sábado, 23 noviembre 2024

Gasoducto pirenaico, más restricciones en septiembre y la falsa «inflation act» de Biden

Arranca la segunda quincena de agosto con una sensación de incertidumbre que va más allá de la clásica reflexión que todos hacemos en algún momento del periodo estival al pensar en la  próxima temporada laboral. Los calores veraniegos no son capaces de derretir los problemas estructurales que tienen nuestras sociedades y las dudas superan a las certezas porque la información está tan manipulada que es muy difícil extraer conclusiones en virtud de hechos reales. Pero vamos a intentarlo, como hacemos cada semana en este vuelo por la actualidad económica en el que les pedimos que se abrochen los cinturones.

EL PARTO DEL GASODUCTO PIRENAICO

La gran noticia en España es sin duda, la decisión del Gobierno de recuperar el viejo proyecto de conexión energética con Francia mediante la construcción de un nuevo gasoducto por el Pirineo Catalán, el denominado MidCat. Una infraestructura descartada tanto por el ejecutivo español como por el francés desde hace años por su elevado coste y baja rentabilidad que ahora resurge cual ave Fénix porque Alemania lo necesita para llevar el preciado hidrocarburo a su país a través de tierras galas. 

El gasoducto ha pasado de ser un proyecto guardado en un cajón a recibir todos los parabienes de las autoridades europeas, que será financiado con dinero de los contribuyentes a través del famoso RePower EU (nuevo nombre del Green New Deal europeo) Cualquier excusa es buena para destinar fondos públicos, aunque ello implique atacar las bases de la tan cacareada transición ecológica que aspiraba a expulsar al gas de nuestros sistemas de generación eléctrica. Ahora el gas es verde, siempre que no sea ruso, claro.

La ministra española del ramo, Teresa Ribera, considera que esta infraestructura puede estar lista «en ocho o nueve meses», pero sólo en su parte española. Una especie de parto que no va a sacarnos de la ratonera energética en la que nos han metido nuestros burócratas utilizando a Putin como excusa. Tienen que trasladar la impresión de que están trabajando para garantizar el suministro eléctrico pero están haciendo todo lo contrario. 

No en vano en septiembre el Gobierno español aprobará un nuevo plan de racionamientos para reducir el consumo de gas un 7%, que es la exigencia que ha impuesto Bruselas.

MÁS RESTRICCIONES EN SEPTIEMBRE

«Nuestro objetivo es no introducir ninguna restricción ni limitación ni en hogares ni en industria, lo cual no significa que no haya márgenes de eficiencia. Nuestro compromiso se puede cumplir reduciendo consumos que no requieran un gran esfuerzo», dice Ribera. Que cada uno saque sus propias conclusiones, yo he comprado una cuantas mantas zamoranas.

Mientras la inflación sigue su escalada por mucho que los mamporreros de turno insistan en decir que «ha tocado techo». La única razón de que se esté produciendo una moderación de los IPC en los principales países es por el denominado efecto base. Es decir, por la comparación con el mismo periodo del año anterior. 

Porque en realidad la inflación es acumulativa, siempre que el indicador es positivo (superior a cero) implica una perdida de poder adquisitivo que no se recupera. Que el IPC sea del 10,8% interanual, como en España, implica que las familias necesitan aproximadamente un sueldo mensual adicional para mantener su nivel de vida. Esa es la razón de que la demanda interna se resienta, aunque la verdadera caída vendrá en otoño, cuando desaparezca el espejismo estival.

CONTROLAR LA INFLACIÓN GASTANDO MÁS

En Estados Unidos (EEUU) la Casa Blanca ha llevado un paso más allá el uso de la propaganda al lanzar un programa de gasto público con la excusa de controlar la inflación que, en realidad la agravará. Eso sí, garantizará que los empresaurios verdes, sostenibles y resilientes se lleven su correspondiente tajada.

La denominada Inflation Reduction Act, aprobada recientemente por el Senado es una reedición del plan de gasto lanzado por la Administración Biden en 2021, que es una de las causas principales de la escalada de precios en el país norteamericano. Impulsar la demanda con dinero público presiona al alza sobre la inflación, lo cual obliga a la Reserva Federal a ser más agresiva en la subida de tipos. Es la pescadilla que se muerde la cola.

Entonces ¿por qué se aprueba un plan de gasto como este? La respuesta es sencilla: los sondeos indican que el Partido Demócrata puede perder la mayoría en la Cámara de Representantes en las elecciones de noviembre y anuncia una mayor presión fiscal «a los ricos» para «incrementar los servicios sanitarios». ¿Les suena, verdad? 

No se engañen, todo impulso del gasto público se realiza por motivos electorales. La sociedad interpreta que el Gobierno les devuelve parte de lo extraído mediante los impuestos sin ser consciente de que en realidad el dinero va a parar a corporaciones que usan las políticas públicas como cajas registradoras. En este caso con la excusa climática.

Los números no engañan, de los cerca de 740.000 millones de dólares de gasto adicional solo 300 millones irán destinados a subvencionar costes de la sanidad, y el resto se destinará a política públicas relacionadas con la mencionada transición energética. Iberdrola es la empresa española mejor posicionada para obtener una buena porción del pastel, aunque no es la única. ACS, Ferrovial y Acciona también aspiran a recibir su parte. 

SÁNCHEZ ESPERA UN PLANTÓN DEL IBEX

Y es que el IBEX hace ojitos a Joe Biden mientras se encara con Pedro Sánchez, que está pensando en aplazar su tradicional encuentro con los primeros espadas de las multinacionales españolas consciente de que le pueden dar plantón. Todos los años el curso comienza con una reunión –la denominada conferencia económica– en la que el presidente se hace la foto con los principales directivos del selectivo español, pero este año se aplazará usando como excusa la gira iberoamericana que Sánchez tiene programada para principios de septiembre.

Y mientras el Palacio de la Moncloa trabaja en la imagen del presidente, el ministerio de Economía trabaja para ocultar la morosidad de los préstamos ICO debajo de la alfombra. El organismo ha elevado las provisiones para afrontar los impagos ahora que se terminan las moratorias.

Los avales otorgados a través de los diferentes programas habilitados desde marzo de 2020 superan los 100.000 millones de euros y el Banco de España dijo hace tres meses que una cuarta parte están en riesgo de mora. 

Teniendo en cuenta todo esto que les contamos hoy, no es extraño que el consejo que les den los grandes medios de comunicación es que no piensen demasiado, porque cansa. Y además seguramente no sea sostenible. Un estudio publicado en la revista científica Current Biology ha dado la vuelta al mundo en una muestra de cómo determinados mensajes se extienden como la pólvora gracias a la telaraña de intereses mediáticos, económicos y políticos.

LA MENTIRA DEL «HIDRÓGENO VERDE»

La culpa en este caso no es de Putin ni del cambio climático, sino del glutamato. Ahora entendemos por qué Biden está tan cansado. Piensa tanto que no es capaz ni de ponerse la chaqueta.

Para que no les suceda a ustedes lo mismo que al inquilino de la Casa Blanca les recomiendo que no analicen mucho lo que implica el famoso «hidrógeno verde», ese que se extrae mediante electrólisis utilizando agua dulce. Una tecnología que requiere dos elementos (electricidad barata y recursos hídricos abundantes) de los que no disponemos, pero que es defendida por poderosos lobbys en los pasillos gubernamentales.

En cuanto a la agenda económica semanal, conoceremos el dato final de inflación de la eurozona de julio, accederemos a la actas de la última reunión de la Reserva Federal y se harán públicos los datos de producción industrial de julio de China y el dato de PIB del segundo trimestre de la eurozona.

Especial atención también habrá que poner en el índice de confianza empresarial ZEW alemán, que mostrará hasta qué punto hay terror a la campaña invernal. Los caminantes blancos están al acecho, el problema es que los que deberían estar defendiendo el muro trabajan para el enemigo.


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