Lydia Lozano está atravesando uno de los momentos más dolorosos de su vida tras recibir la noticia del fallecimiento de su madre, Sol Hernández, a los 95 años de edad. Conocida por su sensibilidad y su capacidad de emocionarse en televisión, esta vez el dolor es real y profundo, ajeno a los focos y los platós. El fallecimiento de su madre ha supuesto un golpe devastador para la periodista, que mantenía una estrechísima relación con ella y que siempre ha hablado con ternura y admiración de la figura materna que la acompañó durante toda su vida. La pérdida le ha sorprendido lejos de casa, concretamente en Barcelona, ciudad a la que había viajado para participar en los actos del día de Sant Jordi, una de las fechas culturales más destacadas del calendario. Su presencia en Cataluña respondía a un compromiso profesional, pero ese viaje ha quedado marcado por la tristeza tras recibir una llamada que cambió por completo el rumbo de su jornada.
2El silencio de Lydia Lozano

Aunque Lydia no ha querido hacer declaraciones públicas en las primeras horas tras la tragedia, se espera que en los próximos días reciba el apoyo de compañeros, amigos y seguidores que siempre han estado pendientes de su trayectoria. El mundo de la televisión, tan cercano y al mismo tiempo tan impersonal, ha sido testigo del carácter fuerte y a la vez frágil de una mujer que ha sabido defender su lugar en un entorno a veces hostil. Ahora, ese carácter se pone a prueba fuera de las cámaras, en la vida real, donde el duelo es íntimo y las lágrimas no necesitan justificación.
La figura de su madre era también conocida entre los seguidores más fieles de Lydia, que en varias entrevistas había contado anécdotas de su infancia, de cómo su madre influía en sus decisiones o incluso de los consejos que le daba para afrontar la presión mediática. Sol Hernández era, además, una mujer discreta, alejada por completo del foco mediático pese a la exposición pública de su hija. A lo largo de los años, se convirtió en un símbolo de estabilidad emocional para Lydia, que ahora deberá aprender a vivir sin esa presencia, sin esa voz al otro lado del teléfono, sin esa mirada que siempre la comprendía.
El fallecimiento ha provocado una oleada de mensajes de cariño en redes sociales, tanto de anónimos como de rostros conocidos del mundo del espectáculo. Compañeros de profesión han querido transmitirle su apoyo en este trance, recordando la importancia del vínculo entre madre e hija, y destacando la entereza que Lydia siempre ha demostrado ante las adversidades. Aunque es pronto para saber cuándo retomará sus compromisos profesionales, lo cierto es que, por el momento, la periodista solo piensa en despedir como se merece a la mujer que le dio la vida. Una despedida que, sin duda, será profundamente sentida por todos los que la conocen y la quieren.