Cerca de 1,5 millones de metros cúbicos de agua tratada y 2,3 millones de metros cúbicos de agua potable. Esta es una de las fortalezas de Abengoa en el mercado del agua que quiere potenciar. De ahí que, en su visión para los próximos diez años, apueste decididamente por esta rama debido “a la creciente demanda de agua para uso municipal, industrial y agrícola para impulsar el crecimiento del mercado mundial del agua”.
En su último plan presentado a los mercados, los responsables de la compañía se muestran optimistas, previendo “enormes oportunidades” en el segmento del agua, a la par que confían en el cambio del mix energético, con mayor producción basada en recursos renovables: “Las energías renovables y el gas natural serán las fuentes de energía de más rápido crecimiento en los próximos 20 años”.
Abengoa tiene en mente la opción de presentarse a proyectos por valor de 30.000 millones de euros
Por otro lado, en su ‘punto de mira’ tiene proyectos por valor de 30.000 millones de euros. Eso sí, apuntará más a proyectos de ingeniería llave en mano, dejando en un segundo plano las concesiones. De hecho, Abengoa tiene previsto vender en los nueve primeros meses de este año la planta solar SPP1 en Argelia y el plan de cogeneración A3T en México. Asimismo, en cartera tienen la venta de la planta solar Khi en Sudáfrica en 2022. Una salvedad: la prisión Unidad Punta Rieles, en Uruguay, seguirá siendo de su propiedad durante los próximos diez años.
ABENGOA SE QUITA CADENAS
Durante los últimos tres años, y condicionada por su situación financiera, Abengoa ha estado ‘atada’ a la hora de ofertar por proyectos a los que podría haber optado. Eliminada esta traba, y contar con un objetivo más amplio, a la par que algunos competidores se han quedado por el camino, abre ante la compañía presidida por Gonzalo Urquijo un mercado más amplio.
¿Consecuencia? Prevé triplicar su facturación en la próxima década, pasando de los 1.488 millones de euros estimados para 2019 a los 4.202 millones de euros en 2028. Un salto cuantitativo que no tiene su paralelismo en el ebitda, que solo se incrementará un 30%: de 164 a 295 millones de euros.
Por países, México, Perú y Uruguay ya han completado, o están en proceso de reestructuración local. “Para efectos de generación de flujo de efectivo, estas entidades y Argentina están excluidas del perímetro principal, no hay entradas o salida de efectivo”, apuntan. Entidades que, desde la perspectiva del valor, son monetizables. Brasil, en proceso de reestructuración, se espera que contribuya al flujo de caja en 2020.
En sus previsiones, el flujo operativo de caja se producirá a partir de 2020, la relación entre gastos generales e ingresos disminuirá de manera gradual hasta el objetivo a largo plazo del 3% (han menguado un 70% desde 2015), y continuará con la desinversión en activos considerados no estratégicos.
Para conseguir llevar a buen puerto el plan, Abengoa debe cerrar la reestructuración de la deuda (el 31 de enero finaliza el plazo tras una prórroga), y la posterior emisión de títulos convertibles por cerca de 100 millones más la concesión de una línea de avales por otros 140 millones. ¿Piedras en el camino? Todo está condicionado a un entorno macroeconómico favorable, a la recuperación de la cuota de mercado dejada atrás durante el último trienio, y a que las desinversiones previstas se lleven a cabo en tiempo y plazo.
De momento, Abengoa identifica varias contingencias como el acuerdo alcanzado con el departamento de Energía de estados Unidos, cuyo coste se cifra en 154 millones de euros, así como posibles multas por parte de la Unión Europea en relación al negocio de bioetanol, y por parte de la autoridad de competencia española, en esta ocasión por el negocio ferroviario.