El asfalto de nuestras carreteras y ciudades está plagado de mensajes silenciosos, de indicaciones que a menudo pasamos por alto en la vorágine del día a día al volante. Y es precisamente esa falta de atención la que puede acarrear una desagradable sorpresa, porque ignorar ciertas marcas viales horizontales puede suponer una dolorosa multa de hasta 200 euros, una sanción que muchos conductores desconocen poder recibir por algo tan aparentemente trivial como una línea pintada en el suelo. Son las señales ‘invisibles’, esas que no están en un poste vertical pero que tienen exactamente la misma validez legal y cuyo incumplimiento se paga caro.
La rutina al volante, las prisas o simplemente el desconocimiento hacen que no siempre prestemos la debida atención a la pintura que delimita carriles, zonas prohibidas o pasos para viandantes. Creemos que solo las señales verticales o los semáforos dictan las normas de circulación, olvidando que el propio pavimento es un libro abierto de reglas que debemos saber interpretar, ya que su correcta lectura es fundamental para garantizar no solo nuestra seguridad sino la de todos los usuarios de la vía. El problema es que estas marcas, a veces desgastadas por el uso y las inclemencias del tiempo, se vuelven casi fantasmales, pero su autoridad, y la posibilidad de recibir una sanción económica por no respetarlas, sigue intacta ante los ojos de la Dirección General de Tráfico y los agentes de movilidad.
2LÍNEAS CONTINUAS Y CEBREADOS: LAS FRONTERAS QUE NO DEBES CRUZAR

Las líneas longitudinales continuas son, quizás, una de las marcas viales más conocidas y, paradójicamente, una de las que más sanciones acumulan por su incumplimiento. Ya sea una línea simple o doble, su mensaje es inequívoco: está terminantemente prohibido atravesarla o circular sobre ella, lo que implica la imposibilidad de realizar adelantamientos, cambios de sentido o giros a la izquierda donde esta señalización esté presente. Suelen ubicarse en tramos de visibilidad reducida, curvas peligrosas, cambios de rasante o aproximaciones a intersecciones complejas, precisamente para evitar maniobras arriesgadas que pongan en peligro la seguridad vial, y su vulneración acarrea una importante multa.
Junto a las líneas continuas, encontramos los cebreados o zonas excluidas al tráfico, esas áreas marcadas con franjas blancas oblicuas y paralelas, delimitadas normalmente por una línea continua. Estas marcas indican una zona de la calzada por la que no se debe circular, detenerse ni estacionar bajo ningún concepto, salvo en circunstancias muy excepcionales y justificadas, como una emergencia que obligue a la inmovilización del vehículo. Su función es separar flujos de tráfico, servir de guía en bifurcaciones o proteger isletas y obstáculos. Invadir un cebreado sin causa justificada no solo es peligroso, sino que también está tipificado como infracción grave, susceptible de ser sancionada con una multa.