jueves, 12 diciembre 2024

La jefa de Prisa Audio sale escaldada de la polémica de ‘Estirando el chicle’

El podcast de moda de Prisa anda en horas bajas por la presencia en el programa de la cómica tránsfoba Patricia Sornosa. El premiado y escuchado ‘Estirando el chicle’ decidió recabar la presencia de la polémica humorista sin reparar que su discurso estrella navegaba contra el espíritu del proyecto, el feminismo y el respeto al colectivo LGTBIQ+. 

«El viernes sale el último episodio de ‘Estirando el chicle’. Será un día muy especial. Gracias por tanto. Se os quiere», aseguró María Jesús Espinosa de los Monteros, que poco después rectificó: «A ver, es verdad que Vicky y Carol no se explicaron muy bien… Este viernes se acaba la ‘Summer Edition’ y el 6 de enero de 2023 nueva temporada de ‘Estirando el chicle’, la quinta en Podium Podcast».

IGLESIAS PIDE PERDÓN, COSA QUE NO HICIERON NI EL PROGRAMA NI MARTÍN

Carolina Iglesias, tras varios días de silencio, ha pedido perdón: «Quiero pedir disculpas a la gente que se haya sentido decepcionada, a mi colectivo LGTBIQ+, al que he fallado. Estoy en constante deconstrucción; en mis 29 años me he equivocado muchas veces y de cada error he sacado un aprendizaje. Aunque asusta, esa es la vida y también la profesión que he elegido. El silencio no siempre comunica y mi silencio ha sido fruto del miedo al ver la magnitud de lo ocurrido, que me ha paralizado».

La cómica afirmó que su compañera y ella arrancaron el proyecto «siendo dos pringadas que buscaban su lugar, y así seguiremos siempre. De la mano. Nos caemos, aprendemos y nos levantamos«.

Patricia Sornosa le ha contestado a través de las redes: «Considero que no hay nada malo en ser crítica con el género y estar en contra del sexismo. ¡No hay nada malo en ser feminista! Por eso nunca he escondido lo que pienso. Entonces… si ya saben que soy un error, ¿pa’ qué me invitan?».

EL DEBATE

Algunas voces critican el nefasto fanatismo de parte del mundo Twitter, que decide a quién se debe dar voz y a quién no. Y otras opiniones aseguran que este griterío se debe a lo que generan espacios como el propio ‘Estirando el chicle’, que hace bandera del colectivo LGTBIQ+ con unos argumentos muy sólidos que ahora se les revuelven. Sea como fuere, la salvaje campaña de odio que han sufrido ambas cómicas es injustificable.

Cabe recordar que Patricia Sornosa había escrito tuis basurientos de este nivel: «Ahora si quieres conocer el sexo de tu bebé en las ecografías debes fijarte en cómo mueve las manos, en si pone morritos o si lleva el cordón umbilical como si fuera una diadema o una corbata. Fijarte en los genitales es transfobia» o «Decir ‘soy no binario’ es como decir ‘a mí no me afecta la gravedad. Hay cosas que suceden con independencia de tus caprichos». 

TERF, acrónimo de «trans-exclusionary radical feminist» hace referencia a las feministas que intentan excluir al colectivo trans del feminismo. La cómica Elsa Ruiz asegura que personas como Sornosa «cogen las tácticas del patriarcado más chungo para decidir quiénes son mujeres y quiénes no. Es curioso que mujeres que se consideran feministas compartan el mismo argumentario sobre las personas trans que Vox».

DEFENSA

‘Estirando el chicle’ intentó salir al quite sin admitir error ni pedir disculpas: «Es especialmente importante, y es algo con lo que hemos sido muy claras a lo largo de estos dos años y medio de programa. Nunca en un programa de ‘Estirando el chicle’ ha tenido cabida ningún discurso de odio que atente contra los derechos humanos de ningún colectivo, ni lo tendrá jamás».

Y la propia Victoria Martín mostró su hartazgo: «Estoy recibiendo una cantidad de mensajes de odio que, como persona que lleva muchos años en Internet, jamás había recibido a este nivel. Miles de mensajes de odio, deseando mi muerte, capturas privadas absolutamente manipuladas y sacadas de todo contexto, amenazas de todo tipo, personas escribiendo a las plataformas y marcas con las que desempeño mi trabajo como guionista y cómica para desacreditarme y pedir que me despidan y no vuelvan a trabajar conmigo, personas escribiendo a mi familia y a mi entorno».

«Me siento absolutamente vulnerada, deshumanizada y, la verdad, sin saber muy bien qué hacer ni cuál es la manera de reaccionar a esto. El nivel al que está llegando esto y la virulencia con la que estamos siendo atacadas está rebasando unos límites muy peligrosos», añadió.

PRISA, AL RESCATE

Isabel Valdés en El País analiza «Los cuatro debates feministas que ha abierto el último programa de Estirando el chicle’, afirmando que uno de ellos es el de acoso en redes. La periodista intenta no hacer sangre con el espacio liderado por Martín e Iglesias.

En el mismo medio Patricia Rando sí que se posiciona en favor del podcast en ‘La paradoja de la crisis de estirando el chicle’: «La masa corrió a criticarlas por darle voz a Sornosa —aunque en el programa no hable del tema— porque su podcast se precia de abanderar la causa LGBT, y lo que en un principio podría entenderse como la expresión de un descontento legítimo acabó convertido en un linchamiento que Victoria ha descrito como el peor que ha sufrido», explica.

Y añade: «Según ellos, por el hecho de invitarla, Carolina y Victoria han amparado el discurso tránsfobo, pero la paradoja de esta situación es que, en una especie de profecía autocumplida, si nadie hubiese señalado a Sornosa, es muy probable que su opinión sobre este tema no hubiese tenido ningún eco». 

Sin embargo, el artículo más sorprendente es el de una moralista como Mariola Cubells. La colaboradora de ‘La Ventana’ dice en el HuffPost que le parece «un fracaso absoluto del género humano es la cantidad de mierda en forma de amenazas, insultos, agresiones verbales, exabruptos, que les ha caído a las dos cómicas de Estirando el chicle por esta ¿anécdota?, por este ¿error?.

La valenciana dice que «mientras las lapidan las que supuestamente emiten en la misma frecuencia que ellas, (que no sé si han escuchado el podcast en cuestión, por cierto, diría que no), yo estoy viendo a sus detractores de siempre (esa retahíla de machitos, carcas, etc) sonreír acariciando gatos».


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