La finca Valle Salvaje es un caldero de tensiones donde las pasiones humanas se estrellan como truenos en la tormenta. Aquello que comenzó como un intento de Leonardo para redimir su comportamiento ante los Gálvez de Aguirre se ha tornado en un campo de batalla, de ahí que la vivencia física y la emocional amenacen con devorar todo a su paso.
El encargado de la finca se desploma rendido, como víctima del cansancio y de la desesperación, mientras que, en las tinieblas, otros personajes comenzarán a ir tejiendo las propias, Rafael, tirante entre la lealtad que debe a su padre y con la compasión creciente que siente hacia Leonardo, asumiendo el reto cara a cara que le enfrenta a José Luis.
3CONFIDENCIAS PELIGROSAS

No busca amigas Úrsula, busca piezas. Cada conversación mantenida con Victoria está medida, cada sonrisa es una jugada en un tablero que no se ve. «Pobre Leonardo, de verdad, no hay quien sufra así», susurró Úrsula, simular la compasión que no sentía mientras observaba la reacción de Victoria. Pero en realidad lo que buscaba era saber hasta dónde llegaba la lealtad de Bárbara hacia su familia. Isabel, desde su lugar de observación, lo veía todo, sabe que Úrsula no tiene a nadie de su lado, solo intereses.
Victoria, incrédula por la tensión que había en la finca, cayó en la trampa de pensar que tenía una confidente. «A veces pienso que José Luis se pasa», confesó sin saber que esas declaraciones concluirían siendo la munición que Úrsula guardaría para cuando llegase el momento necesario. Isabel, al percibir la conversación que se desarrolla a su alrededor, siente un escalofrío porque entiende que esa información no se quedará en el aire.
Valle Salvaje es un lugar en el que a veces es más adecuado dejar que las serpientes se devoren entre ellas, y eso es lo que pasado el tiempo intentará hacer Isabel. Por su parte, Úrsula ya ha dejado diseñando su siguiente golpe. No desea ser una simple espectadora; desea actuar, influir, manipular, decidir.
«Todo se trata de paciencia», reflexiona para sí misma mientras observa a Victoria de una forma dulzona, como si de un gato cazando una pequeña ave se tratara. Pero Isabel también está esperando su oportunidad. En esta partida de máscaras, no se trata de quién es más hábil en mentir, sino de quién está dispuesta a sacrificar más. Y justo en esta partida Úrsula podría estar no valorando a su mayor competidor.