Lejos de aprender de lo aparentemente superado en el pasado, los expertos alertan del regreso de un viejo enemigo: las infecciones de transmisión sexual (ITS), que desde hace unos años están experimentando un aumento progresivo, especialmente en población muy joven.
Así se puso de manifiesto en el II Curso de Actualización en Infecciones de Transmisión Sexual, recientemente organizado por la Fundación Jiménez Díaz con el objetivo de “conocer los aspectos más relevantes de las principales ITS en nuestro entorno y las demandas de las personas afectadas, poniendo en común las mejoras y limitaciones de cada uno de los colectivos sanitarios representados para, en definitiva, mejorar la salud sexual de nuestra comunidad”, tal y como explicó el Dr. Miguel Górgolas, jefe asociado de la División de Enfermedades Infecciosas del hospital madrileño.
Y es que, “a la hora del control epidemiológico de estas infecciones, las herramientas de prevención son vitales”, añadió el especialista, apuntando otras estrategias fundamentales en la misma dirección: “El cribado sistemático en colectivos de riesgo, la profilaxis preexposición al VIH, el diagnóstico precoz, el tratamiento inmediato de las personas infectadas, el asesoramiento y la información”.
Asimismo, los expertos reunidos en el curso también señalaron el trabajo conjunto, la coordinación y la comunicación permanente entre Atención Primaria y Atención Especializada, como elementos básicos para mejorar el control de estas infecciones. Una clave a la que el Dr. Alfonso Cabello, adjunto de la División de Enfermedades Infecciosas del hospital, sumó como herramienta fundamental para abordar esta patología con mayor eficacia: “El conocimiento de las ITS más prevalentes de nuestro entorno, las nuevas formas de relacionarse y determinadas conductas de mayor riesgo”.
CAUSAS DEL PROBLEMA
Entre las causas de este repunte de las ITS, el especialista destaca la combinación de una “menor percepción del riesgo de muchas de estas infecciones, una mayor sensación de seguridad y también una falta de información al respecto”, ya que, incide, las principales dudas de los pacientes giran precisamente en torno a este punto: “Falta información en cuanto a la prevención y a los riesgos que conllevan, así como al tratamiento y seguimiento de su abordaje, dónde hacerlo y a qué profesionales sanitarios recurrir para ello”.
Una demanda en la que también insiste Gema Fuensalida, enfermera de la consulta de Enfermedades Infecciosas de la FJD, al subrayar la falta de programas formativos dirigidos a la población, la cual ha perdido el miedo a estas infecciones, especialmente los más jóvenes, que actúan con más desinhibición, y por tanto más riesgo frente a ellas. Esto, unido al hecho de que se trata de enfermedades, en muchas ocasiones, asintomáticas, de las que los pacientes a menudo no son conscientes, las convierte en todo un “problema de salud pública”.
Por su parte, la Dra. Matilde Sánchez, especialista del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Ramón y Cajal, también ahondó en este sentido al analizar la relación actual de hábitos sexuales y tecnológicos de la población. “La forma de relacionarnos ha cambiado debido a las redes sociales, que facilitan la comunicación y el contacto y hacen que las relaciones sexuales también sean más accesibles y fáciles”, dijo.
“Se ha producido una flexibilización de las conductas de los pacientes; de hecho, el uso del preservativo es una práctica extinguida en muchos colectivos”, aseveró por su parte el Dr. Jesús Troya, especialista de la Unidad de VIH del Hospital Universitario Infanta Leonor, apuntando, además, poblaciones especialmente vulnerables frente a las ITS y en las que, si cabe con mayor necesidad que en el resto de la sociedad, es necesario un abordaje integral e insistir en los métodos barrera para la prevención: las mujeres, las personas transgénero y los hombres que tienen sexo con hombres.
El resultado de este escenario arroja una cifra de 375 millones de nuevas ITS al año en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ofrecidos por esta especialista y un “compromiso grave de la calidad de vida de las personas infectadas”.
Una batalla en la que médicos y enfermeras están unidos, y en la que el papel de la Enfermería en la prevención, información y seguimiento resulta especialmente clave, ya que añade mucha cercanía y accesibilidad al trato con el paciente. “Intentamos humanizar la relación con el paciente porque es muy delicado y necesita bastante apoyo psicológico; les facilitamos e insistimos en las herramientas de protección, les instamos a que comuniquen a sus parejas sus problemas de salud y nos ponemos a su disposición en la consulta para cualquier duda”, incide Fuensalida, instando a “informar más y hacer más campaña de prevención”.
Y es que, como apostilla el Dr. Górgolas, “la información y la educación deben ser los ejes sobre los que se establezca la prevención en un futuro”. “El abordaje cercano de la salud sexual y la empatía, tanto del colectivo médico como de la Enfermería, nos ayudarán a profundizar con el paciente en los aspectos más delicados de este tema”, concluyó Górgolas.