jueves, 12 diciembre 2024

Los ‘tramposos’ números de Mercadona: del mito a la realidad

La complaciente acogida, año tras año, de las cuentas de Mercadona bien podría hacer pensar que la firma dirigida con mano de hierro por Juan Roig no tiene parangón en el mundo. Incluso que la compañía valenciana juega en un mundo distinto del que describía el pragmático Mark Twain cuando explicaba que «todo el mundo es como la luna: tiene un lado oscuro que no muestra a nadie». Pero nada más lejos de la realidad, ya que la empresa tiene problemas reales y para algunos de ellos todavía no tiene una solución convincente.

Las cuentas de Mercadona en este 2018 traen una serie de curiosidades y partes menos vistosas que apenas se pueden apreciar, pero que son importantes: desde que sus beneficios llevan estancados un lustro pese a las gigantescas inversiones, hasta que su contribución fiscal tiene más asteriscos de los que se le presuponen. La empresa resalta que Hacienda se benefició en 1.575 millones entre impuestos pagados y recaudados por la firma en este 2018. Una cifra que por sí sola parecería abrumadora, pero que puesta en contexto parece incluso pequeña si, por ejemplo, Iberdrola pagó 1.700 millones pese a que su volumen de negocio en España es un 40% inferior.

Quizás, lo que se ponga en valor por parte de Mercadona es su predisposición a pagar más vía impuestos de sociedades, pero vistos los datos tampoco parece ser el caso. El tipo efectivo abonado por la firma dirigida por Roig ha pasado del 25,45% en 2014 y 2015 al 20,85% en 2017 y 2018, lo que implica que se ha ido acogiendo a las desgravaciones fiscales que ha podido. Por lo que si se obvia la propaganda, la compañía valenciana actúa como el resto de empresas (desde las más pequeñas a las más grandes) abona lo que le exige la ley y ahorra también lo que le permite.

El ambicioso plan de Mercadona le habría hecho perder (si cotizase en bolsa) en torno a un 7% de su valor… ¡quién lo diría leyendo unos cuantos titulares!

En el tema puramente económico, Mercadona también está en mitad de un proceso de cambio que está afectando a sus cuentas. La compañía llevaba padeciendo un parón en su negocio, por la llegada de internet y la competencia en el sector, que le obligó a llevar a cabo un cambio drástico en su negocio. Lo anterior se traduce en una ingente cantidad de dinero invertido, en 2018 se gastó un 214% más que en 2010, todavía no ha encontrado el resultado deseado.

Pese a la importante suma de dinero que acumula, son más de 3.000 millones en los últimos tres años, los beneficios siguen sin reflotar respecto de años anteriores. Si bien se anuncia a ‘bombo y platillo’ que las ganancias en 2018 fueron un 84% superior a los de 2017, todavía son inferiores un 7% a los de 2016 y un 3,1% a los de 2015. Por lo que la compañía todavía debe demostrar en los próximos años, y así parece, que las inversiones llevadas a cabo se pueden considerar un éxito. Además, el fuerte crecimiento de la gastos ha hecho que prácticamente desaparezca su holgada posición en el Fondo de Maniobra, que se ha reducido un 85% desde 2016.

El lento crecimiento de los beneficios, de tan solo un 1,8% anual, en los últimos cinco años, se puede deber también a que la compañía parece tener problemas para mantener a raya los costes. Por un lado, el incremento de los costes laborales supera el en más de 200 puntos básicos la mejora en las ventas, así mientras los primeros se expandieron un 14,3% entre 2016 y 2018 la facturación lo hizo un 12,2%. Por otro lado, Mercadona no para de inflar alguna de las partidas incluidas en el cajón de sastre que es ‘Otros gastos de Explotación’ que en el mismo periodo se han disparado un 28,4% (lo que señala que algo no termina de arrancar).

Por último, todo lo anterior lleva a que la rentabilidad, medida como beneficios entre fondos propios y más conocida como ROE, que ofrece en la actualidad el negocio sea inferior a la de años anteriores con la excepción de 2017. En concreto, en 2018 alcanzó el 10,6% (una rentabilidad aceptable, pero que por ejemplo es un 60% más pequeño que la de Inditex) frente al 13% de 2016, el 13,9% de 2015 o el 15% que alcanzó en 2013.

MERCADONA, EXPERTA EN MINIMIZAR LOS DAÑOS

Pese a todos los asteriscos que presenta la compañía, apenas transciende dicha situación al gran público. La imagen impoluta de la firma proviene de su capacidad de minimizar los daños con los que convive ayudada por la suma de varios factores: por un lado, la amable opinión que siempre recibe de los medios, por ejemplo, como se ha visto con el caso de los impuestos. Por otro, su estructura familiar que le evita choques por el poder, con las puñaladas y trapos sucios que conllevan (sino que se lo digan al Corte Inglés). Por último, no cotizar en bolsa que le exime de ciertos requisitos.

Mercadona

Entre todas las anteriores, quizás la última sea la más importante debido a que no solo se ahorra enfrentarse al veredicto del mercado en cada momento, sino que ese escarnio se haga público. Al final, como le ha ocurrido a Inditex, los vaivenes bursátiles son señales claras de que las cosas no siempre son perfectas por mucho que se quieran vender así, y las empresas se enfrentan a retos propios o en el sector que afectan a su valor y sus decisiones. Algo que también le ocurre a la valenciana.

Con los datos anteriores, se podría llegar a decir que Mercadona ha perdido en los últimos dos años, merced a su ambicioso plan de inversiones. Así, si se sigue a Shapiro y Gordon la empresa estaría valorada en cerca de 7.100 millones de euros en 2016, mientras que este 2018 ese mismo valor ascendió a 6.600 millones de euros. Dicho de otra manera, el nuevo ambicioso plan de Mercadona le habría hecho perder (si cotizase en bolsa) en torno a un 7% de su valor… ¡quién lo diría leyendo unos cuantos titulares!


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