Agosto se acerca a su fin, y son ya muchos los que se han reincorporado a la rutina después de unas merecidas vacaciones. Es el triste momento del famoso síndrome posvacacional, que describe esa sensación de depresión transitoria que experimentamos en estos días, y que va mucho más allá del fastidio de tener que volver al trabajo. Hay varios factores que influyen en este bajo ánimo, ya que hay que tener en cuenta que hemos pasado varias semanas despertándonos tarde, acostándonos a las tantas, disfrutando de momentos de ocio y relax, pero también de nuevos estímulos y descubrimientos.
De vivir sin noción del tiempo, sin saber ni en qué día vivimos, pasamos a tener que adaptarnos a horarios estrictos, tiempos marcados para cada comida, carreras para no perder el autobús, etc. Además, nos hemos acostumbrado a lo bueno, al más puro hedonismo de hacer lo que el cuerpo nos pide. Y ahora, la responsabilidad exige sacrificios y obligaciones, que pueden reportarnos satisfacciones a medio plazo, pero que no nos hacen tan felices como la vida de vacaciones. ¿Cómo hacer para este golpe de realidad sea más llevadero?
ACTITUD Y NUEVOS PROPÓSITOS PARA DESPUÉS DE LAS VACACIONES
Al volver de vacaciones, como en el resto de la vida, la actitud lo es todo. Ya que no queda otra que retomar la rutina (a menos que nos toque la lotería), lo mejor es no perder demasiada energía en lamentos y hacer todo lo posible por recuperar los hábitos que hemos perdido durante las últimas semanas. Se trata de confeccionar algo similar a una lista de propósitos como la que hacemos en año nuevo, al fin y al cabo también estamos comenzando una nueva etapa. Hemos descansado y recargado pilas, así que es un gran momento para emprender cambios, afrontar nuevos retos, iniciar proyectos con más ganas y empezar de cero, después de un ‘reseteado’ veraniego.
FLEXIBILIDAD
Después de pasarnos varios días o semanas, libres de horarios, volver a un calendario cargado de actividades y tareas puede ser duro. Lo recomendable para que resulte más llevadero, es planificarse una agenda para estructurar nuestro día a día de forma productiva, pero dejando bastantes espacios para el tiempo libre. Poco a poco podemos ir introduciendo más actividades en esos huecos, para ir cogiendo ritmo progresivamente y no agobiarnos con la sensación de que tenemos que pasar de 0 a 100 en un solo día. Ya que hemos vuelto de lo más relajado, nuestra prioridad ahora es mantenernos alejados del estrés todo lo posible.
Por otra parte, hay que tener mente flexible con la agenda, al fin y al cabo hace tiempo que no organizamos nada y aún tenemos la mente de vacaciones. Es normal que en los primeros días vayamos con más calma, se nos olviden cosas y necesitemos más tiempo de lo normal para hacer algunas tareas.
HÁBITOS DE ALIMENTACIÓN DESPUÉS DE VACACIONES
A menudo los hábitos de alimentación se vuelven caóticos durante las vacaciones. Comidas a deshoras, excesos, rutas gastronómicas con muchos sabores nuevos, más alcohol, buffets libres en hoteles, vermuts, tapas, cenas con amigos y familia… Todo invita a disfrutar de la comida de forma un poco desenfrenada, lo que suele dar lugar a unos cuantos kilos de más y a veces a problemas digestivos. Con la vuelta a la rutina es hora de volver a cuidarse
, dejar atrás los dulces , las comidas pesadas y las cervezas. La mejor manera de volver a las buenas costumbres, es hacer una planificación semanal de menús. Eso se puede hacer en un papel o en una pizarra para tenerlo siempre a la vista. También podemos usar alguna app que nos facilita esta tarea como Dommuss, Planifood, LifeSum, Food Planner o eMeals. Algunas incluso crean la lista de la compra en función de los ingredientes necesarios para esos menús.
DEPORTE Y DESCANSO
El ejercicio físico tiene que formar parte de nuestra rutina, y aunque se nos haga cuesta arriba ponernos las zapatillas al volver de vacaciones, es algo que nos puede ayudar muchísimo a que esta reincorporación sea menos dura. Además de recuperar la forma después de tantas horas en la tumbona, el deporte nos ayudará a liberar hormonas como la serotonina y la adrenalina, que nos hacen sentir felices y actúan como un gran antídoto contra la depresión posvacacional. Si además nos marcamos objetivos (realistas y asequibles), se activarán los mecanismos de recompensa, y conseguiremos mantener el hábito en el tiempo.
En cuanto al descanso, recuperar la rutina del sueño puede llevarnos unos días, durante los cuales es probable que tengamos baja energía y nos sintamos poco eficientes. Es fácil que los ciclos del sueño están un poco trastocados, pero es fundamental imponerse un horario estricto a la hora de irse a dormir. El ejercicio diario puede ser de gran ayuda para cansar un poco el cuerpo, así como un rato de meditación a última hora del día. También podemos incrementar el consumo de alimentos que nos ayudan a dormir mejor
COMENZAR ALGO NUEVO
Otro truco para que la vuelta a la rutina sea mucho más agradable, es brindarle al cerebro nuevos estímulos. Así no le obligamos a pasar de la diversión de las vacaciones a las jornadas repetitivas. Así que lo mejor es buscar una nueva actividad que nos guste y si puede ser, que suponga un reto. Puede ser apuntarse a clases de baile, de cerámica, a un club de lectura, de escritura, a un curso de guitarra, de idiomas… En cualquier ciudad encontraremos un montón de propuestas interesantes que nos harán sentir muy bien y nos darán un plus de felicidad y satisfacción.