jueves, 24 abril 2025

Este ajuste en tu cuenta de Google impide que escuchen tus conversaciones privadas: sí, te escuchan

Vivimos rodeados de tecnología que nos facilita la vida de maneras que hace unas décadas parecerían ciencia ficción. Los teléfonos inteligentes se han convertido en extensiones de nuestro propio ser, y los asistentes de voz, en compañeros casi omnipresentes que responden a nuestras preguntas, gestionan nuestras agendas o ponen nuestra música favorita con una simple orden verbal; sin embargo, esta comodidad tiene un precio que no siempre es evidente, y que afecta directamente a nuestra privacidad más íntima. La sombra de la sospecha planea sobre si estos dispositivos nos escuchan más de lo que deberían, una preocupación que lejos de ser paranoia, tiene una base muy real en la configuración de nuestras propias cuentas.

Publicidad

La cuestión fundamental que muchos usuarios se plantean es hasta qué punto llega esa escucha y si es posible limitarla sin renunciar por completo a las ventajas de estos asistentes. La respuesta, afortunadamente, es afirmativa, pero requiere una acción consciente por nuestra parte para revisar y ajustar ciertos parámetros en las tripas de nuestra configuración. Existe un ajuste específico, a menudo desconocido o ignorado por la mayoría, que permite a las grandes tecnológicas almacenar fragmentos de nuestras conversaciones, incluso aquellas que creemos privadas y que no iban dirigidas explícitamente al asistente. Poner coto a esta práctica es más sencillo de lo que parece y esencial para recuperar una parcela de control sobre nuestra intimidad digital.

1
EL MICRÓFONO SIEMPRE ABIERTO: ¿PARANOIA O REALIDAD TECNOLÓGICA?

Fuente Freepik

La idea de que un dispositivo electrónico pueda estar registrando nuestras conversaciones privadas suena a argumento de película distópica, pero la tecnología detrás de los asistentes de voz como el de Google funciona precisamente sobre esa base. Para que puedan responder al comando de activación, como el famoso «Ok Google», necesitan mantener los micrófonos en un estado de escucha activa constante, procesando el audio ambiental en busca de esa secuencia de palabras clave específica. Este proceso se realiza localmente en el dispositivo en la mayoría de los casos, pero la línea entre la escucha local y el envío de datos a servidores externos puede ser más fina de lo que pensamos, especialmente cuando se producen activaciones accidentales.

El problema real surge no tanto de la escucha constante para detectar la palabra clave, sino de lo que ocurre inmediatamente antes y después de una activación, sea esta intencionada o no. A veces, el asistente puede malinterpretar una palabra o un ruido como el comando de activación, comenzando a grabar lo que se dice a continuación y enviándolo a los servidores para su procesamiento. Es en estos registros donde pueden colarse fragmentos de conversaciones personales que nunca tuvimos intención de compartir con Google, generando una comprensible inquietud sobre quién tiene acceso a esa información y con qué fines se utiliza.

Atrás

Publicidad