para 2028 una décima parte de sus ingresos provengan del exterior, y con la facilidad para conectarse al sistema europeo que viene con la liberalización del sistema español, lo normal es que la estatal piense en otros mercados.
Ya tenían acuerdos que les permitían conectar con otros territorios, como el SNCF, para transportar pasajeros a Francia. Pero ahora la empresa espera colocar sus trenes fuera del territorio nacional. Esto permitiría a la compañía estatal evolucionar y pasar de ser solo la empresa ferroviaria más antigua del continente a competir en un panorama europeo, e instalar algunos proyectos en Oriente Medio y América Latina.
Si bien la llegada de la competencia a España no ha hecho más que aumentar la cantidad de viajeros, era de esperar que buscaran como llegar a territorios nuevos, del mismo modo que los franceses y los italianos han hecho en el país.
FRANCIA, LA EXPANSIÓN EVIDENTE
No es casual que la estatal española haya buscado un acuerdo con el SNCF. Desde hace mucho tiempo la empresa ha señalado Francia como el país lógico para continuar su expansión. De hecho, la página de la estatal ya muestra a París entre sus destinos promocionados, y desde allí permite la conexión con otras ciudades francesas.
Tiene lógica, al ser frontera, Francia y Portugal siempre han sido de los destinos más visitados por los españoles. Conectar sus trenes a las vías francesas además sería una forma de llegar al resto del continente. Sin embargo, de momento Francia les ha puesto el trabajo complicado, con exigencias descritas como excesivas por la propia Renfe. Es un contraste llamativo con la situación en España, donde a Ouigo se le han abierto las puertas y no hubo mayores trabas para que Iryo fuese adquirida por inversión italiana.
A pesar de ello, la estatal española entiende que Francia y su cercanía a la península ibérica son esenciales. Para la estatal no se trata solo de un destino importante, sino también de una de sus dos puertas de acceso al resto de Europa.
RENFE QUIERE ENTRAR A LAS VÍAS BRITÁNICAS
La empresa española también se proyecta para entrar en uno de los mercados más herméticos del mundo ferroviario: Reino Unido. Aún antes del Brexit, su estatus como una isla separada del resto del continente lo volvía su propio mundillo. Sin embargo, la posibilidad de colaborar con Grand Union Trains, la nueva empresa que busca conectar Londres con Gales por vías ferroviarias.
El proyecto, que de aprobarse, sería el primero de la española en Reino Unido, y una entrada como marca a un mercado clave, que además está bastante cercado desde la salida de los británicos del país. Vale señalar que con el alto número de visitantes anglosajones que llegan a España no sería extraño que tuviesen la ventaja de ser una marca conocida en ese territorio.
Con los británicos encerrados fuera de la Unión Europea no dejan de ser valiosos como un nuevo mercado que, al igual que España, está en vías de liberalizar sus vías de tren, así que no es un mal momento para entrar.
LOS TERRITORIOS BÁLTICOS
Pero además, la estatal también apunta hacia otros territorios del continente. Específicamente en Estonia, Letonia y Lituania, las cuales conectaran gracias a un proyecto que ganaron a finales de agosto en un consorcio que también incluye a alemana DB y la empresa española de ingeniería Ineco. Allí ejercerían bajo el mote de «operadores en la sombra», es decir, funcionarían como asesores durante la construcción de las vías se encargará de marcar los requisitos mínimos de operación y mantenimiento.
Si todo va como lo planean, el proyecto empezaría a funcionar en 2027. Sería uno de los más grandes de este rubro en toda Europa y el mayor en los países bálticos, pues contaría con 870 kilómetros de vías para unir las ciudades principales de los tres países.
CONQUISTA DE AMÉRICA
El grupo con el que Renfe está trabajando en los países bálticos es el mismo con el que ya colabora en las mismas funciones en el Tren Maya de México que unirá Cancún con Yucatán, uno de los proyectos más importantes de la estatal española en América Latina. El otro probablemente sea su colaboración con el gobierno ecuatoriano en el metro de Quito, una de las grandes apuestas de transporte urbano en el continente.
Pero no se queda en el sur. Desde este año, Renfe es parte de la Asociación de Alta Velocidad de Estados Unidos (USHSR, por sus siglas en inglés). Esto les permite formar parte de los nuevos proyectos que esperan mejorar la conexión interna de trenes en Norteamérica, un proyecto considerablemente más atrasado que las conexiones europeas.