Después de unos días de descanso… ¿quién no ha deseado que las vacaciones nunca se acaben? La vuelta al trabajo suele ser uno de esos momentos en los que el estrés se acumula y parece que la rutina no nos va a dejar respirar. Sin embargo, con algunos pequeños cambios en la manera en que afrontamos el regreso, ¡puede que no sea tan horrible!
El truco está en empezar con calma, no precipitarse. Si te preparas bien y tomas los primeros días con una actitud relajada, es probable que el regreso al trabajo no te cause tanto desgaste. A veces solo es cuestión de mirar las cosas desde otra perspectiva…
2Establece prioridades para la semana

¡Lo peor que puedes hacer al regresar es intentar abarcar todo! En vez de lanzarte de cabeza a resolver todos los pendientes de una vez, es mejor establecer tus prioridades. Haz una lista, identifica lo urgente y lo menos urgente, y empieza con lo que más necesita tu atención.
Recuerda, no es una carrera. Si as abordando cada tarea con calma, organizando tu tiempo, no solo evitarás el caos, sino que la vuelta al trabajo se convertirá en algo mucho más controlable. ¡Lo importante es ir paso a paso!