Lydia Lozano está viviendo uno de los momentos más dolorosos de su vida. La periodista, visiblemente rota por la pérdida, ha reaparecido este miércoles 23 de abril para dar el último adiós a su madre, Sol Hernández, que ha fallecido a los 96 años de edad. Ha sido alrededor de las tres y media de la tarde cuando ha llegado al tanatorio de La Paz, en Madrid, acompañada por su inseparable marido, Charly, y por su hermana. Con el rostro descompuesto, oculto tras unas grandes gafas de sol que no lograban disimular sus lágrimas, Lydia apenas podía contener la emoción al reencontrarse con compañeros de profesión y amigos que se acercaban a ofrecerle su apoyo en este duro trance. Aunque acostumbrada a las cámaras, esta vez su fragilidad era absoluta, y cada palabra que pronunciaba reflejaba el desgarro de quien ha perdido a una de las personas más importantes de su vida.
2Lydia Lozano está muy afectada

A lo largo de la jornada, Lydia ha intentado atender, con la serenidad que le permite el dolor, tanto a los trámites necesarios como a los gestos de cariño que ha recibido por parte de amigos, familiares y compañeros del medio. En un breve momento, salió a hablar de nuevo con los periodistas para agradecer el respeto y explicar que debía atender a su hermana antes de volver. Incluso en su estado de vulnerabilidad, no ha perdido su esencia: la de una mujer profundamente emocional, que no teme mostrarse tal como es, ni siquiera en los momentos más amargos. Su honestidad, su humanidad y su forma de afrontar el duelo con la dignidad de quien ama sin condiciones han conmovido a quienes la conocen de cerca y a quienes solo la han visto a través de una pantalla.
La pérdida de Sol Hernández deja un vacío imposible de llenar en la vida de Lydia Lozano, quien en repetidas ocasiones ha afirmado que su madre era su referente, su apoyo y su refugio. Esta despedida, tan íntima como inevitable, marca un antes y un después para una mujer que, aunque ha vivido expuesta al escrutinio público durante décadas, nunca ha dejado de ser una hija profundamente unida a la figura materna. Su testimonio en este día de luto ha sido breve, desgarrador y real, y deja claro que, más allá del personaje televisivo, hay una mujer rota que acaba de decir adiós a su mayor amor.