Las latas de conserva llevan años haciéndonos la vida más fácil, ya que nos permiten almacenar comida perecedera durante mucho tiempo sin que se estropee. De hecho, es un fantástico invento del ser humano, cuya patente se atribuye a un comerciante inglés de apellido Durand. Las personas de cierta edad recordarán que hubo un tiempo en el que las latas iban acompañadas de una especie de llave con una hendidura, en la que se colocaba una punta que sobresalía de la lata y se giraba sobre sí misma para ir enrollando la tapa.
1EL SISTEMA ABREFÁCIL NO SIEMPRE ES FÁCIL
Después, este sistema se cambió por el actual abrefácil de anilla, que sí, es fácil, pero también es más frágil y nos ha dado muchos quebraderos de cabeza. ¿Quién no se ha quedado con la anilla en la mano? Cuando esto ocurre, la opción que queda es recurrir al abrelatas, sin embargo, puede ser que no tengamos esta herramienta a mano, bien porque estamos fuera de casa o porque simplemente no disponemos de este utensilio en ese momento.