El Grupo Prisa ha salido al rescate de dos de sus cómicas estrella, Victoria Martín y Carolina Iglesias, cuya joya ‘Estirando el chicle’ se ha colocado entre los podcast más escuchados, elogiados y premiados desde que se estrenó hace poco más de dos años.
Martín e Iglesias, que han ganado dos «Premios Ondas» y han llenado el Wizink Center, han articulado un saludable podcast feminista que se alejaba de la mediocridad de algunos de sus propios trabajos en conjunto, la webserie ‘Válidas’, y de los intentos de lavado rosas de plataformas como Movistar Plus+ con ‘Las que faltaban’.
VERANO CRUENTO
La simpatía generalizada hacia este dúo de comunicadoras ha tornado en violencia verbal por haber invitado a la cómica tránsfoba Patricia Sornosa, argumento para la campaña de cancelación que está sufriendo ‘Estirando el chicle’.
Algunas voces critican el nefasto fanatismo de parte del mundo Twitter, que decide a quién se debe dar voz y a quién no. Y otras opiniones aseguran que este griterío se debe a lo que generan espacios como el propio ‘Estirando el chicle’, que hace bandera del colectivo LGTBIQ+ con unos argumentos muy duros que ahora se le revuelven. Sea como fuere, la salvaje campaña de odio que han sufrido ambas cómicas es injustificable.
TERF
Patricia Sornosa había escrito tuis basurientos de este nivel: «Ahora si quieres conocer el sexo de tu bebé en las ecografías debes fijarte en cómo mueve las manos, en si pone morritos o si lleva el cordón umbilical como si fuera una diadema o una corbata. Fijarte en los genitales es transfobia» o «Decir ‘soy no binario’ es como decir ‘a mí no me afecta la gravedad. Hay cosas que suceden con independencia de tus caprichos».
TERF, acrónimo de «trans-exclusionary radical feminist» hace referencia a las feministas que intentan excluir al colectivo trans del feminismo. La cómica Elsa Ruiz asegura que personas como Sornosa «cogen las tácticas del patriarcado más chungo para decidir quiénes son mujeres y quiénes no. Es curioso que mujeres que se consideran feministas compartan el mismo argumentario sobre las personas trans que Vox».
DEFENSA
‘Estirando el chicle’ intentó salir al quite sin admitir error ni pedir disculpas: «Es especialmente importante, y es algo con lo que hemos sido muy claras a lo largo de estos dos años y medio de programa. Nunca en un programa de ‘Estirando el chicle’ ha tenido cabida ningún discurso de odio que atente contra los derechos humanos de ningún colectivo, ni lo tendrá jamás».
Y la propia Victoria Martín mostró su hartazgo: «Estoy recibiendo una cantidad de mensajes de odio que, como persona que lleva muchos años en Internet, jamás había recibido a este nivel. Miles de mensajes de odio, deseando mi muerte, capturas privadas absolutamente manipuladas y sacadas de todo contexto, amenazas de todo tipo, personas escribiendo a las plataformas y marcas con las que desempeño mi trabajo como guionista y cómica para desacreditarme y pedir que me despidan y no vuelvan a trabajar conmigo, personas escribiendo a mi familia y a mi entorno».
«Me siento absolutamente vulnerada, deshumanizada y, la verdad, sin saber muy bien qué hacer ni cuál es la manera de reaccionar a esto. El nivel al que está llegando esto y la virulencia con la que estamos siendo atacadas está rebasando unos límites muy peligrosos», añadió.
PRISA, AL RESCATE
Isabel Valdés en El País analiza «Los cuatro debates feministas que ha abierto el último programa de Estirando el chicle’, afirmando que uno de ellos es el de acoso en redes. La periodista intenta no hacer sangre con el espacio liderado por Martín e Iglesias.
En el mismo medio Patricia Rando sí que se posiciona en favor del podcast en ‘La paradoja de la crisis de estirando el chicle’: «La masa corrió a criticarlas por darle voz a Sornosa —aunque en el programa no hable del tema— porque su podcast se precia de abanderar la causa LGBT, y lo que en un principio podría entenderse como la expresión de un descontento legítimo acabó convertido en un linchamiento que Victoria ha descrito como el peor que ha sufrido», explica.
Y añade: «Según ellos, por el hecho de invitarla, Carolina y Victoria han amparado el discurso tránsfobo, pero la paradoja de esta situación es que, en una especie de profecía autocumplida, si nadie hubiese señalado a Sornosa, es muy probable que su opinión sobre este tema no hubiese tenido ningún eco».
Sin embargo, el artículo más sorprendente es el de una moralista como Mariola Cubells. La colaboradora de ‘La Ventana’ dice en el HuffPost que le parece «un fracaso absoluto del género humano es la cantidad de mierda en forma de amenazas, insultos, agresiones verbales, exabruptos, que les ha caído a las dos cómicas de Estirando el chicle por esta ¿anécdota?, por este ¿error?.
La valenciana dice que «mientras las lapidan las que supuestamente emiten en la misma frecuencia que ellas, (que no sé si han escuchado el podcast en cuestión, por cierto, diría que no), yo estoy viendo a sus detractores de siempre (esa retahíla de machitos, carcas, etcétera) sonreír acariciando gatos».