sábado, 26 abril 2025

Estafan a Lolita Flores: no aguanta más tiempo callada y ha confesado la verdad

Lolita Flores no ha podido aguantar más tiempo en silencio. Harta de que su imagen y su nombre se vean utilizados para fines completamente ajenos a su voluntad y a sus valores, la cantante, actriz y figura pública ha decidido tomar la palabra y denunciar públicamente una estafa que ha cruzado los límites de lo aceptable. A través de sus redes sociales, Lolita ha compartido con sus seguidores el desconcierto, la frustración y la indignación que le ha provocado descubrir que unos estafadores están suplantando su identidad para promocionar un supuesto tratamiento milagroso contra la artrosis y la artritis, sin ningún tipo de respaldo médico ni autorización legal. Un fraude que no solo vulnera su imagen personal, sino que además juega con la buena fe de quienes, confiando en ella, podrían verse tentados a comprar un producto completamente falso.

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Lolita Flores ha hablado muy claro

La alerta ha saltado en plataformas digitales, donde comenzaron a circular mensajes, anuncios y contenidos promocionales en los que se afirmaba —de forma totalmente inventada— que Lolita Flores recomendaba un spray para aliviar los dolores articulares, una propuesta comercial presentada como solución definitiva para la artrosis y la artritis. Todo ello acompañado de imágenes suyas, titulares manipulados y fragmentos de vídeos sacados de contexto, en una maniobra clásica pero sumamente peligrosa: aprovechar el prestigio de personajes conocidos para vender productos fraudulentos. Este tipo de prácticas son tristemente habituales en el entorno digital, donde miles de personas —especialmente mayores o más vulnerables— son blanco fácil de este tipo de engaños. En este caso, los estafadores confiaban en la popularidad de Lolita para generar una falsa sensación de confianza y credibilidad.

Lejos de mirar hacia otro lado, la hija de Lola Flores ha optado por plantarse y dejar clara su postura. Desde el interior de un taxi, circulando por las calles de Madrid, ha grabado un vídeo que no ha tardado en viralizarse. En él, con tono firme y visiblemente molesta, lanza un mensaje directo a sus seguidores y a todo aquel que haya visto su rostro en esos anuncios falsos: “Hola, soy Lolita Flores y estoy en un taxi por Madrid, pero me llaman para decirme que estoy anunciando un spray para la artrosis o la artritis. Es mentira. Yo no tengo TikTok. Lo único que yo digo es en Instagram y, a veces, en Facebook. Nada más”. No se trata solo de desmentir la promoción del producto, sino de advertir sobre un método cada vez más extendido en redes, en el que se suplanta la identidad de celebridades para estafar económicamente a ciudadanos de buena fe.

En el texto que acompaña al vídeo, Lolita se muestra aún más tajante. Cansada, pero determinada, lanza un mensaje claro: “Hasta las narices de que utilicen mi imagen y mi voz, ya basta. Solo tengo Instagram y Facebook, ya está bien”. Su enfado es comprensible. Más allá del uso indebido de su imagen pública, lo que más parece dolerle es el hecho de que se utilice su figura para vender esperanzas falsas a personas que, probablemente, padecen dolencias reales y buscan soluciones eficaces. Esa manipulación emocional, ese aprovechamiento del sufrimiento ajeno, es lo que ha terminado por motivarla a romper el silencio y actuar.

Pese a la gravedad de los hechos, Lolita ha confesado que, de momento, no tiene previsto acudir a la comisaría para presentar una denuncia formal. Una decisión que responde, en parte, a la impotencia que siente frente a una situación que no es nueva en su vida. Según ha explicado, ya ha tenido que enviar numerosos burofaxes en ocasiones anteriores para frenar otros intentos de utilizar su nombre sin permiso. “Ya más burofax no puedo mandar”, decía entre la resignación y la ironía, dejando ver hasta qué punto esta dinámica se ha repetido con frecuencia en los últimos años. Sin embargo, aunque por ahora no haya iniciado acciones legales, no descarta que se investigue a los responsables y que, finalmente, se haga justicia.

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