Ibercaja está enfrascado un largo (y tortuoso) proceso de salida a bolsa, en el que las cosas parecen estar siempre en su contra. El rompecabezas que tienen entre manos José Luis Aguirre y Víctor Iglesias, presidente y consejero delegado de la entidad, no solo abarca la cuenta de pérdidas y ganancias (con la rentabilidad más baja de cualquiera de sus competidores en el último año), sino que también el balance y, en especial, la morosidad.
El estudio de los trucos contables (que en realidad son manipulaciones, aunque suene peor) es uno de los temas clásicos en el mundo de la contabilidad. Las empresas, sin incurrir en delitos, tienen un margen amplio para retocar sus partidas de tal manera que son capaces de ajustar ciertos parámetros importantes en función de las necesidades del momento. Así lo demostraron en su día distintos trabajos investigación como los de Mora y Sabater en 2008 (sobre ocultar beneficios en periodos previos a negociaciones colectivas), Pastor y Poveda en 2010 (de cómo ‘sacan’ beneficios extraordinarios antes de su salida a bolsa) o Alcarria y Gil Albornoz en 2003 (sobre como las empresas “alisan” beneficios para reducir su varianza).
La entidad maña es un claro ejemplo de que lo anterior no solo se circunscribe a la cuenta de pérdidas y ganancias, sino que también se puede aplicar para tapar las carencias del balance. Ibercaja presenta (todavía) un problema importante de morosidad, además bastante evidente, dado a que su tasa de mora (de un 6,7%) no solo es de las más altas del sector, sino que incluso está por encima de una entidad como Bankia (6,5% a finales de 2018) que tuvo que ser rescatada por esos problemas hace no mucho.
Entre 2015 y 2018, Ibercaja ha reducido en cada cuarto trimestre de media la tasa de morosidad en cerca de 50 puntos básicos, mientras que en los primeros tan solo en 5
Pero, ¿y cómo se consigue tapar las carencias temporales de la morosidad? Muy sencillo, se toma una parte de las partidas de ‘préstamos morosos’ y se posponen contablemente al siguiente trimestre, algo que es relativamente más fácil en el último mes. La práctica no se sigue siempre, sino que se busca salir mejor en el último trimestre, ya que las cuentas anuales son las más importantes. Lo anterior lleva a que dichos créditos se deban reconocer al siguiente afeando la tasa del primer trimestre del año. Aunque eso tiene otra ventaja encubierta, y es que da la sensación de que en el último trimestre hay signos de mejora por lo que la cosa irá a mejor.
IBERCAJA MEJORA SU MORA UN 900% EN EL ÚLTIMO TRIMESTRE DE CADA AÑO
En el caso de Ibercaja, que además sus últimas cuentas era su carta de presentación para los inversores, su cifra de mora experimentó una caída muy considerable a finales de año. En concreto, la tasa de morosidad de la entidad maña descendió en el último trimestre de 2018 en 60 puntos básicos, mientras que en los tres trimestres anteriores lo había hecho tan solo en 30 puntos, es decir, entre octubre y diciembre la partida se redujo el doble respecto de los nueve meses anteriores. Lo mejor es que desde la entidad maña se pretende hacer creer que la caída de 60 puntos se debe, especialmente, a que la venta mayorista que realizó (denominada operación Cierzo) supuso un descenso de 6 puntos básicos.
Normalmente, la mora se reduce cuando mejora la economía, así a medida que el paro ha ido disminuyendo la tasa de morosidad ha ido descendiendo lentamente. Por eso, dichos saltos abruptos (aunque desde la entidad se excuse en la venta de una cartera de activos de riesgo) no suelen ser lo normal en las entidades. Así, por ejemplo, mientras en Ibercaja se reducía en los primeros tres trimestres en 30 puntos básicos, en BBVA se reducía en 40 puntos (en su negocio bancario en España), en 70 puntos para Caixabank y en 64 para Sabadell. En cambio, entre octubre y diciembre la entidad vasca lo reducía en 40 puntos básicos, lo mismo que la entidad presidida por Jordi Gual Solé, mientras que la firma del Vallés lo reducía en 23 puntos básicos. Como se puede apreciar, en los tres casos se quedaron bastante por debajo de la firma maña.
Aunque se puede ir más allá, y observar cómo ha evolucionado la mora en Ibercaja entre el último trimestre de un año y el primero del siguiente, ya sabemos que los préstamos malos que se posponen se deben reconocer al siguiente. En el periodo que va entre 2015 y 2018, de media en cada último trimestre se ha reducido la tasa de morosidad en cerca de 50 puntos básicos, mientras que en los primeros tan solo lo ha hecho en 5 puntos básicos. Obviamente, una diferencia tan amplia, de un 900%, no se puede explicar solo por el hecho de que a principios de año suba el paro o en navidades (debe ser por la caridad) la gente sea más fiel a pagar su hipoteca.
La práctica de Ibercaja no es tampoco exclusivamente suya, sino que se trata de una constante en el sector (en especial para aquellas firmas no cotizadas) desde que comenzó la crisis. Ya en 2010, más en concreto el 20 de julio, el New York Times denunciaba que las cajas españolas solían empujar una serie de créditos en mora del último mes del trimestre al siguiente «asustadas» por la mala imagen que podría dar la cifra. Por desgracia, en la actualidad los datos de mora desagregados mes a mes no son públicos y solo los posee el Banco de España.
Artículo modificado por el autor el 28 de marzo a las 18:27 a petición de la propia compañía.