miércoles, 23 abril 2025

‘La Promesa’: Adriano y Catalina pillados ‘in fraganti’

En La Promesa, la tensión llega a su clímax en un capítulo donde el amor se enfrenta a los convencionalismos, las verdades ocultas emergen a la superficie y el peligro ramifica en cualquier rincón. El capítulo del miércoles 23 de abril es el primer episodio que marca un antes y un después de la historia de la hacienda, en el que las revelaciones derribarán las bases fundamentales.

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Curro, el vaquero de buen corazón, decide arriesgarlo todo por amor, mientras que Adriano, experimentando la consecuencia de sus audacias. En un lugar donde las apariencias lo son todo, la verdad siempre acaba abriéndose paso, aunque ello cueste vidas en su camino.

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UN AMOR EN CONTRA DE LA SOCIEDAD

'La Promesa': Adriano y Catalina pillados 'in fraganti'
Fuente: RTVE

Ya sin miedos, Curro despliega sus sentimientos en una declaración que conmoverá incluso a los más escépticos espectadores de La Promesa. El vaquero se desnuda ante Ángela: expresa su amor, pero también su vulnerabilidad, pues es conocedor de las diferencias sociales que hay entre ellos, que son un pozo muy profundo. «No quiero vivir más mentiras» indica, en cada palabra, su forma de retar a un sistema que siempre lo ha considerado inferior.

Pero la realidad, dura, lo es. En La Promesa, el estatus arrastra más que los sentimientos, y Curro todavía tiene que pelear mucho. Si Ángela puede considerarlo, hay muchas más cuestiones: los prejuicios de la época, la oposición de su familia y, en consecuencia, la sombra de Jana, cuya muerte sigue sin resolverse. Este amor tan puro como complicado es el modo de rebelarse ante una sociedad que anhela separarlos.

Además, un descubrimiento fortuito puede interrumpir cualquier esperanza. La identificación de Rufino de la Merced, el experto en venenos, en la lista de invitados de Lorenzo no resulta fortuito. Para Curro, es una señal: el asesino de Jana puede que esté más cerca de lo que creía.

La reacción que tenga Ángela será la definitiva; si ella reacciona frente a Curro de la misma manera, los dos no solo se enfrentarán a los rumores, que para entonces ya estarán muy añejos, sino también a la sombra de un posible asesino que camina libremente por el palacio. ¿Está dispuesta a asumir el riesgo de perderlo todo por lo que, para la gran mayoría, sería un amor imposible? O bien, pronto cederá ante la presión social que la acosa.

El peligro no solo se encuentra en los rumores; puede acechar también a través de las sombras. Rufino no invita a miedos y tensiones. Su presencia sugiere que alguien en La Promesa todavía se encuentra moviendo hilos en la penumbra. Si Curro no acomete tal acción con precaución, la justicia que intenta alcanzar puede costarle él también su felicidad, y su vida. Y la tensión es intolerable, y, cada mirada, cada susurro de pasillo, adquiere un siniestro significado.

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