Desde hace un par de años la estabilidad política en España no está bien vista. Legislar se ha convertido en un arte; y tener los apoyos para hacerlo en una misión imposible. Un ejemplo claro es la futura Ley de Cambio Climático, a la que más de uno puede poner diferentes pegas. Así, hace unas semanas -mediante un borrador- se aseguraba que las estaciones de servicio deberían tener puntos de recarga eléctrica. Pero se trataba de un “borrador de un borrador”. A fecha de hoy no está claro cómo se afrontará la problemática que supone -con respecto a la inversión– querer sembrar España de puntos de carga.
Desde la Agrupación Española de Vendedores al por menor de Carburantes y Combustibles (Aevecar) tienen dudas sobre todo lo que rodea al vehículo eléctrico. Su secretario general, Víctor García, asegura a MERCA2 que por ahora no tienen constancia de que la Ley de Cambio Climático esté a punto de salir. Además, cree que “hay cierta controversia entre ministerios, puesto que cada uno quiere sacarlo de una manera”. Esto se debe, argumenta, a que todo el desarrollo normativo tiene implicaciones para industrias y sectores muy diversos, por lo que agradar a todos no debe ser sencillo.
Por lo que respecta a las estaciones de servicio, García recuerda que, pese a la Ley que salga del parlamento, ellos ya intentan adecuarse al socaire de la transición energética e intentan disponer de la mayor cantidad posible de puntos de recarga. Pero recuerda que en estos momentos hay un inconveniente muy grande: la rentabilidad.
Más o menos poner un punto de recarga, solo eso, cuesta entre 20.000 y 30.000 euros. Una acometida bastante importante. Aunque la gran traba es que, pese a los cohetes que suele lanzar el Gobierno, la implementación del vehículo eléctrico está bajo mínimos. Esta semana MERCA2 se hacía eco sobre la gran mentira en cuanto a su desarrollo, y es que apenas dos de cada diez coches de esta tipología que llegan a la calle está en manos de particulares. Esto supone que los puntos de recarga no son la tradicional gasolinera donde el Gobierno quiere que haya. Y aquí empiezan los problemas.
LA TAJADA DE LAS ENERGÉTICAS
De esta transición energética hay un sector que se frota las manos: el de las grandes eléctricas, a las que ahora también hay que sumar las grandes petroleras que quieren meterse en el negocio eléctrico y renovable.
Por lo que respecta a la relación de las eléctricas con las estaciones de servicio, García apunta a que los contratos que se firmarán con ellos para el suministro eléctricos serán “normales y corrientes, donde te cobran el consumo”. Aunque aquí llega la primera piedra. Explica que “si por tener un punto de recarga de 50 kW [el apto para recargas rápidas] me cobran 500€ al mes de término de potencia; y casi va a ser lo que voy a recaudar por el cobro a los clientes, eso quiere decir que las ganancias se la lleva, solamente, la potencia contratada”.
“Si te van a parar 100 coches al mes, y si a cada coche le vas a ganar 3 euros, pues no da ni para pagar el coste de potencia”
Lo único que por ahora les tranquilaza es que no hay previsiones de que las eléctricas tengan “términos extraños” en los contratos, como por ejemplo exclusividades o algo similar. Además, García asume que bastante contentos estarán ya con el aumento que tendrán en su facturación gracias a las estaciones de servicio.
Pese a todo, la relación parece fría entre ambos sectores. A la espera de lo que disponga la Ley, aseguran que tampoco han hablado en exclusiva con las eléctricas. Aunque no les importaría revisar la situación. García vuelve a insistir en que esos 50 kW de potencia son una carga muy importante. “Si te van a parar 100 coches al mes, y si a cada coche le vas a ganar 3 euros, pues no da ni para pagar el coste de potencia”.
En este sentido, recuerda que “los precios son de libre mercado, y que cada uno pondrá los que estime adecuado para su negocio. Lo único es que no se puede vender por debajo de precio de coste”. Lógico.
¿LAS PRESIONES DEL GOBIERNO?
“Las electrolineras son inversiones grandes no rentables, por eso no se hacen de manera masiva”. Aquí entra en juego el pescadillismo. No hay muchos coches eléctricos y por eso cuesta rascarse el bolsillo para invertir en puntos de recarga sabiendo que no es rentable; o porque no hay puntos de recarga la gente tiene reticencias a comprar un vehículo de estas características.
Desde Aevecar son muy claros: “Con las perspectivas de ahora no se pagan ni los gastos”. Por eso, su ritmo inversor se verá afectado por las ayudas que se otorguen, o la propia rentabilidad que vean. Pese a todo no ven que haya una presión directa por parte del Gobierno, aunque estiman que si finalmente la Ley obliga, entonces sí se podrá hablar abiertamente de presiones.
Aunque García vuelve a retornar la pelota al mismo tejado. “Lo claro es que las eléctricas serán las que más ganen, la duda es porque no asumen ellas un papel más activo”. Además, añaden que “el problema del coche eléctrico es que es muy caro, no está al alcance de un español medio”.
Pese a todo, la incertidumbre es lo único claro que hay ahora mismo. Nadie sabe nada, y de lo que se sabe, nada vale.