El Banco de España ha constatado que la demanda de luz y carburantes en España, especialmente de las gasolinas, no se redujo tanto como sería esperable en el primer semestre de este año, a pesar del fuerte incremento en sus precios.
En un informe titulado ‘Un análisis preliminar de la sensibilidad del consumo de energía en España al aumento de su precio’, que incluirá en su próximo informe trimestral de la economía española, la institución destaca que la literatura académica sugiere que la elasticidad precio de la demanda de diésel y de gasolina en el corto plazo en España se encontraría entre el -0,20 y el -0,25, mientras que en un horizonte temporal más dilatado (a partir de 12 meses) esta se situaría entre el -0,7 y el -0,9. Por su parte, considera que la elasticidad de la demanda eléctrica total a su precio se situaría alrededor del -0,2 en el corto plazo y se elevaría hasta el -0,7 en un horizonte de entre 12 y 24 meses.
AUMENTA EL CONSUMO DE LOS CARBURANTES
En lo que se refiere a los carburantes, el informe afirma que, a pesar de su marcado encarecimiento, su consumo en los últimos trimestres no solo no ha descendido, sino que ha aumentado, en particular en el caso de las gasolinas, segmento en el que se concentra el consumo residencial. En este caso concreto, señala que este comportamiento reciente ha podido verse especialmente afectado por los efectos de la pandemia sobre la movilidad, que descendió muy significativamente en 2020 y ha venido recuperándose gradualmente desde entonces.
Por ello, estima que puede ser más apropiado comparar los niveles mensuales de consumo durante el primer semestre de 2022 con los observados en el mismo período de 2019. En este caso, esta comparación sugiere que la demanda de carburantes habría mostrado recientemente una elasticidad precio menor que la estimada históricamente por la literatura académica.
De esta manera, el informe destaca que aunque en el promedio del primer semestre de 2022 los precios de la gasolina y del gasóleo se situaron un 30,9% y un 33,5% por encima, respectivamente, de los niveles registrados durante el mismo período en 2019, el consumo de gasolina en el primer semestre de este año fue un 6,7% superior al de 2019, mientras que el consumo de gasóleo se redujo un 6,5%. No obstante, utilizando una elasticidad de corto plazo del -0,25, estima que la caída en el consumo de estos productos como consecuencia del aumento de los precios debería haberse situado en el entorno del 8%.
ELECTRICIDAD
En el caso de la electricidad, el informe también destaca que su consumo se ha reducido de manera moderada, pese a que el precio medio de la electricidad ha aumentado «muy sensiblemente» desde principios del año pasado. A este respecto, señala que mientras que el precio medio de la electricidad para empresas y hogares ha aumentado muy sensiblemente desde principios de 2021, el consumo de electricidad apenas se ha reducido al caer un 3,7% en comparación con 2019, cuando los estudios académicos esperaban una caída del 6,7%.
El informe del Banco de España considera que este menor descenso del consumo de energía se podría explicar por la expectativa por parte de los hogares y empresas de que los cambios observados en los precios serían temporales, el hecho de que haya habido algunas medidas compensatorias por el lado de las rentas para los colectivos más vulnerables, o la disponibilidad de una importante bolsa de ahorro acumulada durante la fase de mayor incidencia de la pandemia.
Además, en el caso de la electricidad, cree que también podrían haber ayudado a mantener los niveles de consumo una mayor optimización del gasto en función de la tarificación horaria o la mayor demanda de electricidad en el hogar como consecuencia del incremento del teletrabajo. En todo caso, asegura que «aún es pronto» para valorar con precisión la relevancia cuantitativa de cualquiera de estos factores e, incluso, para concluir que ha habido un cambio verdaderamente estructural en cuanto a la sensibilidad precio de la demanda de energía en España.