El ático de la estación de Chamartín vive el mejor momento desde el cierre de la mítica discoteca Macumba. Las fiestas nocturnas han vuelto a hacer acto de presencia gracias a la apertura de Lab Madrid. Detrás de este nuevo espacio siempre ha planeado la figura de Miguel Ángel Flores -condenado por la tragedia del Madrid Arena-, aunque la Dirección siempre ha intentado desvincular su nombre. La música electrónica madrileña vuelve a tener Rey.
El alto de la terminal de trenes ha sido desde la construcción de las zonas comerciales en los años 70 un lugar muy visitado por los madrileños y turistas que se apean en la céntrica terminal de trenes. En 1978, con la inauguración de la sala Macumba, los altos de la estación se convirtieron en uno de los sectores de fiesta más populares de Madrid. La ‘jet set’ de la capital se reunía cada viernes en una sesión llamada ‘élite’ en la que sólo entraba lo más granado de la sociedad.
El auge de este terreno llegó en la década de los 80 con la apertura de una pista de patinaje, un bingo y una sala recreativa. Sin embargo, el cambio de milenio no le sentó nada bien a este espacio de ocio. Al sonado cierre de la pista de patinaje sobre hielo se unieron el de el bingo en 2004, el de los cines en 2007 y el de la joya de la corona, la sala Macumba en 2013.
La pérdida de negocios y lugares de ocio hicieron mella en el aspecto de uno de los lugares de peregrinación para los aficionados a la música electrónica, que llenaban cada fin de semana la discoteca Macumba.
El terreno es propiedad de Adif, gestor de infraestructuras ferroviarias, aunque desde finales del año 2016, es Eurotransac (Grupo Alonso) quien gestiona este espacio. Esta compañía se llevó el concurso del espacio por 7,7 millones de euros, una oferta que superaba las expectativas de Adif que pedía una inversión de 5,5 millones de euros.
La oferta millonaria permite a Eurotransac explotar los locales comerciales por un máximo de 15 años, aunque también le obliga a reformar la fachada comercial. Por último, en el pliego de condiciones se especificaba que las discotecas, gimnasios, hoteles o salas de fiestas quedan excluidas de las posibles actividades que se puedan desarrollar en el ático. Pero tres años después se ha podido comprobar como esta prohibición ha sido orillada por los actuales dueños del terreno. Porque lo cierto es que en la actualidad sí existe una discoteca que vuelve a reinar en la noche electrónica de Madrid. Su nombre ‘Lab Madrid’.
LA FIGURA DE FLORES, UN ESCOLLO PARA LA NUEVA DISCOTECA
La ‘nueva’ Macumba ya no se esconde y se anuncia sin remilgos como «una sala única, un despliegue audiovisual increíble y con la mejor música electrónica«. Atrás ha quedado el primer año y medio desde su inauguración en el que los propietarios de la discoteca intentaban camuflar su actividad con una licencia de restaurante. Un tiempo en el que la visita de la Policía Municipal ha resultado una constante y en el que se ha abierto más de un expediente en el que se informaba de una actividad que no se correspondía con el tipo de licencia de local.
Además, a esta supuesta actividad irregular hay que sumarle la presencia en el proyecto del condenado por el ‘caso Madrid Arena’, Miguel Ángel Flores. Gracias al Grupo Alonso, gestor actual de los terrenos, Flores consiguió el puesto de coordinador de desarrollo del megaproyecto que la compañía tenía pensado para la azotea de la estación de trenes. A pesar de esta vinculación, el Grupo Alonso siempre ha querido desvincular la figura del promotor de la controvertida fiesta de Hallowen que acabó con la vida de cinco jóvenes.
NO ES SÓLO UNA DISCOTECA ELECTRÓNICA
Superado el escollo de la licencia y de las relaciones con Flores, Lab Madrid reina en la noche madrileña como ya lo hiciera Macumba. Además, este nuevo espacio ha añadido un valor a la desparecida meca de la música electrónica: la celebración de eventos privados.
Lab se anuncia como un recinto para llevar a cabo todo tipo de eventos corporativos, presentaciones de marca o cualquier tipo de certamen. «No solo puede adaptarse a cualquier necesidad que se precie sino que también cuenta con un gran equipo tecnológico de última generación que dotará al evento de un atractivo extra con el que se podrá disfrutar de una forma única», afirma en su propia página web.
Además, este tipo de eventos pueden ampliarse, gracias a toda la infraestructura que ofrece MEEU (Madrid Exposiciones y Eventos Urbanos): Rolling Dance & Burger, el restaurante Zielou, Demo, Filme, Centro de Negocios, Ático Urbano y Castellana Sports Club. Porque cabe destacar en este punto que Lab -antigua Macumba- es sólo una parte de todo un superficie de la que se hizo cargo el Grupo Alonso.
UNA INVERSIÓN DE MÁS DE OCHO MILLONES DE EUROS
El proyecto MEEU ha transformado la planta en la que estaba ubicada la discoteca, de 33.000 metros cuadrados, con una inversión de alrededor de ocho millones de euros. En el año 2016, cuando el Grupo Alonso se hizo con la gestión de la superficie explicó que en la antigua Macumba instalaría «un pabellón multiusos y restaurante espectáculo para celebrar eventos, conciertos y sesiones audiovisuales en torno al concepto de ocio total». Pero era sólo una media verdad, porque Lab es a todas luces una discoteca de música electrónica y los más nostálgicos así lo celebran. La noche de Madrid vuelve a tener Rey, con o sin Flores. El retorno de la discoteca entre las discotecas.