El triunvirato: Venezuela, petróleo y Estados Unidos da (y ha dado) una extensa historia de manipulaciones, ambiciones y, sobre todo, suposiciones. La brutal crisis económica que ha experimentado el país latinoamericano en los últimos años, con una caída superior a la que padeció España durante su Guerra Civil, junto a las triquiñuelas autocráticas de Nicolás Maduro, han provocado una revolución en la calle y un autoproclamamiento defendido (y apoyado) por entre otros, Estados Unidos.
La conjunción de ambos de sujetos, Estados Unidos y Venezuela, ha obligado a que el tercero en discordia aparezca: el petróleo. Hasta el punto de convertirse, para muchos, en el principal desencadenante del proceso, olvidando todos los demás detalles. Una de las defensas más férreas que han encontrado una serie de grupos políticos y sus acólitos tanto desde las redes sociales especialmente es la vieja consigna de que ‘Estados Unidos quiere el petróleo venezolano’.
La contracción de la economía de Venezuela ha sido mayor la que padeció España durante su Guerra Civil
De hecho, un reconocido periodista (reconocido y orgulloso comunista) defendía en Twitter que «un resumen de ‘lo de Venezuela’ para despistados» era una imagen en la que Venezuela encabeza el ranking de reservas de petróleo a nivel mundial. Una afirmación que ha calado muy profundo en el imaginario colectivo, pero que hace fruncir el ceño a los profesionales del sector energético.
La historia de las reservas de petróleo en Venezuela oculta tantas aristas y trucos que es difícilmente defendible una vez expuestas todas. Lo primero es dejar claro a qué se refiere el hecho de poseer reservas, y es que no solo es necesario tener petróleo en el subsuelo, sino que también que exista la tecnología necesaria para poder extraerlo y, por supuesto, que sea rentable.
Las reservas de petróleo en Venezuela, que se creen en 300.000 millones de barriles, lleva en el mismo punto durante los últimos ocho años. Ese punto se alcanzó entre 2010 y 2011, curiosamente el año en el que Hugo Chávez perdió la mayoría cualificada en la Asamblea Nacional. La afirmación la corroboró en parte el Servicio Geológico de Estados Unidos que la dio por buena sin entrar en detalles. ‘Aceptamos pulpo como animal de compañía’ vino a decir, esto es que igualó el petróleo recuperable junto con el más viscoso y difícil de extraer.
El hecho de que las reservas apenas se han modificado, pese a que el precio del petróleo ha tenido oscilaciones muy grandes con topes de 120 dólares y mínimos cercanos a los 20 dólares, sorprende si se compara con otros grandes productores. A lo largo de ese periodo, Canadá lo ha subido o bajado más de un 5% en función de los precios, la OPEP en su conjunto también lo ha variado en ese nivel y China las ha reducido hasta un 30%.
La situación geográfica del país, cuyas tres principales zonas de extracción son las cuencas de Guárico, Matorín y Paria están entre las más extensas del país. Además, debido a su viscosidad para extraerlo es necesario mezclarlo con diluyentes como la Nafta, lo que provoca que su producción sea mucho más cara. Aunque no todo el petróleo del país tiene esas características sí es una cantidad importante, ya que al menos 4,5 barriles de cada 10 que se extraen en el país son de este tipo.
Además de ser difícil de extraer, el tipo de petróleo venezolano es de muy baja calidad, lo que influye negativamente en su comercialización. Se trata de un crudo muy pesado y ácido, esto es que contiene mucho azufre, lo que provoca que su refinado sea más difícil y costoso que otros más ‘dulces’ como el WTI o el Brent. Esa característica provoca que con precios bajos en el mercado dichas reservas no contabilicen por su alto coste de tratamiento. De hecho, el canadiense, que es también de los peores, una vez extraído se vende entre 10 y 15 dólares por debajo del precio normal del West Texas para amortizar los costes de transporte y refino.
Por todo ello, los datos que presentan las instituciones oficiales –que no son más que corta pegas de los datos facilitados por los Gobiernos- difieren de otros estudios más realistas y alternativos. Uno de los que más seguimiento ha tenido son los cálculos ofrecidos por la consultora Rystad Energy, que señaló que las reservas realmente recuperables que mantiene el país están por debajo de los 100.000 millones de barriles diarios, una cifra que coincide con los datos que ofrecía el país antes de 2010.
RUSIA ES EL MÁS BENEFICIADO DE LA SITUACIÓN
La crisis provocada por las políticas de Maduro ha tenido como principal consecuencia, más allá del desastre económico, la fuerte reducción en la producción de petróleo del país. De hecho, mientras que en 2015 extraía cerca más de 2,5 millones de barriles al día ahora apenas supera los 1,2 millones, y se espera que para 2019 se sitúe por debajo del millón.
Obviamente, está situación ha beneficiado a los países productores, en especial Rusia y Arabia Saudí, al poder beneficiarse de precios más altos sin tener que reducir ellos su producción y perdiendo ingresos con ello. Así lo señala un informe interno de Bloomberg, que explica que «Rusia y Arabia Saudí han sido las grandes ganadoras con la caída de la producción venezolana, ya que dicho derrumbe ha eliminado más suministro acumulativo de petróleo al mercado global desde 2016 que las reducciones de ambas».
En el caso de Estados Unidos las políticas de Maduro han sido en parte neutrales desde el punto de vista energético. Obviamente, el aumento de precios le ha perjudicado, pero le ha permitido desarrollar su propia industria y convertirse en el segundo mayor productor del mundo a través de la revolución del gas esquisto. Su industria, en especial el grueso de refinadoras que trabajan en el país, han sido las peor paradas por los cortes de suministros aunque han sido parcialmente resueltos gracias al aumento de la producción en Canadá.